Interior prepara la orden: los Mossos retirarán urnas y, si se niegan, lo harán Policía y Guardia Civil
Ha llegado la hora de las decisiones. Y el Gobierno tiene claro que el 1-O no puede haber, bajo ningún concepto, una apariencia de referéndum. Y eso implica que donde se pongan urnas con cierta apariencia de oficialidad, serán desmanteladas.
El cuerpo que debe llevar a cabo esta labor está claro: son los Mossos. Es su ámbito de actuación porque tiene esas competencias, fruto del Estatuto de Autonomía de Cataluña. De ahí la importancia de que el control de su legalidad ese día sea férreo y sin fisuras. Pero si, por lo que fuera, se negasen determinados mandos o agentes a trasladar o cumplir las órdenes, o se observase una cierta pasividad en la actuación, el resto de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado presentes en Cataluña adoptará el papel de fuerzas de seguridad pública y control del orden y la legalidad, y procederán a retirar las urnas.
«No se hará si se trata de una parodia o de una caja de cartón sin apariencia alguna de legalidad», destaca una fuente del Gobierno a OKDIARIO. «Pero sí en cuanto se trate de cualquier tipo de urna con cierta apariencia de normalidad y de oficialidad en la votación», añade.
«Estamos convencidos de que los Mossos van a actuar en ese momento según la legalidad. Totalmente convencidos de que no habrá problema en este asunto. Pero si lo hubiera, Policía Nacional y Guardia Civil actuarán en la retirada de urnas. Que nadie lo dude», subraya este fuente oficial.
El primer paso en las prioridades del Ministerio del Interior, de todos modos, pasa por encontrar las urnas. «Tenemos distintas informaciones y tenemos que ver cuáles son correctas con respecto a la ubicación actual de las urnas». Si se consiguen requisar a tiempo, perfecto. En caso contrario, sería cuando debería entrar en marcha el operativo de retirada el mismo día 1 de octubre.
El objetivo final es evitar una fotografía similar a la que los separatistas consiguieron arrancar el famoso 9-N. Y el Gobierno ha respaldado ya al 100% que esa imagen de normalidad no se puede repetir. Que el 1-O, todo lo contrario, debe demostrarse que el Estado está presente en Cataluña y con clara capacidad operativa.
El fuerte contingente de fuerzas enviado en los últimos días con destino a Cataluña mantiene este propósito. Un colectivo de agentes de Guardia Civil y Policía Nacional que sumará la nada despreciable cifra de 3.000 efectivos adicionales. Todos ellos con un único objetivo: garantizar que el independentismo no genere una sensación de control el día del referéndum ilegal.