España

Rebelión en la prisión de Villarejo al quedarse los presos incomunicados por una caída del sistema

Los presos de la prisión de Estremera donde el comisario José Manuel Villarejo está en prisión provisional se encuentran incomunicados por una caída en la red telefónica.

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Una de las cárceles más peligrosas de España: Estremera. Mil cuarenta y ocho internos. Todos sin posibilidad de poder contactar con sus familiares por una caída en el sistema de comunicaciones. Resultado: conato de motín en la prisión y nerviosismo generalizado. Entre los afectados se encuentra el comisario jubilado José Manuel Villarejo, que cumple prisión provisional en el módulo reservado a presos  vinculados a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Las treinta y ocho cabinas telefónicas del Centro Penitenciario Madrid VII –dos por cada módulo– dejaron de funcionar este lunes. Desde ese momento, los presos no pudieron hacer uso de las diez llamadas semanales, de ocho minutos de duración cada una, a las que tienen derecho cada recluso.

Los familiares que esperaban comunicarse con los internos no recibieron esa deseada llamada. Ante la incertidumbre sobre lo que podría estar ocurriendo, fueron varios los que se pusieron en contacto con la dirección de la prisión.

Mientras tanto, allí en Estremera la situación entre los internos se hizo insostenible durante toda la jornada. Los nervios de los presos fueron poco a poco yendo a más. Las quejas, los gritos y las malas caras eran patentes en todos los módulos, mientras los funcionarios intentaban sin éxito apaciguar los ánimos. Trabajadores del centro penitenciario confiesan a este periódico que «dejar a un módulo sin teléfono es como dejarlo sin café o sin tabaco, se puede formar un motín».

Caída del sistema

Las mismas fuentes aseguran que con frecuencia suelen sufrir este problema técnico con las comunicaciones de la prisión. Lo achacan a que los propietarios de los terrenos colindantes a la cárcel obstaculizaron la posibilidad de crear una infraestructura idónea que permitiese el cableado para la red telefónica. Por este motivo, optaron por un sistema inalámbrico, que consigue soliviantar este problema pero en cambio falla con regularidad según explican los funcionarios.

Conforme iba avanzando el día el nerviosismo también se hizo patente entre los familiares de los internos. Algunos de ellos incluso se pusieron en contacto con OKDIARIO para manifestar que algo estaba ocurriendo en la prisión madrileña. También contactaron con la dirección del centro para pedir explicaciones pero no recibieron respuesta.

Según cuentan a este periódico la situación continúa sin resolverse y la «desesperación» es cada vez mayor.  Las mismas fuentes manifiestan que se están vulnerando los derechos de los internos quienes tienen, al menos, ochenta minutos mensuales para comunicarse con sus familiares.

OKDIARIO ha intentado, sin éxito, contactar con un portavoz oficial de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias para conocer su versión de los hechos.