Interior humilla a un comisario con 44 años de servicio: no autoriza que se despida de uniforme
Carlos Valcárcel ha estado al frente de la comisaría de Vigo durante toda la pandemia y no ha podido cerrar su carrera dignamente por orden expresa de la Jefatura Provincial
Lo que debería haber sido una jubilación con honores se ha convertido en la enésima prueba de una política interna policial de mordaza informativa. “Esperaba que Madrid hubiera hecho algo al respecto”, ha explicado el comisario a OKDIARIO.
Para conocer la política de comunicación de un ministerio como el de Interior a veces hay que mirar lejos de Madrid, en este caso a Vigo. Un ministro como Fernando Grande-Marlaska no ha sido capaz de impedir uno de los actos más vergonzantes para un policía jubilado: prohibirle despedirse de su ciudad uniformado y en el interior de su comisaría. El comisario Carlos Valcárcel, jubilado hace unos días, ha explicado a OKDIARIO cómo y por qué se le prohibió despedirse de la prensa local tras 44 años de servicio y después de haber estado toda la pandemia al frente de la Policía viguesa.
El comisario llevaba siete meses en el cargo, pero ha dirigido la comisaría en funciones desde el mes de marzo de 2020. Ahora ya, por causa de la edad, la máxima autoridad policial en Vigo debe marcharse, y como sucede en la mayoría de las comisarías de España, esa jubilación se ve precedida de una reunión informal con los periodistas de la zona a los que los comisarios reciben en sus instalaciones y vestido de uniforme. El comisario Valcárcel lo tenía todo listo, pero el pasado día 10 las cosas no salieron como él había planeado.
El veterano policía se reunía con la prensa sí, pero de paisano, con una insignia policial en la corbata y bajo la lluvia de Vigo en un triste acto a las puertas de la comisaría de la ciudad. «Ni Vigo ni yo nos merecemos esto», asegura Valcárcel en una conversación mantenida con OKDIARIO.
Para entender el tamaño de la ofensa hay que comprender los modos en los que se canceló el acto de Valcárcel y, sobre todo, quién ha sido este policía durante 44 años. Para empezar el acto no era algo novedoso en Vigo, una ciudad en la que ha habido encuentros de periodistas con los últimos seis comisarios que han precedido a Valcárcel en el cargo.
«La explicación oficial es que Madrid no autorizaba que me encontrara con los periodistas, pero yo responsabilizo directamente a la Jefatura Provincial y a su autoridad máxima», explica Valcárcel a OKDIARIO. Esa decisión sólo pudo tomarla Estíbaliz Palma, la jefa provincial de la Policía Nacional, cuya decisión fue respaldada por el Jefe Superior de Policía de Galicia, ni más ni menos.
Al parecer la relación entre el comisario de Vigo y sus jefes de Interior nunca han sido las mejores y 15 minutos antes de reunirse con los periodistas llegó la prohibición de que esa reunión informal se celebrara. Si los policías gallegos le dijeron a Valcárcel que la orden llegaba desde Madrid es a Madrid donde hay que mirar. Si los encargados de las relaciones institucionales a nivel nacional no autorizaron esta comparecencia las consultas deben dirigirse ya al director general de la Policía e incluso al ministro.
«Gesto terrible»
“Es una más”. Fuentes policiales que necesitan estar en el anonimato aseguran a este diario que la etapa de Fernando Grande-Marlaska está siendo “la de la mordaza informativa. Si a Valcárcel se le prohíbe ver a la prensa sólo hay un motivo y es evitar que diga algo inconveniente”.
A Valcárcel esta humillación le ha dolido profundamente. “Alguien en Madrid no ha entendido que esto es un gesto terrible hacia la comisaría de Vigo y sus policías. Si no soy merecedor de la confianza de poder hablar con la prensa que al menos me lo digan a la cara”.
Valcárcel es un tipo elegante, de eso no hay duda, porque la pregunta de este diario era obvia y esperada: ¿Qué cuentas se han ajustado con usted en esta decisión? El ya ex comisario responde como un caballero: “Yo no tengo relación ni buena ni mala con quienes han decidido hacer esto. Tengo una relación institucional, sin más”.
Pese a la humillación de la cúpula de Interior el comisario ya jubilado se va con la cabeza alta. En su hoja de servicio aparecen hitos al alcance de muy pocos policías: en su momento trabajó en el equipo de agentes que investigó la fuga de Luis Roldán, localizó un arsenal de ETA lleno de material explosivo, estuvo en el proceso de la creación de la Unidad contra la Delincuencia Organizada en Pontevedra y entre sus operativos localizó un velero con 1.000 kilos de droga.
Lo que está claro es que a este veterano comisario lo han subestimado: atendió a la prensa local, habló con OKDIARIO y antes de irse redactó una última denuncia contra su sucesor al saber que éste andaba firmando órdenes como comisario antes de su nombramiento.
Está claro que la vida policial de este comisario ha dado para mucho, pero no debe haber sido suficiente a ojos de sus jefes ni de Interior como para merecer una despedida algo más digna.
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