España
CASTILLA Y LEÓN

El líder de Vox en Castilla y León, García-Gallardo, dimite y deja la política

El hasta ahora diputado autonómico de Vox se marcha "por discrepancias con la dirección nacional"

Juan García-Gallardo ha dimitido de todos sus cargos en Vox en Castilla y León y deja su escaño y la portavocía del partido en las Cortes «por discrepancias con la dirección nacional». «Entré en un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas. Esa situación ha cambiado. La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás», ha anunciado en una misiva en la que expresa sus razones para dejar la política.

García-Gallardo ha anunciado su renuncia como portavoz de VOX en las Cortes de Castilla y León, a su acta de procurador y a su puesto en el Comité Ejecutivo Nacional del partido, aunque mantendrá su condición de afiliado de base. En una carta a la que ha tenido acceso OKDIARIO, el portavoz de Vox en las Cortes de Castilla y León explica que cuando entró en política «lo hizo con ilusión, en un proyecto que permitía la pluralidad de liderazgos y carismas», pero señala que esta situación ha cambiado «ya que la dirección del partido ha ido ocupando progresivamente más espacios en detrimento de los demás».

El político reconoce que la existencia de oligarquías en los partidos es inevitable, citando la «ley de hierro de la oligarquía» de Dalmacio Negro, pero sostiene que esto no debe eximir de exigir una conducta ética a quienes las integran. En su texto, enfatiza que ha mantenido sus discrepancias con la dirección del partido de manera discreta y reservada, distanciándose expresamente de otras protestas públicas recientes en el partido.

García-Gallardo aclara que su decisión es personal e independiente, y no está relacionada con los desafíos públicos recientes a la dirección del partido en Salamanca ni con las plataformas de afiliados que cuestionan decisiones en política internacional. Hace referencia también a su anterior dimisión como vicepresidente de la Junta de Castilla y León, mencionando «aquella frase sobre los barcos y el honor», sugiriendo que se enfrenta a un dilema similar.

La carta concluye con un mensaje sobre el verdadero significado del éxito, que según él no se mide por el poder o el dinero, sino por ser digno de ser imitado por los hijos y compatriotas. Se despide expresando su gratitud hacia los afiliados, simpatizantes y votantes del partido, así como hacia la mayoría de cargos públicos de VOX en toda España.

«Retomo mi profesión como abogado»

Reproducimos íntegramente la carta de despedida de Gallardo a continuación:

«Siempre he entendido la actividad política como una renuncia, si se aspira a ejercerla de manera virtuosa, como yo he pretendido y espero haber conseguido. Sin sacrificio es difícil ejercerla con la exigencia debida. Asumí un sacrificio personal al entrar y, ahora, renuncio voluntariamente al salir.

Participar en política con VOX supone un sacrificio adicional. El establishment político y mediático te aplica una vara de medir distinta a la de los miembros de otros partidos políticos. Nadie dijo que fuera fácil, pero nunca he tenido un inconveniente con esa fiscalización. Esa situación obliga a elevar los estándares de diligencia a los que nos sometemos.

Entré en política activa con grandes dosis de ilusión y entusiasmo. Entré en un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas. Esa situación ha cambiado. La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás.

Eso no es necesariamente malo por sí mismo, a pesar de lo que dicen los entusiastas de la democracia interna absoluta y las primarias para la selección de los candidatos a cargos electos. La ley de hierro de la oligarquía, definida por Dalmacio Negro, es inevitable en cualquier organización, incluidos, por supuesto, los partidos políticos.

El intento por acabar con las oligarquías dentro de los partidos es una quimera; una acción estéril que sólo conduce a la melancolía. En lo que no cabe el conformismo es en la exigencia de una conducta ética a quienes integran las oligarquías que gobiernan los partidos políticos, en nuestro caso, VOX.

Fui educado para no caer en fanatismos ni idolatrías. También aprendí en mi casa que los conflictos era preferible resolverlos de manera pacífica y discreta, siempre que fuera posible.

Por eso, he canalizado todas mis discrepancias con las decisiones de la dirección del partido, cuando han aflorado, con el mayor nivel de reserva posible.

Carta de García-Gallardo.

No quiero continuar la redacción de esta carta sin aclarar lo siguiente: esta decisión es independiente de la adoptada por quienes han desafiado públicamente a la dirección del partido con exhibiciones de rebelión en Salamanca o constituyendo plataformas de afiliados para cuestionar decisiones relevantes de la dirección en política internacional.

Mis discrepancias con la dirección del partido no tienen que ver con la forma de selección de los candidatos, ni con la participación en uno u otro grupo político europeo. La decisión que termino de tomar hoy es personal e independiente.

Durante los últimos tres años he sido leal al presidente y a su equipo más próximo. Lealtad toda, mientras exista reciprocidad. Y lealtad y apoyo siempre y ante todo al programa político de VOX, sin matices, que espero poder seguir contribuyendo a que triunfe, con mi humilde aportación, por el bien de España. Como ninguno somos imprescindibles, espero que el éxito electoral de VOX suceda pronto con la ayuda del resto de compañeros del partido y por el bien del conjunto de la sociedad española. Sin embargo, la necesidad urgente de un cambio en la política española no nos debe llevar a buscar atajos, ni a aceptar conductas que no compartimos.

Tuvo mucho recorrido aquella frase que pronuncié antes de dimitir como vicepresidente de la Junta de Castilla y León sobre los barcos y el honor. Por desgracia y por iniciativa de otros, me vuelvo a enfrentar al mismo dilema, optando por la misma solución, por respeto a mis principios.

Carta de García-Gallardo.

Fue Tomás Moro quien dijo que si el honor trajese cuenta, todo el mundo sería honorable. Pero, en cuestiones de conciencia no cabe el cálculo, solo la acción firme y desinteresada, con respeto a las normas, especialmente para quienes pudiera parecer que no merecen ese amparo.

Por ese motivo, renuncio a mi cargo como portavoz de VOX en las Cortes de Castilla y León, al acta de procurador y mi pertenencia al Comité Ejecutivo Nacional, volviendo a mi condición de afiliado raso de VOX y retomando mi actividad profesional privada como abogado.

Carta de García-Gallardo.

En el día de San Blas, cierro esta carta recordando que, para algunos, el éxito no se mide por el poder o el dinero, sino por ser digno de ser imitado por nuestros hijos y compatriotas.

Con inmensa gratitud a nuestros afiliados, simpatizantes y votantes, así como la inmensa mayoría de valientes cargos públicos de VOX a lo largo y ancho de España, ¡hasta pronto!».