El día en que Zaragoza resistió sola a todo un ejército napoleónico
El día en que Zaragoza resistió sola a todo un ejército napoleónico es un capítulo glorioso en la historia de España. Un símbolo de resistencia.
Ataques napoleónicos y resistencia de España
Guerra independencia española
Pueblo que venció a Napoleón con herramientas de campo


Durante la conquista napoleónica en España, los ejércitos franceses habían ocupado localidades estratégicas para impedir una rebelión generalizada, pero la ciudad de Zaragoza no había sufrido ningún tipo de invasión. Sin embargo, en junio de 1808 las tropas napoleónicas asediaron la ciudad, esperando una victoria rápida y decisiva. Para su sorpresa y la del resto de Europa, Zaragoza logró resistir el asalto del ejército más temible de la época, sin fortificaciones y sin apenas soldados profesionales.
La situación era desesperante para muchos españoles que veían cómo su patria caía en manos extranjeras. En este contexto de caos y descontento, surgieron focos de resistencia en varias ciudades, siendo Zaragoza uno de los más destacados. La ciudad, ubicada en el noreste de España, se convirtió en un bastión de la resistencia patriótica. Sus habitantes, motivados por un profundo amor por su tierra y un deseo de libertad, se prepararon para enfrentar a un ejército que superaba en número y recursos a los defensores.
La heroica resistencia de Zaragoza ante Napoleón
Los franceses estaban convencidos de que sería sencillo controlar la Península Ibérica, por eso no dudaron en sitiar Zaragoza, un territorio estratégico para garantizar las comunicaciones y el abastecimiento de las tropas. Liderados por los generales Verdier y Charles Lefebvre, las tropas francesas asediaron la ciudad con 15.000 soldados y 86 cañones durante dos meses. Para el conde Lefebvre, esta campaña no debía ser sino un paseo militar, ya que los aragoneses eran vistos como campesinos.
En aquel momento, la capital de Aragón rechazaba la nueva monarquía josefina y los civiles se habían levantado con las armas. Lo que comenzó como una pequeña rebelión popular, se convirtió en una multitud que confluyó con los objetivos de la élite. Poco a poco, los campesinos se transformaron en un ejército que pasó de 220 hombres armados a alrededor de 10.000.
A pesar de ser una ciudad sin fortificaciones adecuadas, mal equipada, con escasez de soldados profesionales y mayoritariamente civil, armados solo con picas, trabucos y navajas, Zaragoza logró repeler el ejército más poderoso del mundo: las tropas napoleónicas.
El pueblo aragonés, liderado por el militar José de Palafox, no sólo defendía una bandera o intereses ajenos, sino a sus familias y a sus hogares. Por tanto, fue el valor civil y no la estrategia militar lo que impulsó la resistencia de Zaragoza, dejando atónito al mismísimo Napoleón.
Los primeros días de asedio
Como sólo unos pocos franceses lograron penetrar en Zaragoza, el fuego de los primeros días no causó muchos estragos sobre la ciudad. De hecho, los tejados de las casas estaban llenos de civiles abriendo fuego de escopeta y fusil, por lo que las tropas francesas de Lefebvre se vieron obligadas a replegarse, dejando atrás numerosas bajas y parte de la artillería.
Durante la tarde del 15 de junio, Zaragoza se había librado del asedio con sólo 300 españoles muertos, en comparación a los más de 700 franceses. Esto supuso una humillante derrota para Lefebvre, pero como era de esperarse, Napoleón no se dio por vencido y envió un ejército mucho más numeroso, el cual abrió un intenso bombardeo sobre la capital aragonesa.
Agustina de Aragón y la heroica resistencia de las mujeres
La protagonista más famosa de este episodio histórico fue Agustina de Aragón, una joven barcelonesa de 22 años que estaba en primera línea, junto con otras mujeres, llevando suministros y víveres. Al encontrarse rodeada de varios hombres tendidos en el suelo, Agustina no dudó en tomar el botafuego de un cañón de asedio cargado que estaba frente de ella.
Después de acercar la mecha al oído del cañón y de prender la pólvora, salió disparada una lluvia de metralleta que alcanzó a varios soldados enemigos que estaban cerca. El impacto de este cañón fue crucial para la resistencia, pues ya no quedaban ningún francés en esa línea ofensiva. Además, los refuerzos llegaron de inmediato y a Napoleón no le quedó otra opción que retirarse.
Después de esta valiente acción, Agustina de Aragón, quien era esposa del cabo de artillería Juan Roca Vilaseca, se hizo famosa por encarnar el rostro de la resistencia del pueblo y de las mujeres frente a los franceses.
La retirada francesa
Inesperadamente, la situación se volvió a favor de Zaragoza y finalmente, la noche del 13 al 14 de agosto, el ejército francés se vio obligado a huir de la ciudad, siendo perseguidos por las tropas de refuerzo españolas. En su veloz retirada, los franceses arrojaron sus cañones al Canal Imperial para acelerar su escape, lo que demuestra la desesperación y el riesgo que enfrentaban.
La gran resistencia de Zaragoza se convirtió en un poderoso símbolo de la resistencia española contra la ocupación francesa.
Conclusión
La historia de Zaragoza no solo es un relato de heroísmo, sino también un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la determinación y el espíritu de un pueblo pueden prevalecer. En tiempos de opresión, la historia de Zaragoza nos invita a recordar que la lucha por la libertad siempre vale la pena.
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