Naturaleza
Especies invasoras

Un pescador de 21 años atrapa en el Ebro un monstruoso ejemplar de 2.44 metros de un pez invasor que arrasa con todo

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

El mundo animal está lleno de criaturas que permanecen ocultas en las profundidades. A veces pasan años sin que nadie repare en ellas, hasta que alguien se topa de frente con una. Eso es justo lo que ha pasado en el Ebro, donde un joven pescador ha capturado un pez invasor gigantesco que parece sacado de otro tiempo.

Lo peor de este caso no es sólo el tamaño del animal, que roza los dos metros y medio, sino la especie a la que pertenece: un depredador voraz que está desequilibrando los ecosistemas fluviales en España.

Capturan un pez invasor que arrasa con todo y mide 2,44 metros

José Manuel Martínez Tello tiene 21 años y es de Altura, en Castellón. El pasado fin de semana logró sacar del Ebro un siluro descomunal, de 2,44 metros y más de 100 kilos. Lo pescó en el embalse de Mequinenza, en Zaragoza, tras una batalla que duró más de media hora y que casi le cuesta una caída al agua.

Según recoge la revista Jara y Sedal, Martínez se puso en contacto con ellos para compartir las imágenes del pez y contar lo vivido. «Íbamos buscando siluros grandes, de dos metros. Pero claro, no esperábamos uno así. De dos cuarenta y cuatro… es una locura», reconoce.

La pelea empezó desde un pato (una embarcación neumática pequeña) y no tardó en volverse complicada. El pez tiraba con tal fuerza que casi vuelca la barca varias veces. «Me arrastraba para arriba, para abajo, no podía controlarlo», cuenta José Manuel en Jara y Sedal. Al ver que la situación se desbordaba, se arrimaron a la orilla para rematar allí. Entre el forcejeo en el agua y el remate desde tierra, fueron unos 30 minutos de esfuerzo sin pausa.

Cómo es el animal invasor que se extiende por España

El siluro no es nuevo en España, pero cada vez da más problemas. Se introdujo en 1974 en el Ebro para la pesca deportiva. Desde entonces, su expansión ha sido imparable. Es una especie sin depredadores naturales, y con una gran capacidad de reproducción.

En España, los siluros se concentran sobre todo en el río Ebro (con presencia destacada en el embalse de Mequinenza), pero también se han asentado en el Tajo, el Segre, el Tiétar, el Guadalquivir y en embalses como los de Valdecañas y Alcántara.

Pueden alcanzar los tres metros y superar los 100 kilos. Tienen una boca enorme y un olfato muy fino gracias a unos barbillones que usan para detectar a sus presas. Se alimentan de lo que encuentren: peces, ranas, aves, incluso pequeños mamíferos si se acercan a la orilla.

Por la noche, que es cuando más activos están, arrasan con todo. El problema es que este comportamiento ha hecho que peces autóctonos como el barbo o la boga hayan caído.

El siluro figura en el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras del MITECO, lo que obliga a eliminarlo. Aun así, su avance continúa, impulsado tanto por su resistencia como por quienes lo trasladan de forma ilegal. Esta captura deja claro lo que se esconde en las profundidades y casi nadie quiere ver.