España
Juicio al 'procés'

Trapero se desmarca de Forn y deja al Govern en fuera de juego ante el tribunal

Trapero llega al Tribunal Supremo para desmarcarse del plan político de Forn y el Govern. El ex jefe policial de los Mossos ha planteado su testifical como prueba de descargo, a su favor, ante el futuro juicio al que deberá enfrentarse como acusado de rebelión, en la Audiencia Nacional.

Trapero se desmarca del Govern y lo deja en fuera de juego ante el tribunal. «El conseller Forn dijo que no aceptaba dicha instrucción» -se refiere Trapero a la instrucción de la Fiscalía que designó como coordinador del operativo diseñado, para los tres cuerpos policiales durante el 1-O, al coronel Diego Pérez de los Cobos- «y esa no era la postura del cuerpo», asegura nada más empezar. «Yo dije que no compartía la decisión, que es muy diferente» matiza, hasta en dos ocasiones, en respuesta a las preguntas del abogado de la acusación popular de VOX.

El mayor de los Mossos ha decidido asumir el riesgo de su declaración en el juicio al ‘procés’, para retroceder unos metros, en una estrategia defensiva clarísimamente orientada a exculparse en su futuro juicio, como acusado por rebelión , en la Audiencia Nacional. Trapero es «cuerpo policial». Partiendo de esta premisa deja solo al entonces consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, Joaquim Forn, y lo hace extensivo al resto de consejeros. El golazo por la escuadra no tarda en llegar. Los Mossos tenían preparado un dispositivo para detenerles a ellos, y a Puigdemont, dos días antes de la declaración unilateral de independencia.

Trapero: «Teníamos previsto un operativo para detener al president (Puigdemont) y los consellers dos días antes de la DUI»

El día de la DUI, el 27 de octubre de 2017, sobre la 1.30 de la madrugada, Trapero llamó al fiscal superior de Cataluña y al presidente del TSJC y les dijo que el cuerpo estaba a su disposición: «Desconocíamos la trascendencia jurídica y qué delitos podía haber, pero veíamos que tenía cierta gravedad, y nos poníamos a disposición por si había que hacer un operativo». «¿Un operativo, para qué?», pregunta entonces el abogado defensor de Forn, Xavier Melero. «Para la detención del president y los consellers», responde el mayor de los Mossos.

Se mascaba la tragedia. Trapero llevaba más de cinco horas creando ocasiones de peligro: «Todas las declaraciones que hacía Forn encajaban muy mal» entre los Mossos. «Sobre todo una vez que iban llegando las decisiones judiciales» que ordenaron evitar el referéndum ilegal del 1-O, recuerda el mayor, y en las que Forn aseguraba públicamente que «no impediríamos su celebración». «En aquellas manifestaciones tengo que decirlo, porque así lo creo, había una cierta irresponsabilidad. Dio una imagen de algo que hoy estamos pagando y yo le censuré», espeta Trapero a modo de confesión.

Trapero no oculta la incomodidad del cuerpo de los Mossos con las manifestaciones políticas «irresponsables» de Forn

Le recuerda en este minuto, el fiscal Zaragoza, que fue él quien mantuvo puntualmente informado al consejero de Interior de las directrices recibidas desde los órganos judiciales y le afea, de paso, que no guardara «el secreto» sobre esas instrucciones. «Le digo la verdad. Yo informé de las órdenes de Fiscalía que recibía, al conseller Forn», reconoce. Justifica el capitán del equipo de los Mossos que lo hacía porque ya estaban «en un contexto en que las órdenes se publicaban en la prensa y salían» mientras ellos necesitaban «recursos para cumplirlas».

Trapero sostiene que trabajó «desde la confianza de que esa información no va a pasar de ahí, del cargo». Pero el hecho es que sí lo hizo y Forn rebeló datos confidenciales para lanzar consignas políticas. «Le aseguro que ni yo ni los mandos de Mossos dimos ninguna orden o indicación» para que se trasladaran a la opinión pública las pautas de actuación de los Mossos el 1-O, insiste en el desmarque.

Quería ‘fair play’ el mayor y trata de acreditar, sistemáticamente, la independencia operativa de los Mossos y cómo su plan de actuación formaba parte de otro, único y más amplio, acordado con la Guardia Civil y la Policía Nacional: «Planteé un dispositivo en el marco de otro dispositivo conjunto. Una parte pivotaba sobre los Mossos y otra sobre los otros cuerpos». Una estrategia integral en la que «el orden público era cosa de Policía y Guardia Civil mientras que las actuaciones previas al referéndum», durante los días 29 y 30 de septiembre,  «se las asignaron los Mossos d’Esquadra», detalla.

