Policías explican en OKDIARIO su protesta contra Sánchez: «Su ley fulmina el principio de autoridad»
Las 10 claves de una Ley de Seguridad que abonará el terreno para el terrorismo callejero
Policías y guardias civiles protestan en toda España contra la «España insegura» de Sánchez
La reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana que el Gobierno de Pedro Sánchez quiere llevar hacia adelante, con apoyo de sus socios Podemos, EH Bildu, ERC y PNV, ha soliviantado a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Este sábado, los policías y guardias civiles (así como cuerpos autonómicos y municipales) han convocado una manifestación en Madrid, y OKDIARIO ha querido conocer de boca de sus portavoces qué es lo que realmente se juegan en la calle y cómo va a cambiar -para mal- su trabajo diario contra la delincuencia.
Portavoces de las plataformas AUGC, APROGC, JUPOL y JUCIL explican cómo las modificaciones sólo van a servir para abonar el terreno a la delincuencia, con normativas mucho más laxas.
Les van a poder grabar sin impedimentos en las calles, mientras trabajan, y difundirlo luego en redes sociales sin limitación. Algo que les pondrá en riesgo a ellos y a sus familias. Tendrán dos horas para identificar a un infractor, reduciendo a un tercio el plazo que tenían hasta ahora. A los antidisturbios se les va a limitar el uso de material como lanzadores de pelotas, humo, por no hablar de las tanquetas que se han visto en Cádiz y que, por orden de Sánchez, ya están proscritas.
Pero la cosa va más allá. Según denuncian, les quieren convertir en poco menos que en taxistas: deberán devolver a los detenidos al punto exacto en el que se realizó la intervención. Eso reducirá su capacidad para luchar contra otros delitos u obligará a algunos agentes, como los guardias civiles que cubren grandes demarcaciones, a emplear casi todo su tiempo en el traslado de detenidos. Y a partir de ahora, la palabra de un agente de policía dejará de tener de forma generalizada presunción de veracidad, reduciendo así su autoridad.
Las nuevas normas de cacheos también se lo pondrán más difícil. La posesión de drogas pasará a ser una falta menor, suponiendo un aliciente para el menudeo de sustancias.
Pero donde las cosas se pondrán aún más difíciles es en un escenario muy preocupante: las manifestaciones ya no deberán ser comunicadas de antemano a la Delegación del Gobierno. Es decir, los antidisturbios no podrán hacer previsión de medios humanos y técnicos ante una concentración de radicales improvisada o secreta. Las calles, dicen, serán un polvorín.
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