Sánchez da marcha atrás: ya no quiere rebajar la pena del delito de sedición porque beneficia a Junts
ERC tiene ya a su alcance el indulto. Un indulto que premia a los golpistas condenados por la sentencia del 1-O. Y eso implica que, entre los beneficiados por el pisoteo del presidente del Gobierno a la Justicia, no se encuentre el líder de facto de Junts, el prófugo Carles Puigdemont. Por eso, Pedro Sánchez quiere meter ahora en el cajón la prometida rebaja de la pena del delito de sedición que el propio Gobierno había impulsado. Porque ERC ya ha tenido premio con el indulto. Y Sánchez no quiere más beneficios para Junts.
El PSOE quiere que los regalos judiciales para los separatistas agasajen más a ERC que a Junts. Es más, quiere que el avance de las negociaciones se centre en Oriol Junqueras y no en Puigdemont. Y se le ha ocurrido una forma de hacerlo.
Hasta ahora, Pedro Sánchez había diseñado lo que ya se conocía como un indulto B: la rebaja de la pena del delito de sedición, de forma que los golpistas pudieran librarse de la prisión. Se trataba de un plan B, pensado para el caso de no atreverse o no verse forzados a impulsar el indulto. Pero ese plan tenía una desventaja: los socialistas siempre han querido entenderse más con los separatistas de ERC que con los de Junts. Y es que, como afirman los propios socialistas, los de ERC les permiten un “pacto de izquierdas”. Y la rebaja de la pena por el delito de sedición beneficiaba por igual al ya condenado Junqueras que al prófugo Puigdemont.
El indulto, sin embargo, permite que sólo se beneficien de él los ya condenados. Y eso excluye a Puigdemont.
Por eso, el plan del indulto B, de la rebaja de la pena por el delito de sedición, pasa al cajón de los proyectos aparcados.
Pedro Sánchez pedía este pasado miércoles «comprensión» a los ciudadanos ante los indultos y aplaudía la carta de Junqueras en la que el golpista asegura renunciar a la vía unilateral para la independencia. «Cualquier paso a favor de la distensión es bienvenido», celebraba.
Sánchez pedía a los españoles «comprensión y magnanimidad» ante los indultos que piensa conceder a los dirigentes separatistas condenados por el referéndum ilegal del 1 de octubre a cambio de su apoyo para seguir en La Moncloa.
El socialista aseguraba que comprende que los ciudadanos puedan tener reparos ante esta medida de gracia que adoptará el Gobierno. No obstante, el amplio rechazo a los indultos por parte de los españoles no disuade ni mucho menos al Ejecutivo de complacer a los líderes separatistas. Sánchez prevé aprobar la medida en el Consejo de Ministros en aproximadamente dos semanas.
Y es que la preferencia por el indulto está contaminada del deseo de tratar mejor a Junqueras que a Puigdemont.
Desde el PSOE saben, además, que las posibilidades de contar ahora con una mayoría para reformar el Código Penal es remota y compleja. Y el desgaste político multiplicaría por dos el sufrido con la tramitación de los indultos.
De este modo, Pedro Sánchez pretende frenar ahora el proyecto que él mismo impulsó: el de rebajar la pena del delito de sedición para dejarlo en un nivel en el que no se le aplique prisión efectiva. El límite planeado era, de este modo, el de dos años, de forma que la prisión pudiera no llegar a ser efectiva porque se conmute la pena.
El PSOE planeó esta reforma del Código Penal para asegurarse el apoyo de los partidos separatistas, en su momento, a sus Presupuestos y, después, al puro mantenimiento en el poder.
El cambio exigía que el delito rebajara su pena desde los 6 años actuales a dos. La reforma planeada, sin embargo, sí mantenía la inhabilitación para cargo político y la regulación de multa.
La retroactividad no se aplica de forma general en el campo penal, pero sí cuando se trata de dar un trato mejor a los condenados. Si consiste en mejorar el trato –reducir las penas– sí es aplicable esa retroactividad. Y eso es, en el fondo, lo que ofrecía el PSOE: realizar un cambio en el Código Penal, de forma que la aplicación de las penas por sedición se modificara y resultase menos gravosa para los condenados, donde se encuentra Oriol Junqueras, el líder de ERC. Y donde estará, antes o después, Carles Puigdemont.
Pero, ahora, Junqueras, ya saborea el indulto. Y la rebaja de la pena sería Puigdemont el que la degustara.
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