Internacional

Joe Biden es el segundo presidente católico de EEUU tras John F. Kennedy

Joseph Robinette Biden Jr., más conocido como Joe Biden, es el segundo católico que se convierte en presidente de Estados Unidos después del asesinado John F. Kennedy, un dato que no es irrelevante en una nación mayoritariamente cristiana y donde un porcentaje ligeramente superior a la mitad de los estadounidenses asegura que la religión ocupa un papel «fundamental» en su vida.

Según ‘American Religius Identification Survey’, el 76% de los estadounidenses se reconoce como cristiano (el 51% protestante y el 26% católico) y el 36% asegura ir a la iglesia al menos una vez por semana. Biden es un católico practicante que se crió en un hogar irlandés marcado por profundas convicciones religiosas. De hecho, el ya presidente lleva permanentemente en el bolsillo un rosario que su  hijo Hunter le regaló a su hermano mayor, el fallecido Beau Biden, después de una visita a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México.

Antes de tomar posesión de su cargo, el máximo mandatario de Estados Unidos asistió a misa en la catedral de San Mateo en Washington junto a líderes republicanos y demócratas, todo un símbolo de reconciliación en un país marcado por la fractura política y social. Asimismo, hay que recordar que el jesuita James Martin, editor jefe de la revista America, fue uno de los principales oradores de la convención demócrata celebrada el pasado agosto, una participación perfectamente diseñada para apuntalar el perfil de católico practicante de Joe Biden.

En su discurso de investidura, como en el que pronunció el pasado 7 de noviembre en Delawere, cuando los resultados provisionales le otorgaron la victoria, Biden utilizó metáforas religiosas y bíblicas para subrayar la necesidad de unidad: «Debemos dejar que esta sombría etapa de demonización en Estados Unidos empiece a terminar aquí y ahora. Esta satanización de la realidad debe ser exorcizada con acuerdos y nuevos pactos». Obsérvese que sus intervenciones están trufadas de permanentes apelaciones a la religión: «No somos enemigos. Somos americanos. La Biblia nos dice que todo tiene un tiempo: un tiempo para construir, un tiempo para cosechar, un tiempo para sembrar y un tiempo para sanar. Este el momento de la sanación de Estados Unidos, dijo nada más conocerse los resultados.

Durante la campaña, Donald Trump cometió un error de bulto: acusar a Biden de estar «contra Dios» y denunciar los intereses de los «aparatos religiosos conservadores», un fallo estrepitoso que el entonces todavía candidato demócrata supo explotar al preguntarse si no sería otra forma de pandemia que le recriminaran hablar de Dios en sus intervenciones políticas. Es más: varios de los anuncios de la campaña de Biden mostraron imágenes de sus reuniones con el Papa Francisco. En una entrevista de 2015, Biden dijo que el Pontífice es «la encarnación de la doctrina social católica con la que fui criado. La idea de que todos tienen derecho a la dignidad, que a los pobres se les debe dar una preferencia especial, que tienes la obligación de transmitir ejemplo y ser inclusivo».

Sobre el aborto, ya en 1974 dijo: «No creo que una mujer tenga por sí sola el derecho a decir qué debería pasar en su cuerpo». Treinta años después, en 2006, votó en contra de la interrupción del embarazo en el último trimestre con  el argumento de que «no considero que el aborto sea una elección y un derecho. Creo que es siempre una tragedia. Debería ser escaso y seguro, y creo que nos deberíamos concentrar en cómo reducirlos».

Cabe recordar que John F. Kennedy también fue cuestionado en su día por su religión. Ante líderes y predicadores protestantes presentes en la Greater Houston Ministerial Association, pronunció uno de sus discursos más clarificadores: «Yo no soy -dijo- el candidato católico a presidente. Soy el candidato del Partido Demócrata a presidente, que resulta que también es católico. No hablo por mi Iglesia en temas públicos y la Iglesia no habla por mí. Pero si alguna vez llegara el tiempo -y yo no creo que el conflicto sea remotamente posible- en el caso que mi cargo requiera que viole mi conciencia o que viole el interés nacional, entonces renunciaré al cargo».

Casi 60 años después, la Casa Blanca vuelve a tener un presidente católico: Joe Biden, el hombre que lleva siempre un rosario en el bolsillo.