Puigdemont maniobró para intentar colocar a catalanes independentistas en puestos clave de la ONU
Carles Puigdemont y Artur Mas impusieron como prioridad al Departamento de Asuntos Exteriores de la Generalitat ganarse el favor de altos cargos del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) para que avalaran el proceso de independencia de Cataluña y el referéndum ilegal del 1-O.
Este fue también uno de los principales objetivos del contrato que el Diplocat firmó con el lobby norteamericano Independent Diplomat (ID), que cobró 1,4 millones de euros de la Generalitat para crear un clima de opinión internacional favorable a la independencia de Cataluña.
Ahora, el «grupo de trabajo sobre Detenciones Arbitrarias» del mismo Comité de Derechos Humanos de la ONU ha dictado una polémica resolución en la que exige al Gobierno español que ponga en libertad a Oriol Junqueras y los Jordis, ignorando que tal decisión compete exclusivamente a los magistrados del Tribunal Supremo.
El «embajador» de la Generalitat en Estados Unidos, Andrew Davis, remitió al conseller Raül Romeva en 2017 un informe en el que mostraba su preocupación por el nombramiento de una embajadora de la Misión Permanente de España ante la ONU como nueva asesora de este organismo internacional.
El plan del «embajador» en Nueva York
El nombramiento, advertía Andrew Davis, “dificultará aún más el acceso de esta delegación a los foros de Naciones Unidas como ya hemos reiterado en numerosas ocasiones”. En su informe, el delegado de la Generalitat en Nueva York (al que Puigdemont puso un sueldo de 131.214 dólares anuales) recomendaba maniobrar para colocar a catalanes independentistas en puestos clave de la ONU.
El documento firmado por Davis, al que ha tenido acceso el Tribunal de Cuentas, señala que es primordial «tener catalanes que ocupen altos cargos en esta organización y que velen por los intereses nacionales de Cataluña. Hoy en día, es la Misión de España quien se encarga de esta tarea y, por tanto, se debería valorar la posibilidad de colaborar para promocionar a los catalanes dentro del organismo”.
Es decir, proponía puentear al Gobierno español, colocando a personalidades afines al movimiento separatista en organismos clave de las Nacionales Unidas, para lograr que este organismo internacional avale el proceso de independencia. En buena medida, la Generalitat logró este objetivo final utilizando ilegalmente dinero público.
En su contrato, que costó 1,4 millones de euros públicos, el lobby norteamericano Independent Diplomat (ID) se comprometió a facilitar a la Generalitat informes periódicos de «inteligencia sobre las opiniones de personas e instituciones como la Unión Europea (UE) y la ONU, dar orientación sobre la estrategia que permitirá a Cataluña dominar y dar forma a la reacción internacional a sus elecciones políticas y ayudarle a responder eficazmente a las críticas, especialmente desde Madrid». El lobby ID presumía de tener una larga experiencia internacional en procesos de independencia y autodeterminación.
Desde 2014 (bajo la Presidencia de Artur Mas), esta empresa concertó varios encuentros entre altos cargos de la Generalitat con los relatores del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, además de con congresistas de Estados Unidos y parlamentarios de casi todos los países de la UE. Los mismos que ahora han mostrado su apoyo a Carles Puigdemont después de que huyera de España escondido en el maletero del coche y protegido por varios Mossos d’Esquadra.
Como ha informado OKDIARIO, un año antes del referéndum del 1-O Carles Puigdemont firmó en Ginebra un «memorándum de entendimiento» por el que la Generalitat se comprometía a financiar con 100.000 euros al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Ya en aquel momento, el principal interlocutor de la Generalitat con este organismo era –gracias a la mediación del lobby Independent Diplomat (ID)– el relator de la ONU Alfred de Zayas, que ha realizado multitud de declaraciones públicas a favor de los golpistas de la Generalitat.
Ganarse el favor de los relatores
El Tribunal de Cuentas ha detectado ahora numerosas irregularidades en la tramitación de aquel convenio firmado por Puigdemont. Entre otras cuestiones, la Generalitat no tenía competencias para firmar este «tratado internacional», ya que los interlocutores de la ONU son los Estados miembros, no sus gobiernos regionales.
El propio abogado internacional que Puigdemont y Junqueras han contratado para internacionalizar su causa, Ben Emmerson, fue entre 2011 y 2017 relator especial de Naciones Unidas sobre derechos humanos y la lucha contra el terrorismo, por lo que mantiene excelentes contactos con los miembros del «grupo de trabajo» de la ONU que ahora reclaman la puesta en libertad del líder de ERC y los Jordis. Con anterioridad, Emmerson ha sido abogado de yihadistas como el clérigo Abu Qatada al-Filistini y criminales de guerra como el cuñado del dictador Muamar el Gadafi, Abdullah Senussi.
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