España
'Ley Trans'

Montero formará un ejército de inspectores para vigilar la aplicación de su ‘Ley Trans’ en las empresas

Irene Montero pretende que los inspectores de Trabajo tengan «formación especializada» en su polémica Ley Trans, actualmente en tramitación parlamentaria. La versión final de la norma, aprobada la pasada semana en la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, refuerza la vigilancia en la aplicación de esta ley, por medio de los servicios de Inspección. Para ello, Montero ha incorporado la petición de Bildu para «fomentar la formación especializada para el personal» encargado de esta tarea, según se recoge en el texto, al que ha tenido acceso OKDIARIO. La ministra de Igualdad quiere promover así un trato específico hacia las personas LGTBI, estableciendo por ley distintas obligaciones para las empresas, cuyo cumplimiento será vigilado.

La ley contempla varias medidas para asegurar la «igualdad de trato y oportunidades» de este colectivo, que afectarán por ejemplo a las convocatorias de subvenciones de fomento del empleo. Igualmente, se incluirán en los convenios colectivos cláusulas «de promoción de la diversidad en materia de orientación sexual, identidad sexual, expresión de género y características sexuales y de la diversidad familiar». Montero también quiere «indicadores de igualdad» para medir «la realidad de las personas LGTBI» en las empresas, así como crear un distintivo para reconocer a aquellas que «destaquen por la aplicación de políticas de igualdad y no discriminación». Las empresas deberán elaborar también códigos éticos y protocolos para asegurar la «protección» del colectivo.

La ley genera un abierto enfrentamiento entre los socios de PSOE y Podemos. El texto final no incorpora, de hecho, la enmienda de los socialistas para que los menores de entre 12 y 15 años deban contar con autorización judicial para cambiar su mención de sexo en el registro. Una precisión a la norma que ha irritado sobremanera a Podemos, pues Montero limita esa obligación a los menores de 12 y 13 años. Los de 14 y 15 sólo precisarán del consentimiento paterno y a partir de los 16 el cambio de sexo será totalmente libre. Tampoco se ha aceptado la enmienda del PSOE que pedía endurecer las condiciones para revertir un cambio de sexo en el registro, contando también en ese caso con autorización judicial, algo que la ministra de Igualdad no contempla. Según el texto de la ley, se podrá solicitar la vuelta al sexo original simplemente pidiéndolo en el registro, una vez transcurridos seis meses.

Expertos

Irene Montero ha elaborado esta ley dando la espalda a los expertos, que no han sido consultados. Muchos de ellos han expresado en este tiempo sus críticas, especialmente por las consecuencias que la norma puede tener en los menores.

El Partido Popular reunió el pasado viernes en el Congreso a profesionales sanitarios y colectivos feministas, que pudieron expresar libremente su opinión. Entre ellos, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Gregorio Marañón, Celso Arango, que alertó del auge de un «nuevo fenómeno» entre adolescentes que, en un momento dado y, en muchos casos precedido de un trastorno mental, manifiestan que son trans y quieren cambiar de sexo.

Se trata de adolescentes, explicó este experto, en su mayoría chicas que aseguran ser trans, y que al ser preguntadas por los psiquiatras argumentan que «es una mierda ser mujer y que quieren ser hombres».

«Cuando uno indaga, en muchas ocasiones son chicas adolescentes que tienen trastorno mental, trastorno del espectro autista, cuadros depresivos… o que han sufrido algún trauma, incluso abusos sexuales, y que en un momento determinado dicen que quieren dejar de ser mujeres», detalló.

Arango criticó que esto «se aprovecha políticamente» e instó a los grupos políticos a mejorar la ley en el trámite parlamentario. También les pidió que revisen los procedimientos aprobados en las comunidades autónomas, donde se regula la hormonación y la cirugía en menores. «No dejen a la infancia al albur de la política rancia, acientífica, negligente y sectaria», concluyó.