La rebelión de Baleares arruina el congreso nacional en defensa del español que preparaba Vox
Baleares iba a ser clave en esta iniciativa a través de la creación de la Oficina de la Libertad Lingüística
La voladura del grupo parlamentario de Vox en Baleares tras la rebelión de cinco diputados que han expulsado a otros dos compañeros de bancada, tendrá efectos en los planes de la formación más allá de las Islas Baleares. Vox estaba preparando un gran congreso nacional monográfico sobre la defensa del español y contra la imposición lingüística. Un plan en el que iba a tener un peso fundamental la Oficina de la Libertad Lingüística que se iba a crear en Baleares a iniciativa de Vox, y que ahora queda en suspenso.
Vox quería reunir en un mismo congreso a todas las voces críticas con la imposición lingüística y con la agenda del separatismo catalán para extender las políticas de represión a castellanoparlantes más allá de las fronteras de Cataluña. Un lugar de reunión no sólo para miembros de Vox de Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana, sino también para las asociaciones y plataformas cívicas que denuncian este tipo de atropellos por parte de la administración. Por ejemplo, la Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña o S’ha Acabat.
Este gran cónclave en defensa del español tendrá que esperar. Según ha sabido OKDIARIO, la formación ya trabajaba intensamente en la organización de este encuentro, que aún no tenía fecha pero sí contenido de agenda. Se quería organizar tras la creación de esa Oficina de la Libertad Lingüística en Baleares, un organismo dotado con 750.000 euros y capacidad sancionadora que Vox iba a convertir en su principal punta de lanza en materia de lucha contra la imposición lingüística. Con la rebelión de los 5 de Baleares, cuyos integrantes han renunciado a dar esa batalla, la iniciativa pierde uno de sus puntos fuertes.
De hecho, se estudiaba la posibilidad de extender su alcance y dar cabida a asociaciones en defensa del español en otras comunidades como Galicia o País Vasco. Pese a que la iniciativa no ha sido del todo abandonada, sí ha quedado aparcada.
En Vox, fuentes internas lamentan que los esfuerzos puestos en esta iniciativa, «pionera» en España, se hayan ido transitoriamente al traste por «la ambición personal» de esos cinco diputados de Baleares.
La intrahistoria de la ruptura
«Es que somos los únicos que no hemos entrado a formar gobierno». Esa frase, explican fuentes internas de Vox, sonaba como una letanía desde el inicio de la legislatura en cada reunión de la formación en Baleares. La misma que este lunes saltaba por los aires al conocerse que cinco diputados «rebeldes» habían solicitado la expulsión del grupo parlamentario de dos de sus compañeros. Concretamente, de Gabriel Le Senne, presidente del Parlament, y a Patricia de las Heras, presidenta del partido en Baleares. De fondo, supuestas desavenencias sobre la lucha de Vox contra la imposición lingüística.
Ahora, los rebeldes se quedará con las siglas del grupo, con la asignación económica y con la capacidad para nombrar a un nuevo presidente, cuyo nombre saldrá de ellos cinco. De fondo, su intento por conseguir acceder al Gobierno de Marga Prohens, a quien así se lo exigirán próximamente a cambio su apoyo al PP, que seguirá necesitando su abstención para mantener la gobernabilidad.
Lo de Vox Baleares es la crónica de una ambición política no consumada. Fuentes de la formación, desde Madrid y desde Baleares, relatan a OKDIARIO las situaciones que se han ido viviendo desde el pasado mes de octubre, cuando la cohesión del grupo parlamentario en el Parlament comenzó a resquebrajarse, hasta la ruptura total ocurrida este lunes con esa petición de expulsión.
Largas a la lengua
La primera gran crisis entre Madrid y este grupo de diputados «díscolos», como los definió este lunes el vicepresidente de Vox, Ignacio Garriga, llegó el pasado mes de noviembre. La primera amenaza de ruptura fue contestada desde Madrid con un ofrecimiento y el convencimiento de que ciertas dosis de mano izquierda podrían reconducir el problema: se les daba autonomía casi total, respetando unos límites. Los marcados por los compromisos de Vox con sus votantes en el programa y plasmados en ese acuerdo de 110 medidas programáticas al que llegaron con el PP para apoyar a Marga Prohens.
Ese nuevo contrato se revisaba semanalmente en reuniones internas en las que, sin embargo, la situación no daba visos de mejora. De pronto, el grupo «crítico», como ellos mismos se han denominado, comenzó a poner en cuestión la batalla contra la imposición lingüística. Por ejemplo, poniendo en duda esa Oficina de la Libertad Lingüística pactada con el PP que se va -o iba a convertir en el principal martillo de Vox en este asunto. El propio órgano tiene vocación para ello: 750.000 euros de presupuesto y capacidad sancionadora.
OKDIARIO ha podido conocer algunas de las conversaciones que en los últimos meses mantuvo el entorno de la dirección del partido en Madrid con algunos de estos diputados rebeldes. Desde Bambú preguntaban a Palma de Mallorca por ciertas denuncias que habían llegado a sus oídos de diferentes atropellos a castellanoparlantes, canalizadas a través de asociaciones cívicas.
En las respuestas no había interés alguno por dar esa batalla. «Ni caso, esos son ex de Ciudadanos», decía una de las últimas. Todo eran pegas a la hora de plantear iniciativas en este sentido. Sin embargo, desde Madrid se ha seguido insistiendo en este tema. Algunas de las iniciativas más recientes respecto a la lengua sólo fueron firmadas por Patricia de las Heras, la presidenta de Vox Baleares ahora expulsada de su propio grupo. Lo mismo ha pasado con el asunto de la Memoria Democrática, que tampoco consideraban prioritario.