El plan de Sánchez para bajar la luz no penalizará el queroseno del Falcon y castigará los viajes en tren

El Falcon de Pedro Sánchez.
El Falcon de Pedro Sánchez.
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez pretende trasladar costes del recibo de la luz hacia el pago del gas natural, el precio de las gasolinas y hasta las propias eléctricas. Todo, con tal de aparentar que los consumidores pagan menos aunque la medida encarezca el resto de combustibles y hasta el coste del KW de las propias eléctricas que acaba repercutiendo en el pago final de todos los consumidores. Pero, en medio de todo ello, Sánchez ha decidido hacer un guiño al avión. Un guiño que se traduce en la exoneración de costes para un tipo de combustible, el queroseno, justo el que consume su avión presidencial y el resto de reactores, mientras las medidas de Pedro Sánchez castigarán, por ejemplo, los viajes en tren que realizan de forma habitual millones de consumidores. Un tren que, además, se suponía que era mucho más ecológico, según los propios argumentarios del PSOE y Podemos.

El nuevo esquema normativo recoge una serie de exenciones y bonificaciones en determinados casos. Una serie de premisas que técnicamente se supone que se han diseñado para evitar una doble imposición o un castigo fiscal que pueda alterar los comportamientos de los ciudadanos. Y uno de los combustibles beneficiados será el queroseno, cuyas operadoras no tendrán que aportar dinero al Fondo de Sostenibilidad Energética.

Ese fondo es el que se ha inventado el Gobierno para absorber los gastos que saca del recibo de la luz. De ese modo, los operadores de queroseno no tendrán que abonar esos costes, entre otros, las viejas primas a renovables (ahora incluidas en el capítulo Recore -renovables, cogeneración y residuos-). Es más, el transporte en barco, en avión y por carretera, siempre que sea colectivo, no pagará al Fondo. ¿Y quién sí pagará ese fondo? Por ejemplo, las eléctricas.

El resultado es el siguiente. Si una persona viaja de Valencia a Barcelona en barco de línea regular, su pago no aporta al fondo. Si hace el mismo viaje en autobús, microbús, taxi o Uber, tampoco aporta al fondo. Si lo hace en avión, ya sea de línea regular o privado, la exención se mantiene.

Pero si viaja de Valencia a Barcelona en su coche particular, sí aporta al fondo. Incluso en el caso de que lo haga con los muy alabados vehículos eléctricos. Es más, si el viaje se hace en tren, sí aporta a dicho fondo.
La paradoja se mantiene en el transporte de mercancías. Si el transporte de mercancías es en un camión grande, no hay aportación al fondo, pero si el camión es pequeño, sí. Si se transportan mercancías en tren, también se aporta. Un sinsentido ecológico que los técnicos consultados no saben cómo explicar.

Apariencia de rebaja de costes en el recibo de la luz

Y es que la norma no es sino un conjunto de parches con un objetivo: generar una apariencia de rebaja de costes en el recibo de la luz, pese a que esos costes simplemente saltan a otros consumos como las gasolinas, el gas natural o los viajes por carretera.

Sánchez ha decidido sacar las primas a las renovables del recibo de la luz para bajar -aparentemente- el coste de la electricidad. Pero lo cierto es que no eliminará esos pagos en realidad: tan sólo pasará esos costes de un recibo a otro. Quiere que las primas se paguen desde un fondo de sostenibilidad energética que deberán abonar, entre otros, las compañías de hidrocarburos (como el gasóleo y la gasolina) y los propios consumidores de gas natural. Resultado: lo que se quite del recibo de la luz, se pagará en la tarifa del gas natural o en cada litro de combustible que consuman los ciudadanos españoles.

Todo un timo de la estampita: ése es el mecanismo estrella diseñado por Pedro Sánchez para aliviar el recibo de la luz. Su plan pasa por no asumir los costes públicos camuflados en el recibo para que sean pagados desde los Presupuestos Generales del Estado. No: su plan pasa por transferir esos costes de una mano a otra, hasta que los consumidores no tengan capacidad de identificar el motivo por el que pagan más. Aunque paguen claramente más.

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