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Una soltera de ‘First Dates’, indignada con su cita: «Me he sentido como si me estuviera examinando»

Carmen llegó al límite de su paciencia

Una soltera de ‘First Dates’, indignada con su cita: «Me he sentido como si me estuviera examinando»
Carmen en First Dates. (Mediaset)
Laura Hernández
  • Laura Hernández
  • Periodista. Redactora de Happy FM. Pendiente de los nuevos éxitos musicales, los salseos en realities, los dramas de las series turcas, ¡y del Benidorm Fest & Eurovisión!

No es ningún secreto que First Dates, poco a poco y con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los programas de televisión que más éxito continúa cosechando en nuestro país. El equipo hace un excepcional trabajo día tras día, pero también son cada vez más las personas que se animan a acudir al restaurante más famoso de la televisión con el objetivo de intentar encontrar a su media naranja. El pasado martes 19 de noviembre pudimos disfrutar de una nueva entrega, en la que pudimos conocer a Carmen. Esta soltera de Málaga, de 58 años, se mostraba dispuesta a querer encontrar un hombre que fuese capaz de vestirse de forma adecuada para cada ocasión: «Hasta para estar por casa hay que tener un poco de glamour», reconoció. Además, la comensal se definió de la siguiente manera: «Me gusta hacer de todo, en pocos sitios me aburro. Soy una chica todoterreno».

Tras haber tenido varias relaciones sentimentales a lo largo de su vida, Carmen se mostraba dispuesta a encontrar el amor: «Me gustaría que fuese cariñoso, respetuoso y caballeroso». Su cita para esa noche era Julio, un madrileño de 53 años que, de primeras, no se lo puso nada fácil. «No me gusta nada su camisa de flores y le falta por lo menos diez centímetros y estar más fuerte», comentó la soltera a las cámaras de First Dates sobre esa primera impresión sobre su cita. Tan solo unos minutos después, Laura Boado les acompañó a la mesa que tenían reservada para la velada. No tardaron en sincerarse respecto a sus profesiones. Julio desveló que era comercial pero, a su vez, también cómico: «Me gusta hacer monólogos en las residencias de mayores de la tercera edad». Fue entonces cuando Carmen reconoció que trabajaba como técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería, pero también amaba la lectura y el baile.

Julio y Carmen en First Dates. (Mediaset)
Julio y Carmen en First Dates. (Mediaset)

Precisamente la música fue el primer punto de inflexión de la cita, puesto que ambos se dieron cuenta de que tenían gustos tremendamente diferentes. A Carmen le apasionaba la música de los ochenta, mientras que Julio era seguidor de la música actual. Algo que no gustó en absoluto a la malagueña: «Es como que quiere ser joven… No le he visto que vaya con su personalidad». Todo empeoró de forma considerable cuando se sinceraron sobre sus ideologías políticas.

La andaluza confesó ser «de izquierdas», mientras que él fue mucho más allá: «A mí me gusta decir que soy ‘facha franco pantano’ para combatir esa izquierda imperante». Fue entonces cuando la soltera de First Dates no tardó en llegar a una conclusión: «Es muy carca. Cuando ha empezado a darme clases, he dicho ‘esta cita no tiene arreglo’».

Lejos de que todo quede ahí, la cosa se torció a un más cuando ella confesó que era feminista, lo que provocó que el soltero lanzase la siguiente pregunta: «¿De primera, segunda, tercera o cuarta generación?». Ella respondió con contundencia: «De todas». El madrileño insistió. «¿Y qué pregona la última?». La malagueña volvió a responder: «No sé, pero me gusta».

Julio en First Dates. (Mediaset)
Julio en First Dates. (Mediaset)

«Si no sabes lo que es… Si me lo explicas igual estoy de acuerdo», espetó el comensal, consiguiendo sacar de quicio a su cita: «Yo no te lo voy a explicar. Me he sentido como si me estuviera examinando». Lejos de que todo quede ahí, los comensales también hablaron de religión y, de nuevo, no estuvieron de acuerdo.

Carmen desveló que creía en Dios, «pero no de la forma que dice la religión católica», mientras que Julio pensaba todo lo contrario: «Yo soy bastante simpatizante con la obra de la Iglesia católica, que significa universal. Es la religión de la libertad». Harta de cómo se estaba desarrollando la cita, la andaluza estalló: «Yo no sé nada. Soy una paleta del sur y tú un madrileño de pura cepa. ¡No veas las lecciones que me ha dado!». Como era de esperar, ninguno quiso tener una segunda cita con el otro.

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