Éstas son las veces que debes sacar a pasear a tu gato, según un veterinario
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En los últimos años, la convivencia con animales domésticos se ha transformado en un fenómeno social en constante crecimiento. Cada vez son más las personas que integran a sus mascotas como miembros plenos del hogar, compartiendo con ellos el día a día. En este contexto, ha surgido un nuevo hábito que ha generado tanto interés como controversia: sacar a pasear al gato con correa, como si fueran perros. Aunque a simple vista pueda parecer una práctica inocente e incluso beneficiosa, lo cierto es que ha generado un profundo debate entre expertos en comportamiento animal.
El veterinario Víctor Algra, conocido por su participación en espacios televisivos, ha dado su opinión sobre este tema. Recientemente, ha explicado que, aunque los gatos están ganando terreno como animales de compañía, equipararlos con los perros en cuanto a necesidades y hábitos puede ser un grave error. Su mensaje es claro: no todos los gatos deben salir a la calle, y hacerlo sin considerar su naturaleza puede tener consecuencias negativas para su bienestar.
¿Es necesario sacar a pasear al gato?
En primer lugar, Algra señala que los gatos y los perros no cumplen el mismo rol. Mientras los canes están más acostumbrados a los espacios abiertos, la socialización y el contacto con otros seres humanos o animales, los felinos tienden a ser más reservados, territoriales e independientes. La calle, con sus ruidos, olores y estímulos impredecibles, puede convertirse en un entorno hostil para muchos gatos, generándoles estrés y ansiedad.
A pesar de esto, el veterinario no cierra la puerta a esta práctica de forma tajante. Reconoce que existen gatos curiosos o con un carácter explorador que pueden beneficiarse de los paseos al aire libre. Sin embargo, advierte que este tipo de experiencias deben estar muy controladas y adaptadas a cada animal. No se trata simplemente de ponerle una correa y salir al parque, sino de evaluar previamente si el gato está preparado para afrontar esa experiencia sin sufrir.
Una de las claves para saber si un gato está listo para salir a la calle es observar su comportamiento en casa. Si se muestra curioso ante la puerta, mira por las ventanas con atención, o reacciona con tranquilidad ante nuevos estímulos, podría beneficiarse de los paseos. Pero si, por el contrario, es miedoso, se asusta con facilidad ante ruidos o cambios, lo más recomendable es evitar exponerlo a un entorno impredecible.
En cualquier caso, Algra subraya la importancia de introducir el arnés y la correa de forma gradual, dentro del entorno seguro del hogar. El objetivo es que el gato lo asocie con algo positivo y no como una amenaza. Sólo cuando se sienta completamente cómodo, podríamos intentar un primer paseo, siempre en zonas tranquilas, alejadas del tráfico y del bullicio. «En estos paseos, los que mandan son ellos», señala el veterinario, insistiendo en que nunca debemos forzarles a caminar ni arrastrarlos.
El error que muchas personas cometen, según el experto, es proyectar sobre sus mascotas deseos o necesidades humanas. Nos puede parecer adorable ver a un gato paseando con correa, pero es fundamental preguntarse si eso es realmente beneficioso para él. En este sentido, el veterinario recuerda que el bienestar del animal debe estar siempre por encima de la estética o la tendencia del momento.
También hay que tener en cuenta la seguridad del gato. Aunque esté acostumbrado al arnés, estos animales conservan instintos de huida muy marcados. Por lo tanto, un sonido fuerte o un movimiento inesperado puede desencadenar una reacción de pánico, con consecuencias peligrosas si el arnés no está bien colocado.
A largo plazo, y siempre que se realice correctamente, sacar a pasear a un gato puede convertirse en una experiencia enriquecedora tanto para el animal como para su dueño. El contacto con la naturaleza, el ejercicio físico y la estimulación mental que suponen estos paseos pueden ayudar a prevenir problemas de comportamiento y a fortalecer el vínculo entre humano y felino.
En definitiva, pasear a un gato es una decisión que requiere observación, comprensión y compromiso con el bienestar del animal. Como bien explica Víctor Algra, no todos los gatos están hechos para salir a la calle, y eso no les hace menos felices ni menos completos como mascotas. Lo importante es respetar su naturaleza, conocer sus límites y actuar siempre en función de lo que ellos necesitan, no de lo que nosotros deseamos.
La tendencia a humanizar a los animales puede llevarnos a decisiones equivocadas. No todos los gestos de cuidado son adecuados para todas las especies. Por eso, antes de dejarnos llevar por lo que vemos en redes sociales o por lo que hacen otros dueños, conviene detenerse y preguntarse: ¿esto es lo mejor para mi gato?
En el caso de los paseos, la respuesta dependerá siempre del anima. Hay gatos que los disfrutan y otros que los sufren. La clave está en aprender a escuchar, observar y respetar su individualidad.
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