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Alerta por las bolsas negras que cuelgan de los árboles de Madrid: qué son y por qué no debes acercarte

Las bolsas negras que cuelgan de varios árboles en Madrid tienen una clara intención: evitar una plaga

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Si has paseado esta primavera por alguno de los parques de Madrid, seguro que te habrás encantado con la belleza de estos. Esta es la temporada ideal para descubrir los árboles en flor y los muchos colores que ofrece la naturaleza en los parques. Sin embargo también es posible que hayas visto que algunos árboles de Madrid tienen una especie de bolsas negras colgando. ¿A qué se debe?, ¿Quién las ha puesto?, ¿Qué significan?.

Muchos pueden confundir estas bolsas negras en los árboles de los parques de Madrid, con basura o residuos que alguien ha dejado por descuido, pero nada más lejos de la realidad. Estas misteriosas bolsas cumplen una función crucial en la lucha contra una plaga peligrosa y cada vez más extendida: la oruga procesionaria del pino. Se trata entonces de unas trampas que no son agresivas en sí mismas, pero lo que contienen sí puede representar un serio problema para la salud de personas y animales. De este modo, han sido diseñadas para capturar a estos insectos durante un momento clave de su ciclo biológico, evitando así que completen su desarrollo y protegiendo tanto al arbolado urbano como a quienes disfrutan de las zonas verdes de la ciudad.. Pero ojo: no conviene acercarse demasiado a estas trampas ni manipularlas, especialmente si no se sabe con certeza lo que hay dentro. Te explicamos por qué.

¿Qué son las bolsas negras que cuelgan de los árboles de Madrid?

Las bolsas negras que puedes observar en ciertos árboles de Madrid no son residuos ni adornos, sino parte de lo que se conoce como anillos perimetrales creados con el fin de capturar a la oruga procesionaria del pino cuando comienza a descender. De este modo, se colocan alrededor del tronco de los árboles para interceptar a las orugas procesionarias justo cuando bajan en busca de tierra donde enterrarse y continuar su ciclo vital.

Una vez que las orugas quedan atrapadas en estas trampas, el calor del sol contribuye a secarlas, impidiendo que lleguen al suelo. Este sistema logra romper el ciclo biológico de la plaga sin necesidad de utilizar pesticidas ni productos químicos, lo que lo convierte en una solución eficaz y respetuosa con el medio ambiente.

La plaga de la oruga procesionaria del pino

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es un insecto que afecta principalmente a los pinos y cedros. Su ciclo vital comienza en verano, cuando la mariposa adulta deposita sus huevos en las hojas del árbol. A partir de septiembre, eclosionan las orugas, que forman los característicos nidos blancos (conocidos como bolsones) en las ramas y se alimentan del árbol durante todo el invierno.

A medida que crecen, estas orugas desarrollan unos pelos microscópicos extremadamente urticantes que pueden desprenderse y propagarse por el viento. El simple contacto con ellos puede causar reacciones alérgicas, irritaciones en la piel, ojos o vías respiratorias, tanto en humanos como en animales domésticos. El momento más crítico se produce cuando descienden por el tronco, en formación de procesión, para enterrarse y transformarse en crisálidas. Esta fase suele ocurrir entre febrero y marzo, aunque cada vez es más frecuente verlas antes, debido al cambio climático.

Por qué no debes acercarte a ellas

Aunque las bolsas negras no representan un peligro directo, sí lo hace su contenido. Las orugas que contienen mantienen sus pelos urticantes incluso después de morir, por lo que el simple hecho de manipular las trampas, tocarlas sin protección o permitir que niños o mascotas se acerquen, puede provocar serias reacciones alérgicas. Entre los síntomas más habituales están la urticaria, la inflamación ocular, dificultades respiratorias y, en casos graves, reacciones sistémicas.

El Ayuntamiento de Madrid ha advertido especialmente del riesgo que corren los niños pequeños y los animales de compañía, ya que su curiosidad natural puede llevarles a entrar en contacto con las orugas sin saber el daño que pueden causar.

Por eso, las autoridades recomiendan no acercarse a las bolsas negras ni a los bolsones blancos en los árboles, no intentar retirarlos por cuenta propia y contactar con los servicios municipales en caso de detectar su presencia en espacios públicos.

Qué puedes hacer si ves bolsas negras o procesionarias

La mejor contribución que pueden hacer los ciudadanos es no intervenir directamente y actuar con precaución. En concreto, las recomendaciones son:

La expansión de la procesionaria está estrechamente ligada a la subida de las temperaturas. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, esta plaga está empezando a afectar a zonas donde antes no era común, lo que obliga a las autoridades a adaptar sus estrategias de control año tras año.