Investigación

Pujol: «Hay que concienciar al pueblo de la necesidad de tener más hijos para preservar nuestra identidad»

Jordi Pujol Soley trazó en 1990 el plan hacia la independencia que incluía el adoctrinamiento político en las escuelas, la manipulación de la historia, la fabricación de mitos nacionales y el discurso del victimismo para justificar las reivindicación de ruptura con España.

El documento original del «Programa 2000», aprobado por Pujol en agosto de 1990, insta a fomentar el «memorial de agravios» para presentar a Cataluña como «una nación discriminada que no puede desarrollar libremente su potencial cultural y económico», pese a gozar de las mayores cotas de autogobierno de su historia.

No en vano, el discurso del victimismo ha sido una pieza más eficaz de la propaganda independentista. A través de mitos históricos como el de la «derrota de 1714», sobre el que se ha construido la fiesta de la Diada, y en el terreno económico para denunciar el supuesto déficit de inversiones del Estado en Cataluña, basado en la manipulación de las cifras de las balanzas fiscales.

Con criterios propios del nacionalsocialismo, el «Programa 2000» aprobado por Pujol habla abiertamente de moldear la «personalidad catalana» para «fortalecer a nuestro pueblo: ser más cultos, más modernos, más cívicos, más solidarios, más europeos, amor al trabajo, gusto por la labor bien hecha, constatación de las raíces, vigencia de los valores cristianos…) de acuerdo con los desafíos del mundo actual».

Se ponían así las primeras piedras del actual discurso supremacista, que presenta a los catalanes como un pueblo con valores muy elevados, frente al resto de españoles perezosos, atrasados y con «taras en el ADN», como sostiene Quim Torra.

El propio Jordi Pujol Soley ya había ensayado todos estos tópicos en una obra publicada en 1958 (La inmigración, problema y esperanza de Cataluña), en la que escribió: «El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido, un hombre poco hecho que hace cientos de años que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual (…) Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña».

En el apartado titulado «Pensamiento», el «Programa 2000» apunta otra estrategia en el camino a la independencia: «Divulgación de la historia y del hecho nacional catalán. Difusión de los hechos cruciales de nuestra historia y de nuestros personajes históricos, y de la aportación del pueblo catalán a la cultura y la ciencia europeas. Fomento de las fiestas populares, tradiciones, costumbres y trasfondo mítico».

El propio Jordi Pujol instauró la fiesta de la Diada para alimentar el principal mito del independentismo en torno al aniversario de 1714: el de la supuesta pérdida de libertades de Cataluña (en realidad, privilegios cuasifeudales de las clases acomodadas) a raíz de la disputa dinástica entre Felipe V y el archiduque Carlos de la Casa de Austria.

Por su parte, distintos ayuntamientos gobernados por ERC se han encargado de promocionar las actividades del Institut Nova Història (INH), cuyos «investigadores» sostiene que Miguel de Cervantes, Marco Polo, Leonardo da Vinci, William Shakespeare, Santa Teresa, Erasmo de Rótterdam, Copérnico, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Lope de Vega y Garcilaso de la Vega eran catalanes.