«El esfuerzo de efectivos fue el máximo que podíamos hacer y el máximo que históricamente había hecho el cuerpo», asegura Trapero sobre el dispositivo de los Mossos el 1-O

Cosa diferente era lo previsto para el dispositivo del 1-O donde «habría una primera respuesta» de la policía autonómica aunque, por entonces, «ya se sabía que la mayor parte del orden público era de la Policía y de la Guardia Civil». Los Mossos «no podían» encargarse solos: «Ellos tenían 6.000 y nosotros 800», hace notar.

No regatea mal Trapero. Se crece ante el adversario y reconoce que, durante los ‘entrenamientos’ previos, en las reuniones a tres bandas, tuvo varios choques con el designado coordinador de todo aquel plan, el coronel Diego Pérez de los Cobos. No le gustaba la idea de dejar de ser el capitán del equipo. Narra qué le dice cuando se lo encuentra un 23 de septiembre de 2017: «Nadie me ha dicho que estabas tú. No entiendo nada. Te pido que lo que me estás comentando lo hagas delante de los fiscales que me han convocado», cuenta que le exigió.

La rivalidad del clásico estaba garantizada. El mayor explica que hubo «críticas» tanto por parte del fiscal superior de Cataluña, José María Romero de Tejada -que se limitó a trasladarle las dudas de la Fiscalía General del Estado- como del propio De los Cobos. Trapero asegura que se comprometió a implementar «mejoras» y poner «más efectivos» pero también arremetió contra el vestuario contrario. Cómo era posible que «otros» (se refiere a Guardia Civil y Policía Nacional) no hubiesen presentado alternativa.

Lo achaca Trapero a su vena corporativista: «Hice una defensa del Cuerpo probablemente no muy acertada. Pude no usar las palabras correctas. Pero obedece a lo que estoy sintiendo esos días. Se me dice cómo tengo que hacer las cosas. Y lo vivo de una manera que a lo mejor no fue la más idónea».

El tribunal pide el VAR

Calienta en la banda el fiscal Zaragoza y salta al campo para preguntar a Trapero por las reuniones del 26 y 28 de septiembre con los principales responsables de la Generalitat, en las que advirtió a los mismos de los posibles problemas de orden público que podrían generarse el 1 de octubre si se seguía adelante con el referéndum ilegal . «Las solicité yo personalmente», afirma.

Se las prometía muy felices el Ministerio Público en el cuerpo a cuerpo cuando la defensa del ex consejero Forn pide la pena máxima al tribunal. Penalti y expulsión. Que Zaragoza no pueda seguir preguntando sobre ese aspecto porque VOX, que fue quien solicitó la testifical de Trapero, no le interrogó sobre ello en su turno procesal.

Había alterado Marchena durante la vista, en base a lo previsto en el artículo 708 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, las intervenciones de los interrogatorios. Lo hacía para ceder el turno a Fiscalía, Abogacía del Estado y defensas, por ese orden, permitiendo así que éstas pudieran efectuar en último término la versión de descargo, en interés de sus clientes. La norma general es que el testigo responda, en primer lugar, a aquellas partes que le han solicitado -en este caso la acusación popular de Vox y la defensa de los ex consejeros Rull, Turull y del ex líder de la ANC, Jordi Sánchez- pero la misma también permite al tribunal modificar el orden si está justificado, en el mejor interés de la causa y si se trata de garantizar el ejercicio del derecho de defensa de los acusados.

El tribunal no permite al fiscal preguntar a Trapero sobre sus reuniones con el Govern los días 26 y 28 de septiembre de 2017

Había pitado el árbitro en innumerables ocasiones a las partes, en lo que llevamos de partido, faltas provocadas por sus preguntas a los testigos. La admisión de las mismas habría de entenderse dentro de un área delimitada por dos criterios esenciales para el cumplimiento escrupuloso de las reglas del juego: que no se trate de cuestiones repetitivas y que superen el juicio de «pertinencia». ¿Cómo? Tratando sobre la materia objeto de la causa; sin reproducir declaraciones durante fases previas, como instrucción, de quienes son preguntados; y que traten sobre aspectos que no sean novedosos, esto es que no hayan cuestionado las partes solicitantes. Algo que no se cumple en este caso.

Duda el colegiado, comenta en la banda con sus auxiliares, y decide poner fin a la sesión matinal para retirarse a deliberar. El tribunal solicita el VAR y, dos horas después, revisada la jugada y reanudada la vista, la sala confirma el acuerdo por «unanimidad» de inadmitir la polémica pregunta. La misma -«que se quiso introducir por el Ministerio Fiscal»- afirma Marchena «desborda los límites de la prueba testifical tal y como ha sido planteada por quien disponía de ella que, en este caso, era la acusación popular». Acudiendo al mismo reglamento que apoya la decisión arbitral, será el mismísimo presidente del tribunal el que lo subsane, preguntando sobre ello.

