España
SEQUÍA

«Ni una gota de agua»: así respondió el PSOE catalán cuando el Levante pidió ayuda por la sequía de 2003

Los socialistas catalanes se negaron en 2003 a entregar "ni una gota de agua" al Levante, aquejado de una grave sequía

Veinte años más tarde, Cataluña reclama el trasvase de agua del Levante en barcos para superar su propia sequía

El Gobierno de Pedro Sánchez tiene un plan para luchar contra la sequía y el desabastecimiento de agua que se cierne sobre Cataluña: llevar agua desalada en buques cisterna desde el puerto de Sagunto (Valencia) hasta Barcelona. El Gobierno valenciano da luz verde al plan, asegurando que está «a favor de la solidaridad hídrica entre regiones». Una respuesta muy diferente de la que dio el líder de los socialistas catalanes, Pascual Maragall, cuando en el 2003 el Levante solicitó agua del Ebro a Cataluña: «Ni una gota».

«No es justo que el agua del Ebro llegue a comunidades que no implantan políticas de ahorro y que no necesitarían el agua que piden», argumentaba entonces el líder del PSC y candidato a unas elecciones catalanas de las que saldría presidente con apoyo de ERC e ICV. Los dos partidos a los que el PSOE involucró en el llamado «Compromiso por el Ebro», un documento en el que Cataluña certificaba, si gobernaban los socialistas, que no se entregaría agua propia a la Comunidad Valenciana o Murcia. Dos regiones que entonces atravesaban sus propios problemas con la sequía.

El PSC defendía que su postura entonces se basaba en el «principio de equidad y justicia», asegurando que esas comunidades no habían hecho sus deberes para tener suficiente abastecimiento de agua. Era, en pocas palabras, su problema, no el de los catalanes.

En aquellos tiempos de bonanza hídrica para Cataluña, Margall advertía que no era «justo» cargar sobre el río Ebro el «déficit» de agua en España. Reclamaba que era necesario que las comunidades demandantes hiciesen un uso «racional» de su agua.

Han pasado poco más de veinte años de aquello y las tornas han cambiado. Ahora es Cataluña, especialmente Barcelona, la que atraviesa un duro periodo de sequía que amenaza con desabastecer a la población de agua de consumo humano. La línea roja de cualquier sequía. Para paliarla, el Gobierno ha echado mano de, precisamente, agua procedente del Levante. 

Fuentes del PP no han olvidado aquella situación. De hecho, voces autorizadas en Génova recuerdan que «nosotros no somos como Maragall», contraponiendo la solidaridad expresada por el Gobierno de Mazón con la actitud mostrada entonces por el líder de los socialistas catalanes.

Barcos con agua

El Ministerio de Transición Ecológica plantea llevar agua en barco desde Valencia a Cataluña ante la situación que vive esta última región con la sequía. Y es que, el Govern catalán acaba de declarar la fase de emergencia después de que los embalses hayan descendido hasta el 16% de su capacidad, lo que supone unos 100 hectómetros cúbicos.

Ante esta situación, Teresa Ribera se reunió este lunes 5 de febrero con el conseller de Acción Climática de la Generalitat, David Mascort, para analizar la posibilidad de acelerar la construcción de desaladoras, aunque esta sería una solución a largo plazo. Se han planteado dos nuevos centros de este tipo, aunque no estarán listas hasta el horizonte de 2028-2029. Por ello, desde el Gobierno han ofrecido la posibilidad de enviar agua desde Valencia a Cataluña, en concreto, hacer un envío en barco desde la desaladora de Sagunto hasta el Puerto de Barcelona.

Con este plan sobre la mesa, Cataluña pondría el transporte y el Gobierno, el agua, ya que la citada desaladora depende de Transición Ecológica. Se podrían trasladar unos siete hectómetros de agua al día en dos barcos.

Valencia sí comparte

La Generalitat Valenciana, gobernada por Carlos Mazón, ya ha sido informada del plan del Gobierno y el presidente autonómico se ha mostrado conforme, ya que se trata de una situación de emergencia y está «a favor de la solidaridad hídrica entre regiones».

Según ha indicado la Generalitat en un comunicado, Mazón está a favor de que «el agua desalada tenga un uso prioritario y casi exclusivo para emergencias de consumo de boca, no para riego porque esto es muy perjudicial para los cultivos y los cítricos».

En esta línea, ha resaltado que Ribera le ha garantizado que «aumentar la capacidad de la desaladora por encima del 15% no tiene ninguna afección para las necesidades de la provincia de Valencia», al tiempo que ha pedido a la responsable del Ministerio una reunión para «abordar las necesidades hídricas de la Comunitat Valenciana en temas como los trasvases o la emergencia de la Albufera».