La aventura del Kon -Tiki: de Perú a la Polinesia en una balsa de madera
Thor Heyerdahl llevó a cabo uno de los viajes más apasionantes sucedidos en el siglo XX
El 28 de abril de 1947, el aventurero noruego, Thor Heyerdahl, comenzó una épica aventura a través del Océano Pacífico para demostrar que los pobladores antiguos fueron capaces de realizar largos viajes por mar sin necesidad de grandes avances técnicos. Aquella aventura fue bautizada como expedición Kon-tiki.
Una expedición casi suicida
Thor Heyerdahl no era un cualquiera en cuanto al estudio de la geografía y la etnografía. El investigador noruego se propuso crear un hito en la historia de la navegación y recorrer 8.000 kilómetros a lo largo del Pacífico.
Su gesta le llevaría desde Perú hasta la Polinesia, en un viaje junto a otros exploradores que los convertiría en unos famosos exploradores del siglo XX.
La idea de Heyerdahl venía de lejos. Unos años antes de su expedición había estado reflexionando sobre los viajes antiguos en Fatu Hiva, una isla del Pacífico. Allí, el noruego planteó la idea de que aquellas islas no habían sido pobladas solo por occidentales, y que también los indígenas procedentes de América del Sur y otras zonas cercanas.
Entre estas historias, Heyerdahl ponía de ejemplo la leyenda de Kon-Tiki Viracocha, jefe de una tribu que llegó a viajar desde Perú hasta el este en una barca de madera construida artesanalmente.
La decisión de realizar él mismo la gesta vino cuando un grupo de antropólogos lo desafiaron a que intentara realizar lo mismo en pleno siglo XX.
Un viaje exitoso
En un año, el explorador reclutó a una serie de compañeros que irían en la barca. Cinco experimentados marineros fueron los elegidos con los que viajó a Ecuador para prepara la madera y construir su navío.
A través de contactos en Estados Unidos, se hicieron con sacos de dormir, alimentos, protectores solares y latas de conservas para llevarlas en su viaje. Además, lograron hacerse con un equipo de medición y una radio.
En abril de 1947 la balsa de madera y los seis tripulantes partieron del puerto peruano de El Callao rumbo a lo desconocido.
Como enlace se mantenía la secretaria de la embajada noruega, Gerd Vold, que se encargó del contacto por radio entre ellos y tierra.
Según el cuaderno de Bitácora de Thor Heyerdahl, a los catorce días comprendió que llegarían a su destino en algún momento: «La balsa es una embarcación fantástica para navegar por alta mar» escribió en su cuaderno de bitácora.
A los 101 días de haber partido de Perú, el Kon-Tiki encallaba en un arrecife de coral en la Polinesia. La misión había sido un éxito y Heyerdahl demostró que cualquier hombre de la antigüedad pudo recorrer el mar sin problema con un mínimo de preparación.
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