España
Invasión rusa de Ucrania

La OTAN solicita a España armas de fácil uso para convertir Ucrania en un Vietnam para Rusia

Que la invasión militar de Rusia sobre Ucrania no marcha como estaba previsto es un hecho constatable. Las tropas enviadas por Vladimir Putin a aplastar al Gobierno de Volodímir Zelenski​ se han encontrado con un obstáculo con el que no contaban: una resistencia civil armada y un ejército regular ucraniano mucho más decidido y mejor organizado y pertrechado de lo esperado. Y la OTAN, desde su posición de no intervención, está dispuesta a alargar el conflicto lo suficiente como para convertir Ucrania en un Vietnam para Rusia. Así se desprende, advierten fuentes militares, de las características del pedido de armas «de simple uso» que la OTAN ha hecho a sus aliados para equipar a la población ucraniana.

Armas que sepa utilizar un civil con apenas preparación militar, o cuyo funcionamiento se pueda aprender en unas pocas horas. Nada tecnológicamente avanzado ni que pueda entrañar graves riesgos para el operador. Esas son, básicamente, las instrucciones que la OTAN dio a los países aliados de cara a organizar el envío de armas a Ucrania. El objetivo parece claro: convertir a la población ucraniana en un cuerpo armado de resistencia civil contra las fuerzas de invasión rusas.

Bajo esa premisa, el Estado Mayor de la Defensa dio orden ya el pasado fin de semana a las unidades logísticas encargadas de los polvorines del Ejército de Tierra, Aire y Armada para que localizasen material que encajase en esas características. No había mucho donde elegir: se descartaron granadas de mano por resultar peligrosas para el operador y se escogieron los lanzacohetes C-90 que diseña y fabrica la española Instalaza. Un modelo cuyo empleo es muy simple y está específicamente diseñado para ser utilizado contra blindados y carros de combate. Con otra peculiaridad técnica: al no tener retroceso puede ser usada desde edificios y espacios cerrados. Es decir, en combate urbano.

En ese primer envío de material, que ha llegado a Polonia a bordo de cuatro aviones de transporte A400M del Ejército del Aire, también figuraba la entrega de ametralladoras ligeras AMELI (el nombre proviene de ‘AMEtralladora LIgera’) y 700.000 balas. Otra arma de simple uso aunque con muy mala fama entre los militares españoles. Se encuentra en desuso por los graves problemas operativos que presenta, principalmente que se le encasquillan las cintas de munición con una frecuencia muy alta.

‘Vietnamizar’ Ucrania

En el Ejército español no se les escapa el hecho de que entregar este tipo de armas a Ucrania, para su uso por parte de la población civil, es una maniobra muy concreta de la OTAN orientada a convertir el escenario ucraniano en un serio problema para Rusia. La presencia de este tipo de armas puede convertir la invasión en un Vietnam para el Kremlin. Un conflicto que se enquista en el tiempo más allá de lo esperado y que puede terminar minando internamente el poder de Vladimir Putin.

Algo similar a lo que también impulsó Estados Unidos en Afganistán en los años 80, cuando envió toneladas de armamento y modernos misiles antiaéreos Stinger a los muyahidines que plantaron cara a la invasión rusa. La sangría de carros de combate y helicópteros derribados terminó provocando la salida precipitada de las tropas rusas de Afganistán y supuso un golpe importante a la imagen de una ya agonizante Unión Soviética.