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Tu perro no te chupa porque te quiera, la razón te va a dejar sin palabras: lo dice una experta

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los perros tienen una forma de comunicarse con nosotros que muchas veces pasa desapercibida o se malinterpreta. Como seres humanos, tendemos a proyectar nuestras emociones y formas de entender el mundo sobre ellos, interpretando sus gestos y comportamientos como si fueran personas. Uno de los ejemplos más habituales es cuando un perro nos chupa. Lo habitual es pensar que ese gesto significa amor. Pero ¿y si no fuera así?

Detrás de un gesto aparentemente simple puede esconderse un mensaje más complejo. Así lo explica Alba Fernández, educadora canina especializada en comportamiento animal, quien asegura que este tipo de comportamiento a menudo revela señales de estrés, preocupación o incomodidad. Aprender a leer correctamente el lenguaje corporal de nuestro perro no sólo nos permite comprender mejor lo que intenta decirnos, sino también construir una relación más sana, equilibrada y basada en el respeto mutuo.

¿Qué quiere decir el perro cuando nos chupa?

Uno de los errores más frecuentes que cometen los dueños de mascotas es interpretar las acciones de sus perros desde una óptica  humana. Queremos pensar que nuestros peludos sienten lo mismo que nosotros, de la misma forma, y por eso damos por sentado que si nos lamen es porque nos aman con locura. Pero los perros no piensan ni se comportan como nosotros, y eso es precisamente lo que los hace tan especiales.

Alba Fernández, que lleva años estudiando el comportamiento canino, destaca que cuando el perro nos chupa no siempre es una muestra de afecto. En muchos casos, el animal intenta expresar algo que le preocupa o le genera incertidumbre. Lo hace para calmar el ambiente, para buscar seguridad o simplemente para intentar regular una situación que les resulta incómoda.

Lamidos: mucho más que besos perrunos

Aunque en ciertas ocasiones un perro te puede chupar como muestra de cariño, el mensaje también puede ser otro. Los lamidos son una herramienta comunicativa, y como tal, su significado puede variar según el contexto, el estado emocional del perro y la relación que tenga con la persona.

La educadora canina explica que este comportamiento puede surgir por nerviosismo, estrés o necesidad de calmar tensiones. Por ejemplo, si hay un ambiente muy agitado, con gritos, niños corriendo o movimientos bruscos, el perro puede empezar a lamer a quienes lo rodean como una forma de decir: «esto me incomoda», o «esto me preocupa».

¿Y si te lame la mano? 

Un ejemplo revelador que menciona Alba es el de ofrecerle la mano al perro para ver cómo reacciona. Si el animal se limita a olerla, probablemente está evaluando si es segura. Pero si empieza a lamerla de forma insistente, podría estar mostrando inseguridad. Esto rompe totalmente con la idea de que chupar equivale a demostrar afecto incondicional.

El contexto lo es todo

Los perros no se comunican mediante palabras, pero sí a través de un lenguaje corporal y gestual extremadamente rico y sofisticado. Para interpretar correctamente un lamido, hay que tener en cuenta el entorno: ¿es un momento de tranquilidad? ¿O hay estímulos estresantes cerca? ¿Lo hace sólo contigo o también con otros? ¿Es algo ocasional o repetitivo?

Si un perro lame constantemente, podría ser un indicador de ansiedad o una necesidad de calmarse a sí mismo. Este comportamiento es conocido como «señal de apaciguamiento», y no sólo lo hacen hacia los humanos, sino también hacia otros perros o incluso hacia objetos.

La base de una relación sana con cualquier animal es el respeto. Y ese respeto parte del entendimiento. Aprender a leer el lenguaje corporal de nuestro perro no solo previene malentendidos, sino que mejora enormemente su calidad de vida y fortalece el vínculo con nosotros.

Muchos problemas de conducta, explica Alba, tienen su origen en que los humanos no saben interpretar (o directamente ignoran) las señales del perro. Desde un simple lamido hasta un movimiento repetitivo o un cambio en la postura, todo dice algo. Y si aprendemos a escuchar con los ojos, podremos ofrecerle a nuestro perro una convivencia más equilibrada, segura y adaptada a sus necesidades.

Por ejemplo, un bostezo no siempre indica que el perro está cansado; con frecuencia, es una señal de estrés o un intento de calmar el ambiente. Del mismo modo, cuando se lame el hocico repetidamente, puede estar expresando incomodidad o nerviosismo. Otro gesto habitual es cuando gira la cabeza o evita la mirada directa, lo cual suele ser una forma pacífica de decir que no quiere conflictos.

Si se sacude el cuerpo sin haber estado mojado, probablemente está liberando tensión o ansiedad acumulada. Incluso el agacharse con las orejas hacia atrás, que a veces se interpreta como juego o sumisión, puede reflejar miedo o inseguridad. Aprender a reconocer estas señales es clave para comprender el estado emocional de nuestro perro y evitar situaciones que lo incomoden o lo desborden. Observar con atención es la mejor forma de respetarlos.