Marhuenda, nuevo miembro de la Real Academia de Jurisprudencia: «Podemos acabar en un sistema autoritario»
Francisco Marhuenda ingresa en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación con un discurso sobre la separación de poderes

Francisco Marhuenda, director de La Razón, ha sido investido como Académico de Número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación en un acto solemne que ha tenido lugar este lunes en Madrid. En su discurso de ingreso, titulado La separación de poderes y el futuro del Estado de Derecho, el periodista y catedrático expresó su gratitud por el honor recibido y ofreció un análisis profundo sobre la evolución histórica y los desafíos actuales de este principio fundamental para la democracia.
Francisco Marhuenda destacó el prestigio de la institución, fundada en el siglo XVIII, como un referente de la cultura jurídica española y un vínculo esencial con los países iberoamericanos. «Formar parte de esta Academia es un honor que impone el compromiso de estar a la altura de quienes nos precedieron», afirmó. Se mostró agradecido al presidente, Manuel Pizarro, por su amistad, y a los juristas que respaldaron su candidatura, entre ellos José Antonio Escudero, Tomás Ramón Fernández, Juan Antonio Sagardoy y Antonio Fernández de Buján, quien respondió a su discurso. También tuvo palabras de reconocimiento para Consuelo Madrigal, quien lo animó a dar este paso, y para su familia y amigos, pilares de su trayectoria personal y profesional. Comenzó haciendo un semblante de José Juan Pintó Ruiz, su predecesor en la Real Academia.
El núcleo de su intervención se centró en la separación de poderes, un concepto que trazó desde la Antigüedad hasta la modernidad. Remontándose a la democracia ateniense y la República Romana, Francisco Marhuenda subrayó cómo estas civilizaciones sentaron las bases para limitar el poder y evitar la tiranía. «Grecia inventó la democracia y Roma nos legó el Estado de Derecho», ha señalado, destacando la influencia de pensadores como Polibio, Locke y Montesquieu. Este último, con su teoría de la división entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial, marcó un hito en el constitucionalismo, inspirando sistemas como el de Estados Unidos.
El académico Francisco Marhuenda también abordó el aporte del cristianismo, con su énfasis en la dignidad humana y la justicia, y de la Ilustración, que consolidó la razón como fundamento del poder legítimo. Sin embargo, su discurso tomó un tono crítico al analizar la situación actual en España. Ha advertido sobre el riesgo de una «democracia iliberal», debido a prácticas como el uso abusivo de los Reales Decretos Ley, que calificó de «deriva no deseada» por sortear el debate parlamentario. Criticó la politización de la Administración Pública, donde el mérito ha sido relegado frente a la lealtad partidista, y la influencia del Ejecutivo en el Legislativo y el Judicial, debilitando los contrapesos esenciales del sistema.
Marhuenda expresó preocupación por el Tribunal Constitucional, convertido en un «contrapoder» con magistrados de marcado perfil político, y por intentos de controlar la Justicia y los medios de comunicación. «No se puede relativizar la Constitución por conveniencia política», afirmó, alertando sobre medidas como la propuesta de suspender procesos judiciales que afectan a familiares del presidente del Gobierno, algo inédito en democracias consolidadas. Asimismo, ha denunciado el uso de la Abogacía del Estado con fines partidistas y la falta de independencia del Ministerio Fiscal.
En un contexto de polarización y auge de extremismos en Europa, agravado por crisis como la guerra en Ucrania, Francisco Marhuenda llamó a defender la Constitución de 1978, origen de la estabilidad española. Propuso reformas para garantizar la independencia de los poderes, como un sistema electoral que evite el cesarismo y una mayor profesionalización de la Administración. Citó el modelo de Taiwán, con poderes adicionales de control y examen, como ejemplo a considerar.
El discurso ha terminado con un llamamiento al diálogo político y a la transparencia para contrarrestar la desmotivación ciudadana y fortalecer el Estado de Derecho. «Si he contribuido a esta reflexión, me doy por satisfecho», concluyó Marhuenda, ante un auditorio compuesto por juristas, académicos y figuras públicas. Entre los asistentes, se encontraban el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el magistrado Enrique López, o el escritor Juan Manuel de Prada.
Al término de la lectura del discurso, Marhuenda respondió a preguntas de OKDIARIO y aseguró que «el estado del derecho sigue todavía siendo sólido, pero está sufriendo unos ataques impresionantes por parte de este Gobierno y sus aliados, lo que es algo que ha sido un éxito colectivo, que es la Transición, la Constitución. Estamos en peligro de que se deteriore y acabe, como se dice, en un sistema autoritario. Es decir, ahora nos puede parecer imposible, pero es lo que se llama una democracia liberal que acaba con el autoritarismo, donde efectivamente se utilizan los términos democráticos».
Para Enrique López, Marhuenda «es un hombre del Renacimiento». Sobre si es sólido el Estado de Derecho, ha dicho que «tiene muchos enemigos y en España y en otros países, pero tiene muchos enemigos. Y, precisamente los que creemos en el Estado de Derecho, los que creemos en la libertad, los que creemos en los derechos fundamentales, en la igualdad de verdad, tenemos que hacer mucho para que el Estado de Derecho siga siendo lo que debe ser un auténtico Estado de Derecho y no un Estado al servicio del poder político sino al servicio de los ciudadanos».
Sobre si el Estado de Derecho es sólido en España, Alberto Núñez Feijóo cree que «el Estado de Derecho en este momento en España es el Estado más líquido que hemos tenido desde el 78».
Por su parte, Almeida cree que «el Estado de Derecho es sólido y que Pedro Sánchez está haciendo todo lo posible por debilitarlo».
El escritor Juan Manuel de Prada cree que «en estos momentos las instituciones en España están muy deterioradas, tremendamente deterioradas. De alguna manera es de lo que ha tratado su discurso y yo creo que las obras que ha hecho son innegables».