Esquerra se opone al pacto

Los socialistas pactan con JxCat y gobernarán la Diputación de Barcelona con el partido de Puigdemont

La alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat y miembro de la dirección federal del PSOE, Núria Marín, será la nueva presidenta tras ocho años de presidentes provinciales de Convergencia.

Núria Marín
Núria Marín (PSC) junto a Miquel Iceta. (Foto: Efe)
Joan Guirado

Los socialistas catalanes han pactado con los separatistas de Junts per Catalunya (JxCat), el partido de Carles Puigdemont, repartirse el gobierno de la Diputación de Barcelona, el órgano provincial que reparte más dinero de toda España. Tras ocho años fuera del gobierno de esta institución, tiempo en que ha sido gobernada por CiU con pactos con el PP y ERC, el PSC recupera uno de sus principales bastiones desde donde a lo largo de su historia han regado económicamente a los municipios socialistas y a las entidades que les interesaba.

La nueva presidenta de la Diputación de Barcelona será la alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat Núria Marín, también integrante de la misma dirección federal del PSOE presidida por Pedro Sánchez que dice no pactar nada con los separatistas. El resto del equipo de gobierno contará con presencia de diputados tanto del PSC como de Junts per Catalunya, que gobernarán así conjuntamente una de las principales instituciones catalanas.

El pacto entre los socialistas catalanes y el partido de Carles Puigdemont no ha gustado nada al socio de gobierno de JXCat en la Generalitat, Esquerra Republicana, que pretendía repetir el mismo pacto que han alcanzado en otras diputaciones provinciales con Junts per Catalunya. Fuentes de ERC critican que Puigdemont «haya pactado con los del 155» y avisan en privado que este acuerdo de gobierno en la Diputación de Barcelona tendrá consecuencias en el Govern liderado por Quim Torra, donde republicanos y junteros comparten Ejecutivo.

Las relaciones entre ambos partidos pasan por su peor momento desde las alianzas que tejieron para el golpe separatista del 1 de octubre. La desconfianza entre ambos es mutua, lo que genera fuertes tensiones dentro la Generalitat. Este acuerdo para gobernar la Diputación añade ahora más tensión entre las dos formaciones, que tienen tres años más de gobierno autonómico por delante, si Torra no decide avanzar los comicios.

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