Juegos Olímpicos
Juegos Olímpicos de París

Nadal supera su debut en solitario y se cita con Djokovic en París

Nadal superó en tres sets a Fucsovics en un exigente debut olímpico

El público francés se volvió a entregar al tenista español sin condiciones

Calendario del torneo olímpico de tenis

Rafa Nadal y Novak Djokovic, los dos tenistas más laureados de la historia, se enfrentarán en los Juegos Olímpicos de París. Solo quedaba la confirmación oficial, que llegó este domingo con la trabajada victoria del español frente al húngaro Marton Fucsovics. El español todavía no ha dicho su última palabra en su pista favorita. Habrá duelo de leyendas por un puesto en octavos de final.

No habían pasado ni 20 horas de su exitoso debut en dobles con Carlos Alcaraz cuando Nadal volvía salir a la pista Philippe Chatrier bajo otra inmensa ovación. Nunca se sabe cuándo va a ser su último partido en la pista que más gloria le ha dado en su carrera… Y desde bien pronto dejó claro que no sería este duelo frente al número 83 del ranking mundial, al que nunca antes se había enfrentado.

Atrás quedaban las dudas que él mismo había plantado sobre su participación en el cuadro de individuales. Rafa salía a la pista decidido a resolver por la vía rápida, a gastar las menores energías posibles porque sabe que va a necesitar cada gramo de fuerza en este exigentísimo doble reto olímpico que se ha puesto por delante.

Desde la primera jugada, las sensaciones eran sensiblemente mejores a las mostradas en Bastad en su último torneo individual hasta la fecha. No solo es que le funcionara su juego agresivo y cometiera menos fallos, sino que también mostraba una movilidad sobresaliente y muy esperanzadora de cara al resto de los Juegos Olímpicos. Y cuando está así es inabordable para un rival como Fucsovics. El balear puso el 3-0 de salida y en apenas media hora ya tenía el primer set en el zurrón concediendo un solitario juego al húngaro.

Pero el rodillo se detuvo en seco en el segundo set, donde Nadal perdió toda la chispa que desprendía por arrobas. Perdió mucho poderío al resto y también lo hizo al servicio ante un adversario que había tomado el camino contrario, pasando de la cuesta arriba a un cómodo deslizarse cuesta abajo en el partido. El marcador fue igual de gráfico que al inicio del choque, pero con distinto dominador: 3-0 para el magiar. Adiós a un hipotético paseo militar.

Superado este corto e intenso chaparrón, Nadal fue cosiendo sus heridas poco a poco, con esa tenacidad que siempre le ha caracterizado y que necesita más que nunca en este ocaso de su carrera. Volvió a equilibrar el juego y frenó la ferocidad de un Fucsovics que, si moría, quería hacerlo matando.

La vieja fórmula de Nadal

Y entonces se llevó al mágico decimosexto juego de la tarde. Con 5-3 para el húngaro, Nadal se llevó punto larguísimo y precioso que hizo levantarse al público de sus asientos como en los viejos tiempos. El ‘break’  de supervivencia era suyo, pero la alegría le duró poco. En el siguiente juego, el húngaro le devolvió la rotura de servicio aprovechando una dejada defectuosa del manacorí y alargó el partido hasta el tercer set.

El público tenía todo lo que quería: un partido igualado y puntazos esporádicos de Nadal para vibrar. Al pobre Fucsovics apenas le animaban cuatro compatriotas desperdigados por las gradas, más allá de algún gran golpe que también era aplaudido con justicia. Pero la pista entera gritaba el nombre de su ídolo en cada momento de duda. Nadal desperdició dos puntos de ‘break’ en el primer juego de este parcial decisivo y otros dos en el tercero, antes de levantar un 0-40 en el cuarto.

Con 2-2, dio un paso adelante y dio la dentellada que llevaba un buen rato rondando, confirmanda acto seguido con su saque para ponerse 4-2 arriba. Tenía el partido agarrado por la garganta y no lo pensaba soltar frente a un rival más joven, pero que parecía más cansado. Tras una traicionera doble falta que pudo costarle cara, Nadal sacó a pasear la derecha y cerró el partido a lo grande.