Prisiones

Rebrote de cucarachas, ratas y culebras en las cárceles: los funcionarios exigen a Marlaska más higiene

Rebrote de cucarachas, ratas y culebras en las cárceles: los funcionarios exigen a Marlaska más higiene
Cucarachas, ratas y culebras infestan las cárceles españolas

No han cometido ningún delito o, por lo menos, ninguno que esté recogido en el Código Penal. No obstante las plagas de cucarachas, ratas y hasta culebras han decidido cumplir condena en los centros penitenciarios de toda España. Los funcionarios denuncian que los sistemas de desinsectación y desratización sanitaria del Ministerio del Interior no son eficaces para combatir estas plagas.

Uno de los casos más escalofriantes es el del Centro Penitenciario de Soto del Real. Las cucarachas se han adueñado de esta prisión madrileña. Los trabajadores de la prisión de Soto del Real aseguran a OKDIARIO que «por sistema, Interior fumiga una vez al año, pero es totalmente ineficaz». Insisten en que «una semana o diez días después las cucarachas vuelven con más virulencia, si cabe». Bien es cierto que tampoco ayuda el comportamiento de algunos reos. Y es que «el hecho de que los internos tiren comida al patio o guarden alimentos en sus celdas» contribuye a la situación de insalubridad.

Lo cierto es que la mayoría de las prisiones en España están situadas en la periferia de las ciudades, apartadas de los cascos urbanos. Esta localización favorece el brote de roedores, insectos e incluso serpientes. Hace unos días, en uno de los módulos de la prisión de Alcolea, situada a unos 15 kilómetros de Córdoba, apareció una culebra de 2,5 metros. Es en estas fechas de primavera y verano cuando las serpientes salen de su letargo invernal en busca de alimento. Y ésta en particular se acercó a la prisión, donde atemorizó tanto a los reos como a los funcionarios. Al margen de la insalubridad, algunas de estas especies son venenosas.

Una culebra de 2,5 metros se pasea por un módulo de la prisión de Alcolea, situada a unos 15 kilómetros de Córdoba.

En la Jefatura del Centro Penitenciario de Zuera, Zaragoza, los funcionarios desayunan café con leche y hormigas. Estos pequeños insectos han encontrado cobijo en el interior de la máquina de café de la prisión. El único consuelo que les queda a los funcionarios de esta cárcel es que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), estos insectos proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad. En cualquier caso, encontrar insectos en el café no es plato de buen gusto.

Hormigas en la máquina de café del Centro Penitenciario de Zuerza, Zaragoza.

Por si las hormigas no eran suficientes, en esta misma prisión tanto internos como trabajadores se ven obligados a convivir con roedores. Pequeñas ratas que corretean por los pasillos del Centro Penitenciario de Zuerza.

Roedores en el Centro Penitenciario de Zuerza, Zaragoza.

A la falta de medios y de personal, que se ha visto acentuado durante la pandemia del coronavirus y el pésimo estado en el que se encuentran sus instalaciones, más que obsoletas, los funcionarios de prisiones tienen que sumar la insalubridad en sus puestos de trabajo. Los trabajadores esperan que Instituciones Penitenciarias tome cartas en el asunto, especialmente ahora, después de atravesar una pandemia como la del coronavirus en España.

Falta de salubridad e higiene

La situación en las cárceles españolas durante la crisis sanitaria del coronavirus ha rozado el límite. En estos 100 días que ha durado el estado de alarma, los funcionarios de prisiones se han visto absolutamente desprotegidos ante la pandemia. Durante semanas han acudido a sus puestos de trabajo con su propia salvaguarda esperando la llegada de los equipos de protección individual (EPI) contra el coronavirus que comprometida por el ministerio de Interior.

El 19 de marzo la Asociación de Profesionales Penitenciarios Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) denunciaba en este periódico que el único material de protección que recibían en las prisiones eran «guantes de látex». Entonces afirmaban que no existían «en este departamento dotaciones de EPI para evitar, en la medida de lo posible, el contagio del virus. No existiendo líquido hidroalcóholico, mascarillas protectoras FFP2-FFP3, gafas de protección ocular y batas».

«Tampoco se ha tomado nunca la temperatura a los funcionarios a la entrada del trabajo. Medida que evitaría que portadores del virus estuvieran en contacto con los internos y resto de funcionarios», añaden.

La Asociación de Profesionales Penitenciarios Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) interpuso en marzo una querella contra la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y su responsable, Ángel Luis Ortiz, por «vulneración de los derechos de los trabajadores» en el Juzgado Central de Instrucción Penal. Concretamente, se refieren al artículo 316 del Código Penal, que habla del incumplimiento del derecho al trabajo en condiciones de seguridad y salubridad.

Lo último en España

Últimas noticias