Internacional

El Papa habla por primera vez de su renuncia: «La puerta está abierta, es una opción muy normal»

Vuelven los comentarios sobre la renuncia del Papa Francisco, pero ahora aventados por el propio Pontífice, que en su viaje de vuelta de Canadá ha dejado la puerta abierta a su dimisión ante los periodistas que le acompañan. Eso, sí, ha precisado que no está pensando en ello en la actualidad, aunque ha reconocido que tiene que reducir su actividad, especialmente en cuanto al ritmo de viajes.

«La puerta está abierta. Es una opción muy normal». Esa es la frase que ha dicho a los periodistas en el vuelo de regreso a Roma tras su viaje a Canadá y que ha hecho pensar que el Papa Francisco no descarta su renuncia por motivos de salud. La frase que ha dado pie a las interpretaciones. Pero el Papa Francisco, de 85 años, ha puntualizado que no está pensando en dimitir ahora mismo, lo que no significa que no pueda empezar a valorar esta posibilidad próximamente.

La posible renuncia del Papa Francisco vendría motivada por su estado de salud, ya que en los últimos seis días, apenas ha podido dar algunos pasos y se ha tenido que desplazar en una silla de ruedas la mayor parte del tiempo por la lesión de rodilla que arrastra, como hemos podido ver en las imágenes.

«No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes. Pensando en mi edad y mi limitación, tengo que tomármelo con calma», ha reconocido al respecto.

Su problema de rodilla podría solucionarse con una operación, pero no quiere volver a pasar por el quirófano después de la intervención en el colon de hace poco más de un año. «Con la anestesia no se juega», ha expresado el Pontífice sobre someterse a una operación.

Francisco se ha despedido de Canadá, donde en el último de sus actos volvió a pedir perdón, en esta ocasión al pueblo esquimal de los inuit. Francisco llegó el pasado viernes a Nunavut, en el Ártico canadiense, y dio así cierre a su viaje para pedir perdón por los abusos a niños indígenas en internados de la Iglesia católica, pidiendo de nuevo «perdón». El Pontífice viajó al vasto territorio norteño de la capital de Nunavut, Iqaluit, que significa «el lugar de muchos peces», informa Afp.

Allí, Francisco se reunió por primera vez con sobrevivientes de escuelas residenciales que alojaban a niños indígenas «arrancados a sus padres y forzados a dejar su lenguaje y cultura nativa».

«Quiero decirles lo mucho que lo siento y pedirles perdón por el mal perpetrado por no pocos católicos que contribuyeron a las políticas de asimilación cultural y de emancipación en esas escuelas», dijo el Papa Francisco.

Los residentes le recibieron con música tradicional, incluido el canto de la garganta, en un escenario montado bajo un cielo nublado, antes de aparecer en un acto público organizado por los inuit.

En Iqaluit, comunidad de poco más de 7.000 habitantes a la que solo puede accederse en avión, el papa habló del «gran sufrimiento» de los internados forzados, cuyo objetivo era «matar al indio en el corazón del niño».