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El núcleo de Puigdemont se mofa del ‘pacto’ con Moncloa para detenerle: «Bulo de Contreras Producciones»

El esperpéntico espectáculo de la fuga de Carles Puigdemont ha abierto todas las incógnitas posibles sobre la actuación de los Mossos

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El esperpéntico espectáculo de la fuga de Carles Puigdemont ha abierto todas las incógnitas posibles sobre la actuación de los Mossos, que este viernes trataron de justificar el bochorno arremetiendo directamente contra el líder de Junts. Puigdemont se esfumó sin dejar rastro tras pronunciar un mitin ante más de 4.000 simpatizantes, burlando un amplio dispositivo policial. ¿Cómo puede ser? La sospecha de un pacto, auspiciado desde Moncloa, por el cual Puigdemont se entregaría a los Mossos ha planeado desde que se perdió la pista del ex presidente y se le declaró «en paradero desconocido».

Determinadas informaciones hablaron entonces de ese presunto acuerdo por el cual los Mossos permitirían el discurso de Puigdemont y éste se entregaría justo después. En el entorno de Puigdemont esta especulación ha provocado una mofa general. Sostienen que se trata de un «bulo» para tratar de justificar lo que califican, simple y llanamente, de «chapuza» por parte de los Mossos. Jamás hubo pacto alguno para que Puigdemont se entregase, descartan con rotundidad. «Contreras Producciones», ironizan, en alusión a José Miguel Contreras, alto cargo de Prisa y asesor mediático del presidente del Gobierno.

Su abogado, Gonzalo Boye, confirmó el mismo jueves que Puigdemont «no se entregará nunca», y negó también un pacto con los Mossos para una detención. Como ha revelado OKDIARIO, el ex presidente separatista logró entrar en España a través de la frontera de La Junquera (Gerona), el martes por la noche, y salir por el mismo punto, el jueves, a las 22:30 horas, tras una insólita jornada que ya ha marcado un antes y un después en el debate político nacional.

Este viernes, la cúpula de los Mossos ha cargado abiertamente contra Puigdemont, consciente de la difícil tarea de hacer olvidar el ridículo. «El operativo no preveía un comportamiento impropio de alguien que ha sido la máxima autoridad del país. Nadie estaba preparado para eso», ha sostenido el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena. Según el Govern, la intención de Puigdemont no sería otra que «dinamitar» el pleno de investidura «sencillamente porque no les gustaba el resultado».

El comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, ha admitido que en el cuerpo policial creyeron a pies juntillas que el objetivo de Puigdemont era asistir al pleno. De ahí que, como ha revelado OKDIARIO, el propio Sallent esperase a Puigdemont a escasos 50 metros del Parlament y oculto en el interior de un coche, para proceder a detenerle en cuanto se acercase. Pero nada salió según lo planeado.

Los Mossos perdieron la pista a Puigdemont tras descender del escenario, ubicado en el Arco del Triunfo de Barcelona, del cual se bajó acompañado de su núcleo más estrecho, con Jordi Turull al frente. Sallent ha arremetido contra los «cargos electos» de Junts que, en su versión, evitaron el arresto del jefe separatista moviendo un «muro humano» que les impidió su localización. «Fueron a una carpa en la que se pusieron un sombrero, se subieron a un vehículo y se fueron del lugar», concluyó Sallent, que incluso ha afirmado que no se cree que el líder de Junts se encuentre en Waterloo. «No tenemos ninguna evidencia de que esté en Bélgica, pienso que es lo que nos quieren hacer creer», ha dicho, acusando a su entorno de desinformar.

Tras recrearse en un baño de masas televisado, Puigdemont se dio a la fuga. Un auténtico esquinazo al amplio dispositivo policial. Al constatar el fracaso, la Policía autonómica desplegó, entre la incredulidad general, la llamada Operación Jaula. Se cerraron primero los principales accesos a Barcelona, se realizaron controles aleatorios de los vehículos circulantes, se revisaron maleteros. El perímetro se amplió después, peinando incluso La Junquera, el punto por el que Puigdemont, más tarde, abandonaría el país. Los agentes llegaron a acudir a la casa del ex president, en Gerona, según ha podido saber este periódico. Todo ello derivó en lo ya conocido, un total fracaso. El líder de Junts pudo cruzar la frontera sin dificultad, camino a Waterloo (Bélgica) -su residencia durante los últimos siete años-, igual que había entrado dos días antes. En el operativo sí se procedió a la detención de dos mossos que habrían colaborado con la huida.

El silencio de Moncloa

Entre tanto, el silencio ha marcado la pauta en Moncloa. Con Pedro Sánchez en paradero desconocido y todos los ministros de vacaciones, el único que se ha pronunciado ha sido, este viernes, Félix Bolaños. Desde París, donde asiste a los Juegos Olímpicos, el ministro de la Presidencia ha descargado toda la responsabilidad en los Mossos, la «policía competente», ha señalado. En las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado existe un profundo malestar por la actuación del Ministerio del Interior, confiando una vez más la detención en el cuerpo catalán. Hasta ahí la valoración oficial.

El Gobierno, no obstante, también tendrá que dar explicaciones de lo sucedido, pues el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, ya ha reclamado al Ejecutivo, y también a los Mossos, un informe sobre el operativo dispuesto para la detención, frustrada, de Puigdemont.