España

Interior refuerza de urgencia con siete guardias civiles el pueblo del casoplón de Iglesias

El Ministerio del Interior ha decidido reforzar con siete plazas el puesto de la Guardia Civil de Galapagar, donde el líder de Podemos, Pablo Iglesias, tiene ubicado su casoplón. La ciudad de la serranía madrileña se ha convertido de golpe en un lugar estratégico para la seguridad nacional, a tenor de la prisa que se ha dado Interior en cubrir las vacantes que se habían producido, precisamente, porque el destino incluía hacer guardia frente al chalé de Iglesias.

Fernando Grande-Marlaska, titular de Interior, ha decidido dar prioridad a Galapagar, la ciudad donde se encuentra el casoplón de Pablo Iglesias, frente a otros destinos donde tiene presencia la Benemérita. Tanto, que las vacantes de agentes de la Guardia Civil son cubiertas por el Ministerio del Interior con total urgencia, no vaya a ser que Iglesias -que se “emociona” al ver patear a un policía- no quede plenamente satisfecho por el despliegue para proteger su chalé. La cobertura de siete plazas en Galapagar ha salido a toda velocidad a concurso para cubrir de inmediato el boquete generado, precisamente, por las bajas de agentes que no quieren seguir en este destino.

El Boletín de la Guardia Civil así lo acaba de recoger, tal y como muestra OKDIARIO: la cobertura urgente de siete plazas vacantes en Galapagar. Y no sólo eso. El puesto desde el que se nutren las situaciones de emergencia de Galapagar -donde se encuentra la lujosa urbanización La Navata, sede del casoplón del líder de Podemos- es Villalba donde, casualmente, también en Villalba se dotan plazas. En concreto 11 vacantes que también serán cubiertas con total celeridad. Las plazas estarán cubiertas, de hecho, hacia el mes de septiembre.

Boletín de la Guardia Civil

Pero, quizás lo más paradójico es que las plazas de Galapagar empiezan a tener una rotación llamativa precisamente porque no son las más motivadoras del cuerpo. La seguridad estática presente en el chalé de Iglesias incluye un nutrido grupo de agentes en turnos de ocho horas. Agentes que dejan de prestar servicio en la localidad, donde han aumentado los robos y la inseguridad ciudadana. El blindaje montado por el Ministerio del Interior frente al casoplón de Pablo Iglesias e Irene Montero en la urbanización de La Navata, en Galapagar, no es que sea precisamente un destino que seduzca en exceso a los guardias civiles.

Cambios de destino

Recientemente, tres guardias y dos cabos que se encargaban hasta el pasado mes de febrero de la seguridad del domicilio de los dirigentes de Podemos, las 24 horas al día y los siete días de la semana, han dejado de hacerlo.

Los dos cabos solicitaron nuevo destino después de llevar más de dos años prestando servicio en Galapagar. Los tres guardias han cesado de sus actuales funciones. Y a ellos se sumaron de inmediato otros dos compañeros que estaban en cursos de especialización y que, precisamente por los cursos, quedaron habilitados para cambiar de destino. En total, siete agentes de los actualmente implicados en el servicio, sumando los dos cabos, que han causado baja en este destino.

Garita de la Guardia Civil en Galapagar

El servicio de la Guardia Civil en el casoplón de los dirigentes de Podemos es unipersonal: un guardia por turno de ocho horas durante todo el día. Sólo desde finales de enero los agentes disponen de una garita para guarecerse del frío en invierno.

Y es que la visibilidad pública de esta plaza y la carga de trabajo por las exigencias de seguridad del líder de Podemos, ha hecho de Galapagar un puesto con sobrecarga de trabajo para la Guardia Civil.

Ya antes de que Iglesias y Montero establecieran allí su residencia, debía garantizar con escasos medios humanos la seguridad de dos pueblos (Galapagar y Colmenarejo), con casi 45.000 habitantes y 90 kilómetros cuadrados de demarcación, en unas condiciones criticadas por los guardias. Y ahora, además, hay que dar cobertura estática al casoplón de la pareja podemita.

Todo ellos con unos medios más que criticables. Así, por ejemplo, el cuartel carece de armeros para que puedan dejar el arma una vez terminan el servicio, por lo que se ven obligados a depositarla en una simple taquilla o llevársela a su casa con su familia. Las dos mujeres del destacamento no disponen ni siquiera de vestuario femenino.

El Ministerio de Interior decidió el pasado mes de octubre poner vigilancia en el chalet de Iglesias y Montero. Desde entonces, guardias civiles han quedado en exclusiva destinados a este servicio, lo que ha generado una gran polémica en el pueblo.