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Sólo 190 familias de las 33.833 víctimas del Valle de los Caídos han pedido su exhumación: el 0,56%

El Gobierno ha pedido una licencia para poder ampliar las exhumaciones a más criptas del Valle de Cuelgamuros

El plan de Pedro Sánchez para utilizar el Valle de los Caídos como bandera de su lucha por la democracia no está siendo del todo efectivo. El Gobierno ha reconocido que sólo 190 familias de las más de 33.800 víctimas que hay allí enterradas ha pedido que se exhumen los restos. De esta forma, y a pesar de los esfuerzos políticos y económicos del Ejecutivo para resignificar el renombrado Valle de Cuelgamuros, el 99,4% de los descendientes de las personas allí enterradas ignora los esfuerzos de Sánchez para impulsar las exhumaciones.

El Gobierno, a través de Patrimonio Nacional, ha pedido una licencia al Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) para poder ampliar las exhumaciones a más criptas del Valle de Cuelgamuros donde hay restos de personas que fueron enterradas allí y han sido reclamadas después por sus familiares. Unas reclamaciones que, teniendo en cuenta las cifras, son casi inexistentes.

En el Valle de los Caídos hay en la actualidad 11.060 cajas con 33.833 restos de personas de ambos bandos de la Guerra Civil. A pesar de esa elevada cifra, el Gobierno sólo ha recibido hasta el momento 190 peticiones de recuperación de restos por parte de familiares en Cuelgamuros, es decir, sólo el 0,56% de los descendientes de las víctimas ha solicitado su exhumación.

Recientemente, el Gobierno ha destinado casi medio millón de euros para acelerar los trabajos de identificación e investigación en los registros civiles de toda España. Una nueva maniobra que se suma a las subvenciones otorgadas recientemente por el Ejecutivo para incrementar las exhumaciones del Valle de los Caídos, renombrado por la Ley de Memoria Democrática como Valle de Cuelgamuros.

«El objeto de este convenio es la elaboración de un censo estatal de víctimas de la Guerra de España y la dictadura para el periodo 1936-1939, encuadrado en lo establecido en el artículo 9 de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, así como una propuesta metodológica preliminar para la ampliación temporal del censo al periodo 1940-1942. En ambos casos, los trabajos se centrarán en la investigación sobre víctimas con resultado de muerte, excluyendo los combatientes», reza el citado acuerdo entre el Ministerio de Memoria Democrática y la Universidad de Santiago de Compostela.

Para la elaboración de este censo de fusilados, se establecen diferentes estrategias. En el caso de las comunidades que ya disponen de listados -Galicia, Asturias, País Vasco, Navarra, Cataluña, Valencia, Andalucía, Extremadura, Murcia y Castilla-La Mancha- el Ejecutivo llevará a cabo tareas de comprobación, contraste y filtrado, por tipo de muerte y fecha. En otras zonas como Canarias y Madrid, territorios con censos que requieren un trabajo muy intenso de comprobación, contraste y filtrado, el Gobierno promoverá un trabajo de campo que incluya el vaciado en los archivos militares correspondientes.

Resignificación del Valle de los Caídos

El Gobierno se gastará alrededor de 30 millones de euros para resignificar el Valle de los Caídos -renombrado como Valle de Cuelgamuros- tomando como modelo el berlinés Monumento al Holocausto que sirve de memoria del exterminio nazi. Lo hará mediante un concurso internacional que será público a partir de la semana que viene para que artistas, arquitectos e historiadores permitan «dar otra mirada» y «otra percepción» al conjunto monumental.

En otras palabras, «crear un centro de interpretación» paisajístico y artístico del espacio ubicado a las afueras de Madrid que respete, en todo caso, lo acordado entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez con el Vaticano. En boca del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, de lo que se trata es de dar una nueva «resignificación» al Valle «anclado en la arquitectura totalitaria», y que, destaca, ya comenzó con la exhumación de los restos de Francisco Franco. En este sentido, ha recordado la importancia de comunicar, con esta resignificación, «cómo se construyó, por qué y con qué mano de obra».

El proyecto, que los organizadores del concurso pretenden que sea «respetuoso con la arquitectura», debe estar sujeto a «valores y principios democráticos que sean inclusivos». «Cuando uno va al Valle de Cuelgamuros piensa que aquí tiene que haber un gran centro de interpretación que recoja todo el proyecto artístico, arquitectónico y paisajístico que interprete el significado», ha insistido Martínez. Como muestra de esta resignificación, serían el Museo del Holocausto de Polonia o el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile.