Investigación
Cartas bomba

El jubilado de las cartas bomba compró en Amazon el material para fabricar los explosivos

  • Luis Miguel Montero/ Ángel Moya

Pompeyo González, el jubilado de Miranda de Ebro (Burgos) que mandó seis cartas bomba a Pedro Sánchez, Margarita Robles, la embajada de Ucrania y otras organizaciones compró los materiales para fabricar los sobres incendiarios en Amazon. Ese fue el primer y grave error que cometió este hombre de 74 años, comunista convencido a la vieja usanza, pero no el único.

El jubilado adquirió nitrato potásico puro online, también en Amazon compró la tornillería, brocas, cable con mecha, interruptores, bombillas, filamentos de cobre, bombillas y hasta las pegatinas autoadhesivas donde escribía el destinatario de los sobres que por cierto compró en cantidad de 25 en la web sobres.es. Sabía cómo hacer daño mezclando todos estos materiales y poniéndolos dentro de un sobre. En la seguridad de que no le iban a atrapar nunca, también compró reglas para hacer caligrafía, de ahí la perfección de su letra. Todas las compras las realizó en el mes de noviembre. La primera carta llegó el 24 de noviembre.

Además, la Policía cruzó durante semanas las direcciones IP de las páginas web de los organismos que recibieron las cartas, Presidencia del Gobierno, Ministerio de Defensa, base de la OTAN en Torrejón, embajada de Ucrania… y en todas aparecían conexiones realizadas desde una misma IP, la de Pompeyo, porque buscaba las direcciones postales en esa página web. Esa IP resultó ser la misma desde la que se realizaron compras en Amazon.

Seguramente el jubilado nunca pensó que la Policía llegaría tan pronto a él, pero lo cierto es que los agentes de la Brigada de Información desplazados desde Madrid llevaban varios días vigilando su domicilio, un modesto piso de 42 metros cuadrados en Miranda de Ebro. Hasta la mañana de este miércoles cuando decidieron intervenir en la calle para evitar posibles trampas incendiarias en el domicilio. 

El jubilado que envió todas las cartas bomba tenía dos pósters de La Pasionaria en el dormitorio. Comunista, defensor de ETA y rendido admirador de Dolores Ibarruri La Pasionaria. Pompeyo González, guardaba todo esto y más en su vivienda de Miranda de Ebro que ha sido registrada hasta el último centímetro por la Policía. Tras el registro se cae el mito del unabomber ultraderechista para dar paso a la realidad: el arrestado es un nostálgico del comunismo y punto.

Se confirma, por tanto, que Pompeyo González Pascual, sin antecedentes penales, no era un simple jubilado que le dio por hacer una gamberrada. En su casa los agentes de la Brigada de Información encontraron, además de un póster de la Pasionaria, varios ejemplares de Gramma, el periódico oficial del Partido Comunista Cubano y recortes de prensa que ensalzaban a la banda terrorista ETA. Entre sus libros un ejemplar de El Capital de Karl Marx.

El detenido prestará declaración en una causa por terrorismo ante la Audiencia Nacional el próximo viernes y es, según sus vecinos, un hombre reservado, había sido funcionario en el Ayuntamiento de Vitoria hasta 2013, cuando se jubiló. Antes había aprobado una oposición en Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud. Incluso hay entre sus vecinos quienes sostienen que el hombre habría sido enterrador durante una temporada, pero OKDIARIO no ha podido confirmar este extremo. Lo que sus vecinos no sabían de ese silencioso y tranquilo jubilado que salía poco de su casa es que fuera un nostálgico de la Unión Soviética y tan comprometido con la guerra de Putin en Ucrania, pero a favor de Rusia.

Nadie se imaginaba que el presunto ultraderechista con ‘conexiones con los servicios secretos rusos’, como publicó un diario norteamericano este lunes, era en realidad este jubilado de 74 años, comunista convencido, y muy activo en las redes, según los investigadores que lo han rastreado.

El registro se ha producido desde primeras horas de esta mañana en su reducido piso de poco más de 40 metros cuadrados, donde se apretaban policías de la Brigada de Información, de la unidad canina, especialistas del Tedax y toda la comitiva judicial. La intervención policial terminaba con el registro del altillo propiedad del arrestado, que ha asistido a toda la diligencia con una calma extraordinaria que solo rompió para pedir un inocente vaso de agua.