Un informe del Gobierno rebate el ‘chequevoto’ de 400 €: «Los jóvenes quieren buenos empleos»
Belarra gastó 16.589 € en este informe adjudicado a dedo para conocer «las demandas sociales»
El Ministerio de Belarra admite en plena crisis que no sabe cuántas familias vulnerables hay en España
Los sintecho siguen esperando los kit de comida e higiene que Pablo Iglesias les prometió en 2020
“No me des ayuda sino un buen empleo”. Eso es lo que piensan los jóvenes a los que ha entrevistado el Gobierno. En plena polémica por el bono cultural a modo de cheque de 400 euros para que los jóvenes compren videojuegos y otros productos, OKDIARIO ha tenido acceso a un informe oficial del Ministerio de Derechos Sociales que muestra que los españoles están en contra de los subsidios. El Ejecutivo sabe que el bono cultural y otras ayudas públicas no cuentan con el respaldo de buena parte de la población que los ven como «paguitas».
Se trata del informe titulado Análisis cualitativo de las demandas sociales que deben atender las políticas públicas de apoyo a las familias encargado por Ione Belarra (Podemos) por 15.000 euros mediante un contrato a dedo. Se ha elaborado con información de grupos de discusión con personas de la misma edad e ideología.
El rechazo a las ayudas es alto entre los jóvenes «de izquierdas». Ésos dicen: «El empleo es la principal fuente de ingresos para cubrir las necesidades familiares: ‘No me des ayuda sino un buen empleo’». En todo caso, el informe enfatiza que este grupo «necesitan» las ayudas.
Por otra parte, está el grupo «hombres mayores conservadores». «Demandan más sacrificio a las familias, perciben hoy demasiadas comodidades, tiene nostalgia del pasado» y afirman: “Mis padres tuvieron cuatro hijos y no recibieron nada».
El grupo «mujeres mayores conservadoras» están a favor de un tipo de ayudas, en concreto, las destinadas a la conciliación familiar. «Son conscientes de las dificultades de conciliar, pero premian el sacrificio frente a las ayudas». Pero coinciden: «Hay que intentar buscar un buen trabajo y no vivir de las ayudas».
Por otra parte, los «jóvenes liberales sin hijos/as» que, aseguran, piensan que «la familia es una inversión del Estado». Apoyan ayudas centradas en «fomentar la natalidad» siempre que «no perjudiquen a las empresas».
A continuación, hablan de «progresistas de mediana edad». Para ellos, «el Estado debe establecer marcos legales para que las empresas faciliten la conciliación, prestaciones económicas que habría que controlar». Curiosamente, creen que hay picaresca, personas que aspiran a no trabajar y vivir del subsidio.
Seguidamente, el grupo «mujeres feministas de izquierdas» que creen en «la solidaridad del Estado desde una concepción de derechos»: «Debe obligar a las empresas a adoptar medidas para la conciliación». En cualquier caso, sigue estando arraigada la idea de derechos como trabajador/a y no derechos asociados a otras dimensiones».
Ayudas universales
Los autores del informe lamentan que la sociedad tiene asimilada la idea de que las ayudas llegan por tener empleo y sufrir una pérdida del trabajo. Critican que no está asentadas las ayudas «universales». «La sociedad salarial no llega a ponerse en cuestión, a pesar de un reconocimiento generalizado de las dificultades para cubrir necesidades básicas y atender a familiares dependientes», esgrimen.
«La implementación de ayudas universales requieren todavía de mucha información, pues supone un cambio de paradigma con respecto al imaginario establecido», subrayan. Apostillan que sí ha calado que actualmente «un empleo no es suficiente para garantizar las condiciones de vida dignas o aspiradas». «Esto supone un elemento sobre el que construir discurso en relación a la universalidad de las ayudas», añaden en clara alusión al ingreso mínimo vital o el bono cultural.
«Es llamativo –subrayan– el apoyo a las ayudas a colectivos específicos o con dificultades económicas, la necesidad de controlarlas y la reticencia a las ayudas universales, que oscilan desde una oposición completa a un apoyo de las mismas y con carácter cuasi universal, pero estableciendo un techo». Uno de los encuestados de edad avanzada dice: «Si es el Gobierno es el que se debe hacer cargo de la mayoría, por lo menos que todos nos sintamos implicados, tanto empresarios como el papá Estado, que es quien legisla».
«Fraude salvaje»
Sobre el fraude y la picaresca vinculada a la pobreza se recogen otros textuales: «Invertiría mucho en la detección del fraude, que hoy es salvaje, cuando voy a la reunión del colegio dicen, ‘renovación de las becas, que levante la mano que necesite becas’, y el 80% de la clase levanta mano, con sus viajes en verano, sus coches última gama…»; «Hay mucha picaresca. Hay quien prefiere la paga, una paguita, a nosotros que preferimos herramientas para crear una empresa»; «Aquí es muy típico el que ‘voy a trabajar [irregularmente], pero no me des de alta que pierdo el subsidio’».
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