Historia
Descubrimientos

Ver para creer: los escribas egipcios tenían los mismos problemas que los trabajadores sedentarios de hoy

  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

Un estudio publicado en la revista Scientific Reports ha sacado a la luz una sorprendente conexión entre la vida laboral del antiguo Egipto y los desafíos ergonómicos de la actualidad.

Investigadores liderados por la antropóloga Petra Brukner Havelková del Museo Nacional Checo de Praga y la egiptóloga Veronika Dulíková de la Universidad Carolina de Praga, han analizado minuciosamente restos óseos de escribas egipcios enterrados hace más de cuatro milenios en la necrópolis de Abusir.

Los resultados sugieren que los escribas sufrieron lesiones laborales esqueléticas similares a las que hoy experimentan quienes pasan largas horas sentados frente a un escritorio.

Los escribas del Antiguo Egipto: una élite intelectual con un costo físico oculto

En el antiguo Egipto la alfabetización era una habilidad excepcional reservada a menos del 1% de la población. En este reducido grupo se encontraban los escribas. Estas figuras, consideradas la columna vertebral de la administración estatal, gozaban de un estatus social importante.

Su labor era fundamental para el funcionamiento de la civilización a orillas del Nilo, encargándose de mantener registros detallados de todo, almacenados cuidadosamente en archivos. A pesar de no realizar trabajos físicamente extenuantes, la rutina diaria de escritura dejó una marca indeleble en sus cuerpos.

Este estudio revela que su esfuerzo intelectual tenía un significativo costo físico, marcado en sus esqueletos por años de posturas incómodas y movimientos repetitivos.

Huellas en los huesos: las lesiones laborales de los escribas de Abusir

La investigación se centró en el análisis de 69 esqueletos de varones adultos que vivieron durante el Imperio Antiguo de Egipto (2700-2180 a.C.) y fueron hallados en Abusir, a pocos kilómetros de El Cairo. De estos restos, 30 fueron identificados como pertenecientes a escribas profesionales o funcionarios de alto rango cuya labor dependía de la lectura y la escritura.

Al comparar sus esqueletos con los de individuos de menor estatus social, los investigadores identificaron un patrón de lesiones notablemente prevalente entre los escribas. Muchos de ellos padecían osteoartritis, especialmente en la clavícula, el hombro y el pulgar derechos, atribuido a la escritura constante.

También se observó un aplanamiento de los huesos de los tobillos y los muslos, posiblemente por estar sentados con las piernas cruzadas. Además, la osteoartritis en la columna vertebral, particularmente en la zona del cuello, sugiere la tensión causada por los movimientos repetitivos de la cabeza.

Por otro lado, también se encontraron signos de uso excesivo de la articulación temporomandibular (ATM), lo que podría indicar la costumbre de masticar las puntas de las plumas de caña.

Posturas y movimientos repetitivos: el día a día del escriba egipcio

La mayoría de las representaciones antiguas muestran a los escribas egipcios sentados con las piernas cruzadas en el suelo o arrodillados. Esta variedad de posturas poco ergonómicas, mantenidas durante largas horas, contribuyó al desgaste observado en sus esqueletos.

La escritura se realizaba sobre diversos materiales utilizando un cálamo de junco. El desgaste en las vértebras cervicales y la rigidez en el cuello sugieren que pasaban mucho tiempo con la cabeza inclinada. La mayor prevalencia de desgaste en el lado derecho del cuerpo refuerza la idea de un esfuerzo repetitivo asociado a la escritura a mano.

Paralelismos sorprendentes de este oficio con la actualidad

Resulta notable la similitud entre las lesiones esqueléticas encontradas en los escribas del antiguo Egipto y las dolencias que afectan a los trabajadores de oficina contemporáneos. Problemas como la tensión en el cuello y los hombros encuentran un eco sorprendente en los huesos de estos antiguos intelectuales.

Este hallazgo arqueológico nos recuerda que los problemas ergonómicos no son exclusivos de la era digital. Hace más de 4.000 años, los escribas egipcios ya sufrían las consecuencias de un trabajo sedentario y repetitivo realizado en condiciones ergonómicamente desfavorables.