Ver para creer: una de las plantas más venenosas del mundo es comestible, y si la tocas el dolor puede durar años
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Las hojas de esta planta en forma de corazón y su apariencia inofensiva ocultan un mecanismo de defensa que ha dejado cicatrices físicas y psicológicas en quienes han tenido la desgracia de rozarla.
El sufrimiento que provoca esta especie vegetal puede prolongarse durante meses o incluso años. Lo más desconcertante es que, pese a ser una de las más venenosas del mundo, también produce un fruto que puede comerse si se manipula con cuidado.
Gympie-gympie: una de las plantas más venenosas del mundo
La Dendrocnide moroides, conocida popularmente como gympie-gympie, es un arbusto originario del este de Australia y de algunas zonas de Indonesia y Malasia. Los pueblos originarios Gubbi Gubbi ya le temían y bautizaron con ese nombre a una planta que puede alcanzar los tres metros de altura y que está cubierta por pelos urticantes.
Según el blog de la Biblioteca Estatal de Queensland cada uno de esos diminutos filamentos actúa como una aguja hipodérmica. Al entrar en contacto con la piel, se incrustan y liberan una toxina que produce un dolor descrito como «insoportable». La intensidad del ardor aumenta durante los primeros 30 minutos y puede requerir atención médica urgente.
Paradójicamente, la misma planta ofrece pequeños frutos comestibles, de aspecto similar a moras rosadas, siempre que se retire previamente el vello urticante que los recubre. Algunas aves y mamíferos han aprendido a consumirlos sin sufrir daños, lo que refuerza la extraña dualidad de esta especie.
Gympietides: las toxinas que explican por qué el dolor dura años
Durante años, los científicos no lograban explicar por qué el dolor causado por la Dendrocnide moroides era tan duradero. Se sospechó de compuestos comunes como la histamina o la acetilcolina, pero no bastaban para justificar la magnitud del sufrimiento.
La respuesta llegó en 2020, cuando los investigadores identificaron una nueva familia de péptidos a los que llamaron gympietides. Según señala La Brújula Verde, estas moléculas guardan similitudes con las toxinas de los caracoles cono y se caracterizan por su gran estabilidad química.
Esa resistencia molecular es lo que permite que el dolor persista durante meses y se reactive con estímulos tan simples como ducharse con agua fría.
Efectos secundarios del gympie-gympie: un veneno que se propaga por el aire
El riesgo no se limita al contacto directo. Los tricomas son tan livianos que pueden desprenderse y permanecer suspendidos en el aire. La entomóloga Marina Hurley, que estudió la planta durante años, desarrolló alergias severas sólo por inhalar esas partículas microscópicas, padeciendo estornudos, lagrimeo e incluso problemas respiratorios.
Cómo tratar el dolor causado por una de las plantas más venenosas del mundo
Las medidas para aliviar el dolor incluyen aplicar cera depilatoria o cinta adhesiva sobre la piel, en un intento de retirar los tricomas. Las comunidades indígenas Kuku Yalanji recurrían a preparados tradicionales elaborados con raíces o frutos, aunque rara vez lograban una extracción completa.
Los médicos modernos utilizan anestésicos locales o ácidos diluidos, pero la eficacia es limitada y los síntomas suelen reaparecer.
Lo cierto es que incluso las hojas secas conservan su toxicidad durante décadas. Por eso, ante esta planta, la recomendación sigue siendo la misma que transmitieron los pueblos originarios australianos: mantener la distancia y no subestimarla.
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