Margallo admite diferencias con Sáenz de Santamaría y Montoro en su etapa como ministro
El ex ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo ha admitido este lunes que durante su tiempo en el Gobierno tuvo discrepancias con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sobre la «visión de España» y sobre cómo afrontar la relación con Cataluña.
En concreto, ha relatado que él era partidario de una reforma del sistema de financiación autonómica, «pero el ministro de Hacienda no creía que fuese necesario en estos momentos» y ha criticado la judicialización de la política: «La vía de aplicar la norma y llevar todas las cuestiones a los tribunales es judicializar la vida política y eso nos lleva a un choque de trenes, a un conflicto, y eso es lo que hay que evitar».
En una entrevista en la Cadena Ser ha explicado que él apuesta por «ser muy firme en las líneas esenciales» como defender la unidad de España y la soberanía nacional pero «muy flexible en aquellas cosas que han producido un auge del separatismo en poco tiempo».
En este punto, además de la inversión en infraestructuras y el respeto a la identidad cultural, ha aludido al sistema de financiación autonómica, que produjo «distorsiones y discriminaciones muy importantes y ha generado el ‘España nos roba’». «Es obvio que eso no se satisface con préstamos, como se ha venido haciendo», ha añadido.
En esa línea, ha dejado claro que había discrepancias sobre «lo que debe ser la unidad, la cohesión y cómo ganarse el afecto de los catalanes que se han sentido molestos con la actuación del Gobierno». A su modo de ver, «en política hay que mantener siempre los puentes abiertos».
Para Margallo, el soberanismo en Cataluña es el principal problema que tiene España, hoy en día hay más separatistas que hace cuatro años «y es responsabilidad de todo el mundo». No obstante, luego ha matizado que la máxima responsabilidad es de Convergència, que con su estrategia ha pasado de poder negociar con todo el mundo desde CiU a caer en «la irrelevancia más absoluta».
Hay dos grupos en el Gobierno
Margallo está convencido de que el grupo de que él formaba parte, y que se reunía de vez en cuando seguirá viéndose, porque son todos «amigos», incluso ha añadido que son «probablemente los más fieles a Mariano Rajoy». Como miembros de ese grupo ha mencionado a los ex ministros Ana Pastor, Miguel Arias Cañete y José Manuel Soria y la ministra de Agricultura Isabel García Tejerina.
Ese grupo, ha admitido, tenía una «visión del gobierno muy distinta que otro grupo que también tenía ciertos vínculos de amistad y solidaridad interna». «La vicepresidenta es obvio que lidera un grupo y que tenía una visión de lo que es España distinta a la mía», ha reconocido.
Margallo ha admitido que él estaba «dispuesto a seguir» como ministro pero ha dejado claro que entiende sus sustitución y que no le ha pedido ninguna explicación al presidente, Mariano Rajoy. Aunque no ha querido vincularlo explícitamente, ha apuntado que él «probablemente» ha expresado sus opiniones «con excesiva claridad», incluso sus discrepancias «con excesiva tozudez».
«Dastis será un gran ministro»
Según ha dicho, él está en política para hacer determinadas cosas, y asume que «eso encaja en un momento determinado en un gobierno, y no en otro». Del mismo modo, ve evidente que su suceso, Alfonso Dastis, tiene un perfil más técnico, mientras que el suyo era más político.
Con todo, no cree que la política exterior del nuevo gobierno vaya a cambiar, porque está por escrito en la Estrategia de Acción Exterior, y está convencido de que Dastis será «un gran ministro». Margallo le ha garantizado su apoyo y le ha dejado claro que no le va a llamar «nunca, porque no hay nada más pesado que el señor anterior tratando de dar consejos».
Y a Rajoy le ha adelantado su agradecimiento y su «lealtad». Margallo está convencido de que el nuevo gobierno hará cosas distintas a las que hizo el anterior, pero no porque haya cambiado su composición sino porque es un momento diferente y hay que hacer otras políticas, en particular «política social y de cohesión».