«Les emplazamos al cumplimiento de la legalidad y de las órdenes judiciales y les dijimos que no se equivocasen porque nosotros las íbamos a cumplir. Les dijimos que los Mossos no iban a quebrar la Constitución y que no respaldábamos el proyecto independentista; así como nuestra disconformidad con el conseller Forn y sus manifestaciones públicasen contrario. Tenían que ser conscientes de que estábamos notificados personalmente por el Tribunal Constitucional y, por lo tanto, podíamos incurrir en responsabilidades personales», se despacha a gusto Trapero. «Creo que no me he dejado nada», reflexiona en voz alta.

El fuera de juego del 20S

Diecisiete llamadas entre el mayor de los Mossos y el líder de la ANC, Jordi Sánchez, el 20S -día de la intervención y registro de la comisión judicial en la Consejería de Economía de la Generalitat de Cataluña- y sólo una mantenida con el juez de instrucción del 13 de Barcelona. La que le conminó a involucrarse «personalmente» en la salida de la secretaria judicial y comprometerse con el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), Jesús María Barrientos, «preocupado» por la situación.

Trapero ha asegurado que antes de dicha conversación ya se había propuesto una salida «segura» a la comitiva judicial, a través de una «cápsula» de 20 agentes del «servicio de escolta»-que ya estarían dentro del edificio sometido a férreo marcaje por los manifestantes-  reforzada «por un segundo cordón de antidisturbios» y separadas ambas líneas defensivas por un tercer nivel «de voluntarios», de la ANC y Òmnium Cultural, para evitar que hubiera «contacto directo» entre los asistentes y los agentes.

Trapero asegura que el pasillo que hicieron los voluntarios, de la ANC y Ómnium Cultural, no era «incompatible» con el que activaron y desactivaron los Mossos de orden público

Esa era la alineación inicial «que planteábamos y si lo planteábamos era porque lo considerábamos seguro», ha corroborado el mayor de los Mossos, en respuesta a la acusación popular de VOX. ¿Y por qué finalmente no se materializó?, se preguntarán con toda la razón. Trapero ha recalcado que si finalmente se ofreció a la secretaria salir por la azotea de la sede del Departamento de Economía fue porque «tras llegarnos la información de que el registro se había alargado, que seguía en marcha debido a problemas técnicos y que la diligencia se podría dilatar durante horas» se desactivó el pasillo de seguridad que los Mossos habían empezado a montar, sobre las diez de la noche, y los agentes dieron «marcha atrás».

Para qué mantenerlo si, tal y como confirma el propio mando de la policía autonómica catalana, la presencia de los antidisturbios en concentraciones y manifestaciones propicia, en ocasiones, el lanzamiento de objetos a los agentes. Habiendo reconocido Trapero en lo anterior, un riesgo indirecto, asegura, acto seguido con preocupación, cómo: «A lo largo del día pregunté, a quien estaba al mando de la operativa, si existía una salida alternativa para la Secretaria». Y digo yo… ¿si no existía riesgo alguno, tenía sentido esa pregunta?. A jugada ensayada insiste el mayor en que si finalmente se planteó la salida de la secretaria por la azotea no era porque se considerase «que el cordón policial fuera inseguro».

Trapero confirma que se optó por la salida de la secretaria judicial, por la azotea del edificio,  para «ahorrar tiempo» tras haberse desmontado el cordón inicial .

A punto de pitarse el final, sobre las 23.00 horas -en el tiempo de descuento de los trabajos de una comitiva judicial que ya habían concluido horas antes- recibió una llamada del titular del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona, el mismo que había ordenado el registro del Departamento de Economía, que le causo «extrañeza». La «percepción» que tenían desde el centro de coordinación, CECOR, no era que la comitiva judicial ya hubiera terminado y quisiera salir, sino que continuaba. Y el juez le estaba pidiendo auxilio para cubrir a la secretaria…

La sensación de una espectadora, desde la grada, es que los Mossos se quedaron en fuera de juego, frente a más de 60.000 personas concentradas ante un edificio institucional de la Generalitat. Así que, desbordados los titulares,  esto es los antidisturbios que son quienes «realmente tienen que garantizar la salida de la comitiva», por falta de previsión de sus mandos, decidieron estos llamar a unos cuantos aficionados, capitaneados por Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, para que saltasen al terreno de juego en la final. Ya. «Pedíamos ese pasillo de voluntarios como servicio de orden público porque así evitábamos el contacto directo de la comitiva con las personas que estaban concentradas», asegura. Me surge una duda, ¿evitar el contacto de la comitiva con las personas que estaban concentradas?, pero, pero ¿no eran gente de paz?.