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El liderazgo de Scholz relega a Sánchez a la irrelevancia dentro la familia socialista europea

La llegada de Olaf Scholz a la cancillería alemana impide a Pedro Sánchez continuar erigiéndose como líder de la socialdemocracia europea

El ascenso de Scholz y el resultado que pueda obtener Anne Hidalgo en Francia ponen en peligro los planes de futuro del presidente que pasan por conseguir un cargo a nivel europeo

  • Joan Guirado
  • Bruselas
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Olaf Scholz, el nuevo canciller alemán, fue el gran protagonista en la reunión que los socialistas europeos mantuvieron este jueves en Bruselas en el marco del último Consejo Europeo del año. Era su primera cita a este nivel tras relevar a Angela Merkel que, durante 16 años, fue una de la dama de hierro de estas reuniones de líderes europeos. Scholz llegaba dispuesto a dejar claro desde el minuto uno que piensa ejercer el liderazgo europeo que siempre se le ha atribuido a Alemania. Y que eso pasa también por ser la voz cantante del socialismo comunitario, privilegio reservado hasta ahora a Pedro Sánchez. Un revés para un político que lleva meses buscando un hueco en cualquier cargo europeo para cuando pierda el Gobierno.

Con su llegada al poder en Berlín, Scholz desplaza al presidente del Gobierno como referencia de la socialdemocracia europea. El líder del PSOE, desde que accedió a la Moncloa en 2018 con la moción de censura, se había autoerigido en máxima autoridad del socialismo en Europa. Con Alemania, Italia, Holanda y Francia en manos de conservadores o centristas, Sánchez era el líder más importante que el PES tenía entre sus filas. De ahí la cierta influencia que tuvo tras las elecciones europeas de 2019 que le permitió colocar a Josep Borrell como jefe de la diplomacia comunitaria y a Iratxe García como presidenta del partido en el Parlamento Europeo. Aunque el PSOE esperaba más.

Pedro Sánchez y Antonio Costa, durante todo este tiempo, han ejercido el liderazgo de una socialdemocracia en Europa que se está rearmando tras la llegada de Scholz a las reuniones de líderes de la UE. La primera reunión del PES, según fuentes conocedoras de cómo se desarrolló el encuentro, ya evidenció esa nueva configuración del mapa político comunitario. Los nuevos roles de los representantes socialistas en los diferentes países relegan a Sánchez y Costa a una irrelevancia que se prevé vaya in crescendo en el medio plazo. El líder del PASOK griego, Nikos Androulakis, incluso se atrevió a abroncar al presidente español en público a cuenta de la venta de armas a Turquía: «Es inaceptable» le profirió a Sánchez.

Aunque el jefe del Ejecutivo, aún hoy, es alabado incluso por la presidenta conservadora de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, su crédito político está agotándose de la misma forma que sus excusas para justificar los incumplimientos de sus promesas y acuerdos. El manual de resistencia está fallando y le puede salir muy caro. Su bajada en los sondeos, cuando falta medio año para que asuma la presidencia rotatoria de la UE, no ayudan a relanzar la imagen de liderazgo que ha intentado proyectar a lo largo de los últimos tres años. Un problema para una persona que ve su futuro político en las instituciones comunitarias.

El secretario general del PSOE sabe que se lo juega todo en 2022. Y que la partida se juega en Madrid, en Bruselas y en París. Su capacidad para dirigir con destreza una coalición abocada a la ruptura tarde o temprano, el cumplimiento de los compromisos comunitarios y su papel cuando asuma la presidencia europea y las elecciones al Elíseo serán claves en el futuro político más inmediato de Pedro Sánchez.

Una victoria de la española Anne Hidalgo, ahora alcaldesa de París, frente a Emmanuel Macron, convertiría en insignificante al presidente español en el eje franco-alemán. De ahí que, como ya se vio el último Congreso Federal invitándole como estrella internacional, Sánchez se abraza a Hidalgo y se volcará en su campaña en las presidenciales francesas para tener la baza de que él la ayudó. Aunque en realidad es el principal interesado en que no se convierta en presidenta de Francia.