España

Díaz y el ‘susanismo’ plantan a Sánchez y le harán el vacío en su mitin del domingo

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El PSOE trata de aparentar las buenas formas en un cónclave que evidencia aún las heridas de las encarnizadas primarias. A los gestos de aburrimiento, sin disimulo, de buena parte de los asistentes, en especial de los más afines a Susana Díaz, se añade la ‘espantada’ protagonizada por la propia presidenta de la Junta.

Díaz abandonó el Palacio de Congresos de Madrid nada más terminar el acto de apertura y no se la espera ni este sábado por la tarde ni tampoco en el discurso que el nuevo secretario general ofrecerá en la clausura, en la mañana del domingo, y ante 8.000 militantes. 

Fuentes cercanas a Díaz han confirmado que la presidenta ejercerá su derecho al voto en la nueva Comisión Ejecutiva Federal y el Comité Federal, pero luego se marchará, debido a que tiene que iniciar un viaje a París para asistir a la Feria de aeronáutica internacional ‘Paris air Show’, que se celebra en Le Bourget y que dará comienzo el próximo 19 de junio.

Díaz ha tratado de mantener un perfil discreto en el congreso, y solo atendió a los medios de comunicación durante unos minutos, a su llegada.

Entonces, evitó cualquier rencilla por la composición de la Ejecutiva ‘pedrista’, que no incluye por ahora a nadie de su equipo más cercano, asegurando que Sánchez «se a a rodear de los mejores para que el PSOE vuelva a ser la alternativa de Gobierno» en España. «Me va a parecer bien», insistió. No obstante, y tras ratificar «íntegramente» la intervención del portavoz José Luis Ábalos en el debate de la moción de censura en el Congreso, dejó claro su rechazo al ‘Estado plurinacional’ que pretende Sánchez.

«En este país la soberanía nacional reside en todos los españoles», advirtió Díaz.

La dirigente andaluza se mantuvo fuera de foco durante la apertura del congreso, y se sentó discretamente en una fila alejada del escenario principal, la número 12, junto a su número dos, Juan Cornejo, con quien compartió confidencias.

El mismo perfil bajo han mostrado los principales nombres de la Gestora socialista, como quien fuera su presidente, Javier Fernández o el portavoz, Mario Jiménez. A Fernández-que declinó cualquier declaración ante la prensa-se le vio especialmente incómodo.

En primera fila, y flanqueando a Sánchez, Rodríguez Zapatero, Rubalcaba y Almunia no han hecho esfuerzo por disimular que las relaciones en el PSOE son ciertamente muy frías.

Pese a que todos ellos compartieron algunos momentos relajados con el secretario general, antes de la entrada al cónclave-como el propio Sánchez dejó patente en las redes sociales- una vez dentro del plenario ni se cruzaron la mirada. A Zapatero incluso le costó aplaudir en algunas alusiones a Sánchez durante los discursos. Tampoco está previsto que  ni él ni Rubalcaba acudan a su aclamación ante la militancia.

El congreso ha puesto así en evidencia que el nuevo PSOE mantiene aún la artillería preparada. Por ahora, Díaz y Sánchez han firmado una entente, un pacto de «no agresión» por el que la presidenta de la Junta se garantizaría su reedición al frente del socialismo andaluz-no está previsto un candidato del sector crítico- y Sánchez, las mínimas injerencias de su principal adversaria en el partido.

La actitud del ‘susanismo’ contrasta con la euforia de los partidarios de Sánchez. El nuevo secretario general, recibido entre aclamaciones de «presidente, presidente» se reserva para este domingo su intervención estelar.