España

Susana indignada con Sánchez por ir de copas y brindar con la podemita que llamó «corrupto» al PSOE

  • Juanan Jiménez
  • Especializado en información nacional e internacional, breaking news, periodismo de datos y visualización, también escribo sobre motor y tecnología.

Susana Díaz tiene un cabreo «sideral» con Pedro Sánchez a propósito de unas fotos del secretario general del PSOE brindando en la Feria de Abril sevillana con la podemita Teresa Rodríguez. La diputada por Podemos en el Parlamento de Andalucía dijo el pasado mes de febrero que «el cortijo de la Junta apesta a corrupción».

Pedro Sánchez se ha paseado por el Real de la Feria este miércoles, fotografiándose con todos los sevillanos que se acercaban al líder socialista. Sin embargo, hay una instantánea que ha molestado especialmente a la presidenta de la Junta, Susana Díaz. En ella, Sánchez comparte caseta e incluso brinda con la podemita Teresa Rodríguez. La pareja del alcalde de Cádiz, José María González ‘Kichi’, mantuvo un agrio enfrentamiento con Susana Díaz en el Parlamento andaluz a costa de la ley de atención temprana.

«Ponga usted en Google: PSOE, Andalucía, corrupción y tendrá un montón de información», le espetó Rodríguez a la presidenta andaluza. La representante de Podemos utilizó la corrupción como argumento para enfrentarse a Susana. «El cortijo apesta», dijo. Y es que la formación morada no pudo digerir el voto en contra de la bancada socialista a la ley de atención temprana, una iniciativa clave para Podemos y que finalmente no se aprobó.

Susana Díaz contestó a los ataques de Rodríguez asegurando que lo que sucede en las votaciones del Parlamento es el resultado de la “libertad y la democracia”. Una libertad, señalaba, “que reivindican, pero que ocultan para aquéllos que necesitan la misma libertad y la misma democracia en aquellos países donde el tiempo nos dirá si han ayudado mucho a su gobierno en Cádiz y a su partido allí donde están representados”. La presidenta andaluza respondió a las «soflamas chavistas» de la de Podemos echándole en cara su «lenguaje tabernario» en un espacio político como el Parlamento.