Santos prevé liberar presos terroristas del ELN para nombrarlos «gestores de paz» en Colombia
Las negociaciones del Gobierno colombiano con el autodenominado Ejército de Liberación Nacional no van a ser tan sencillas como podría imaginarse. La segunda guerrilla del país se considera a sí misma un movimiento político levantado en armas, por lo que pretende poner sobre la mesa cambios legislativos si Juan Manuel Santos quiere conseguir su desmovilización y acercase al concepto de «paz completa» que no deja de repetir ante cualquier micrófono que se le acerque. En todo caso, su Gobierno prevé liberar «hasta 500 presos» del grupo terrorista para que actúen de «facilitadores» y «gestores de paz». Así lo ha anunciado este martes el arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve, uno de los mediadores en la negociación.
Monsalve ya predijo la semana pasada que «Colombia va a tener en breve una noticia trascendente». Y se refería, probablemente, a este anuncio. Si se confirma, sería la respuesta de Santos a lo que los analistas han calificado como «gestos» del ELN en las últimas semanas. En realidad, lo que han hecho los terroristas es ceder a la presión y liberar a al menos tres de los civiles secuestrados que mantenían en su poder desde hacía meses o incluso años.
Rifirrafes públicos
El pasado 28 de septiembre, dos días después de la firma solemne del acuerdo con las FARC en Cartagena de Indias, Santos advirtió al ELN que si se quería subir al carro de una salida negociada al conflicto tenía que «liberar a sus secuestrados». En ese caso, dijo Santos, «podemos empezar a hablar la semana que viene».
La primera reacción del líder guerrillero, el llamado comandante Gabino, rechazó la exigencia y emitió un comunicado en el que acusaba al Ejecutivo de ir en contra del acuerdo previo, sellado el pasado mes de marzo, que contemplaba el diálogo en medio del conflicto y la ausencia de condiciones previas a ninguna de las partes.
Ahora se ha sabido que las conversaciones comenzarán el día 27 de octubre o el 3 de noviembre en Quito, capital de Ecuador, uno de los países patrocinadores de la negociación, junto a Brasil, Venezuela, Noruega y Cuba.
Todo se está acelerando después de la victoria del NO por 60.000 votos en el plebiscito convocado por Juan Manuel Santos para la refrendación popular de su acuerdo con las FARC.
El fracaso inesperado al no concitar el apoyo popular mayoritario para su texto de297 páginas [léalo aquí íntegro] en el que otorgaba infinitas ventajas a los narcoterroristas a cambio sólo de que dejaran de matar, extorsionar y secuestrar –impunidad, elegibilidad política, guardias personales para los líderes, asignaciones económicas por encima del salario mínimo, financiación para el partido político resultante de la desmovilización y ninguna exigencia de reparación económica a las víctimas– ha dejado en posición de debilidad al ELN. Los líderes de la segunda guerrilla colombiana pretendían exigir condiciones similares, además de cambios en las leyes.
Ahora, esa pretensión parece del todo imposible. Los delegados de Santos se reúnen a razón de dos o tres encuentros semanales con los delegados del Centro Democrático (CD), el partido de Álvaro Uribe, su antecesor y máximo rival político, que abanderó el NO en la campaña del plebiscito.
Uribe ya ha presentado un documento con sus exigencias de cambio en los textos firmados con el líder terrorista Rodrigo Londoño, alias Timochenko. Y no se espera que acceda a que Santos se adentre con el ELN en «la negociación de la agenda política del país». Eso nunca lo admitiría el CD, que ahora tiene la legitimidad de las urnas y el tiempo a su favor.
El mandato presidencial culmina en 2018 y los tres negociadores del CD son los tres aspirantes a la candidatura presidencial por el partido, Óscar Iván Zuluaga –quien ya fue derrotado por Santos en 2014 entre acusaciones de «fraude masivo»–, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque. El cierre de la negociación entre ellos y el Gobierno para que éste pueda llevar un texto consensuado a La Habana le urge más a Santos que a los uribistas, que además se verán inmersos en pocos meses en la campaña interna por lograr la nominación.
Así, el anuncio del inicio de las conversaciones con el ELN hay que cogerlo con pinzas más allá de las declaraciones de monseñor Monsalve a Radio Caracol. «El Gobierno va a excarcelar a algunos presos del ELN que van a actuar, y han venido actuando algunos de ellos, como gestores de paz. Muy conocedores de las regiones, seguramente van a estar en la mesa de Quito», ha dicho.
Pero no han terminado ahí las revelaciones del arzobispo, que ha revelado que «en las próximas semanas» podrían empezar a darse «soluciones humanitarias» a algunos de los 500 presos del ELN «en simultáneo con la liberación» de secuestrados que están aún en poder del grupo terrorista.
Según ha revelado el prelado y mediador entre las partes, la decisión de intercambiar presos por secuestrados ha sido clave para «descongelar» las negociaciones. A fines de julio, Santos ya pidió suspender las órdenes de captura contra dos antiguos líderes del ELN, Carlos Velandia y Gerardo Bermúdez, y les nombró «gestores de paz» para facilitar los acercamientos con esa guerrilla.
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