Juegos Olímpicos
Juegos Olímpicos: Boxeo

Una boxeadora italiana abandona su sueño olímpico a los 46 segundos tras recibir una paliza de un trans

Angela Carini no quiso seguir peleando contra una atleta trans en los Juegos Olímpicos

A los 46 segundos abandonó su combate frente a la argelina Khelif con la nariz rota y llorando

La italiana se negó a darle la mano a su rival

  • Francisco Rabadán
  • PARÍS
  • Enviado especial
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

La boxeadora italiana Angela Carini decidió abandonar su combate en la categoría de -66 de kg de boxeo olímpico frente a la luchadora trans argelina Imane Khelif a los 46 segundos en los Juegos Olímpicos. «Golpea demasiado fuerte, no está bien», dijo la púgil a su entrenador segundos antes de abandonar el combate con la nariz rota.

Hay que recordar que Khelif fue descalificada del campeonato mundial de 2023 horas antes de disputar la final del evento tras no pasar un análisis de elegibilidad de género al tener cromosomas XY y por sus altos niveles de testosterona, por lo que su presencia en París se ha convertido en un tema cuanto menos controvertido.

Carini decidió tirar la toalla después de que los golpes de su rival le descolocasen hasta en dos ocasiones su careta protectora. La italiana se negó a darle la mano a la argelina trans y se marchó llorando del cuadrilátero tras ver frustrado su sueño olímpico por una atleta que evidentemente no compite en igualdad de condiciones.

La italiana especificó que uno de los primeros golpes que recibió en el combate le causó una enorme hemorragia que terminó en fractura nasal y a partir de entonces decidió que lo mejor era no continuar para no hacerse más daño. «Nunca me habían pegado tan fuerte en mi vida», dijo Carini tras el combate. Khelif no bajó la intensidad de sus golpes hasta que vio que su rival se daba por vencida.

Carini descartó que su retirada tuviese algo que ver con un acto deliberado o un mensaje político, sino que fue fruto del dolor que tenía en la nariz. «Para mí, no es una derrota. Para mí, cuando subes esas cuerdas, ya eres una guerrera, ya eres una ganadora. No soy yo la que hace las normas, depende del Comité Olímpico Internacional juzgar. Salgo con la cabeza en alto y con el corazón roto», dijo.