Sorprendentes penas por adulterio y engaños maritales de la antigüedad
¿Sabías que en la antigüedad había sorprendentes penas por adulterio y engaños maritales? Aquí te contamos un poco más.
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En la antigua Grecia era considerado delito el adulterio, al que se llamaba “moicheia” y estaba restringido al sexo ilícito con mujeres libres. Solo los hombres podían tener relaciones sexuales extramatrimoniales con esclavas y prostitutas, y no era considerado ilegal. Pero las penas por adulterio fueron muchas y variadas, ya que se consideraban de mayor importancia que, por ejemplo, las violaciones.
El adulterio en la antigüedad
Los griegos de la antigua Grecia, presumían de haber encontrado las verdaderas razones del engaño y el adulterio.
Creían que se trataba de algo más que un encuentro sexual, ya que era necesaria la seducción y el convencimiento de la otra parte, por lo que entendían que cometer adulterio era algo peor que una violación.
Demóstenes afirmaba que los hombres “tenían” señoras que se mantenían por placer, y concubinas para la atención personal, pero que también necesitaban esposas para que produjeran hijos legítimos y permanecieran fieles a sus hogares.
Los pueblos de la antigua Grecia consideraban el adulterio como un crimen social contra las instituciones culturales y religiosas.
El adulterio, entendían, era la ofensa más atroz que destruía la sagrada institución del matrimonio, y lo único que conseguía era que el marido dudara si el niño nacido era su hijo legítimo. En esos tiempos, solo un hijo legítimo tenía derecho a herencias y a ser respetado en sociedad.
En cambio, un hijo ilegítimo, nacido de relaciones sexuales ilícitas, no tenía ningún derecho en la sucesión familiar, era considerado un paria y despreciado por la sociedad.
Castigos por cometer adulterio
El peor de los castigos sucedía si el adúltero era atrapado “in fraganti”, ya que podía ser ejecutado en el acto por el “kyrios”, su marido o tutor.
Pero también podía acusarse al delincuente en un tribunal de justicia, aplicarle una multa, o someterlo a abuso físico. El método más común de castigar a los adúlteros era el abuso físico, y el objetivo era conseguir su humillación pública.
La depilación y eliminación de su vello púbico era el castigo más practicado, ya que la depilación formaba parte de los hábitos de belleza de las mujeres atenienses, y se consideraba un acto femenino.
Una mujer casada que era descubierta cometiendo adulterio, se divorciaba y se le prohibía su participación en cualquier acto religioso.
Una mujer soltera en tanto, sorprendida en adulterio por su kyrios, podía ser vendida como esclava, aunque no existen registros veraces de que esta última pena se haya llevado a cabo.
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