El hijo adoptado por la okupa de Tenerife relata su drama: «Fui maltratado, me pegaba y me insultaba»
El joven habla para OKDIARIO mientras ella sigue blindándose con menores marroquíes en acogida: «No quiero que el niño que tiene ahora viva lo que yo viví, acabé con una depresión tremenda»
Una mujer vende su casa, luego la okupa y acoge a menores marroquíes para que no la desahucien
«Fui maltratado», con estas palabras resume el que fuera hijo adoptivo de la okupa de Tenerife su infancia y adolescencia junto a ella. Su nombre es Miguel Ángel y durante 16 años vivió con la okupa. No fue una vida sencilla. Asegura en una entrevista con OKDIARIO que vivió episodios violentos y que se le privó de total libertad. Miguel Ángel denunció a su madre de adopción y la Fiscalía de Menores intervino. El organismo decidió retirarle la patria potestad a la okupa y, con 16 años, Miguel Ángel acabó en un centro de menores comenzando una nueva vida lejos de ella. Pese a esos antecedentes, la okupa sigue blindándose con menores marroquíes en acogida: uno convive con ella y otro lo tiene en espera en Marruecos.
Miguel Ángel nació en Tenerife hace 28 años. Hijo de una madre menor de edad, nada más nacer fue entregado a la okupa de Tenerife. Se trata de una ciudadana belga A. R. V. –iniciales de su nombre–. Según relata el hijo que adoptó, ella misma contactó con su madre biológica cuando estaba embarazada y le sugirió que diera a luz en un hospital privado de la isla y allí se lo entregó. «Se le dio un dinero a mi madre biológica, mi adopción no fue legal hasta los 10 años», explica su hijo en una entrevista con este periódico.
La infancia de Miguel Ángel transcurrió entre la casa de su abuela adoptiva en La Laguna (Tenerife) y el piso con vistas al mar de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) que A. R. V. compró, luego vendió y lo okupó de inmediato, nada más firmar el contrato de compraventa, cobrar 50.000 euros y endosar a los compradores su hipoteca de 140.000 euros.
Allí creció Miguel Ángel en unas condiciones penosas. «Nunca veíamos a familiares, tampoco a amigos, no se me permitía salir de casa, estaba encerrado», explica Miguel Ángel. El aislamiento llegaba a tal punto que la okupa de Tenerife -en palabras de su ex hijo adoptado- le revisaba la mochila, le controlaba el registro de llamadas y le quitaba la conexión a Internet. Además, Miguel Ángel narra un episodio tremendo: un hombre que se atrevió a comentar la lamentable situación a la que el menor era sometido por su madre adoptiva sufrió la ira de ella, que la emprendió a pedradas contra él y le rayó el coche.
Miguel Ángel pasó por ocho colegios durante su infancia y adolescencia. «Suspendía todas por lo que estaba viviendo, me castigaba sin comer, menos mal que iba al comedor del colegio porque en la nevera de casa no tenía nada», asegura el que un día fuera su hijo adoptado.
Denuncia
La situación que estaba viviendo el propio Miguel Ángel le llevó con 15 años a denunciar a su progenitora de adopción. Desesperado, el chico le contó a la Policía lo que estaba padeciendo, pero finalmente decidió retirar la demanda porque su madre le prometió que iba a cambiar. No fue así. «Quité la denuncia para nada», lamenta el joven en conversación con este periódico.
No obstante, esa denuncia sirvió para que la Fiscalía de Menores pusiera el foco en este caso. «Mi madre siempre me amenazaba con ir a Fiscalía para meterme en un centro de menores y un día fuimos, me preguntaron y decidí que era mejor irme a un centro de acogida y luego estuve en un piso de Aldeas Infantiles», relata Miguel Ángel.
Tras vivir esta dramática historia, el joven decidió empezar una nueva vida en Reino Unido. Allí, fue al médico y le diagnosticaron depresión. «Estuve tiempo sin saber qué me ocurría hasta que los médicos me dijeron que había sufrido maltrato y me diagnosticaron depresión, he perdido trabajos por ello y no he podido retomar mis estudios», explica con congoja el que un día fuera hijo de la okupa de Tenerife.
Acogida
Si bien a A. R. V. se le retiró a un menor que había adoptado, ahora ella tiene un nuevo niño a su cargo. Se trata de un pequeño marroquí de seis años que ha acogido en régimen de kafala, una figura de acogida propuesta por Marruecos para traer niños a España. Además, la okupa de Tenerife tiene otro menor en el país aluí con el que también está intentando esta figura de acogida.
Actualmente, A. R. V. vive con el menor en la casa que está okupando tras haberla vendido en 2019. Los compradores de su vivienda, José Miguel Cruz y su mujer Rosario le están pagando la hipoteca y gastos de la vivienda cuando no han podido acceder a ella. OKDIARIO tiene en su posesión los documentos que acreditan estos pagos.
No obstante y a pesar de tener toda la documentación probatoria, este periódico ha hablado con la okupa de Tenerife la cual asegura que «fue coaccionada» y niega haber vendido su casa a pesar de que su firma se encuentre el documento notarial. También dice desconocer quién le está pagando su hipoteca y asegura que «sus abogados le dijeron que dejara de pagar».