La opacidad de Sanidad obliga a Oxford a recopilar datos de las autonomías para su estudio de vacunación
Las primeras dosis de la vacuna contra el coronavirus, la imagen más esperada de todo 2020, comenzaron a llegar a España el pasado 27 de diciembre envueltas en una gran operación de marketing por parte de La Moncloa. El Gobierno de Pedro Sánchez ha tardado más de una semana en hacer públicos los datos de la campaña de vacunación nacional. Sólo se conoce cuántos españoles han recibido ya la vacuna gracias a la información aportada por las comunidades autónomas, mientras el resto de países europeos (a excepción de Bélgica) ofrecen datos nacionales actualizados de sus avances a diario. Ese apagón informativo ha provocado que la Universidad de Oxford haya tenido que recopilar uno por uno los registros de cada Comunidad para conocer el alcance actual de la vacunación, que refleja en su estudio sobre el avance de la campaña mundial contra el Covid.
Sánchez ha pasado de presumir de rankings sobre la gestión y respuesta al coronavirus a ni siquiera aparecer en ellos por no aportar datos. Poco o más bien nada se sabía del número de españoles a los que se les ha inoculado la vacuna hasta este lunes, una semana después del inicio de la campaña. Y ni siquiera ha sido Sanidad la que ha aportado el dato, sino que han sido las propias comunidades quienes, una por una, hay ido informando de sus avances. No existe registro centralizado, ni se aporta tampoco a los investigadores.
La de España es una excepción en Europa: todos los países del entorno de la Unión llevan ya una semana ofreciendo datos actualizados a diario -a pesar de las fechas festivas- del número de ciudadanos que han recibido ya las primeras dosis de la vacuna. Sólo hay otra excepción, la de Bélgica, que tampoco está aportando datos de los avances de su campaña.
Según el Gobierno, el compromiso del Ministerio de Sanidad pasa por recibir unas 350.000 dosis de la vacuna a la semana de aquí al próximo mes de marzo. Sin embargo, al estar transferidas a las comunidades autónomas las competencias sobre la campaña de vacunación, son las propias regiones las que deben poner en marcha sus propios protocolos sanitarios. El papel del Gobierno se reduce, por tanto, a cuestiones meramente logísticas y estadísticas.
Hasta el momento, según recopiló el ministro Salvador Illa en una rueda de prensa de este lunes usando datos ya publicados por la prensa, de las más de 700.000 dosis recibidas tan sólo se han inoculada poco más de 82.000. Alrededor de un 11%.
Se sabe, a cuentagotas, que las comunidades han tenido serios problemas para aplicar buena parte de la primera hornada de vacunas. En los mejores casos, el número de dosis inoculadas llega al 83% de las recibidas (caso de Asturias), pero el fracaso del plan de vacunación en su primera semana, anunciado a bombo y platillo por el Gobierno, es patente.
Fuera de Oxford
El apagón informativo del Gobierno, a diferencia de la pompa con la que se anunció la llegada de los primeros viales, ha provocado que España no figurase hasta este lunes entre los países analizados por un gran estudio de la Universidad de Oxford y su portal estadístico ‘Our World in Data’ , que actualiza a diario el avance de la campaña de vacunación en 36 grandes países del mundo.
Entre esos países sí se encontraban todas las potencias europeas, Estados Unidos, China, Israel, México o Rusia. De las naciones europeas tan sólo falta Bélgica, que ha adoptado un apagón informativo de su campaña similar al puesto en marcha por el Gobierno español.
España fue incluida en la tarde del lunes en este estudio, para lo que los investigadores tuvieron que recurrir -según figura en las fuentes de sus análisis- a la información aportada por cada comunidad individualmente en sus páginas web. Un trabajo extenso y arduo que no deben realizar con ninguno otro país, que aporta cifras totales y a nivel nacional. Sanidad, en cambio, no.
Oxford retrata a Sánchez
España fue uno de los países en actuar más tarde y con menor contundencia contra el Covid, como reflejó la propia Universidad de Oxford la pasada primavera. Se situó al nivel de países como Botswana, Siria, Irak o Papúa Nueva Guinea. Sánchez, sin embargo, hizo su propia interpretación de los datos ante el Congreso de los Diputados para presumir de gestión de la crisis sanitaria.
Sánchez dio por buena su gestión de la pandemia y el «rigor» de la respuesta gubernamental a la crisis aportando datos «de fuentes tan incontestables como el estudio del COVID-19 de una prestigiosa universidad británica, la universidad de Oxford», advirtió. «Precisamente este estudio, el de la universidad de Oxford, otorga a España la puntuación más alta de entre los países occidentales, 90 sobre 100, en cuanto al rigor en la respuesta a la pandemia», aseguró Sánchez.
Sin embargo, como desveló OKDIARIO, este estudio al que hace mención Sánchez, elaborado por 92 expertos de la Blavatnik School of Government de la Universidad de Oxford, situó a España en el puesto 80 de 113 países del mundo. Sólo 33 países lo habían hecho peor con medidas más suaves que las del Gobierno español.
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