El Gobierno de Rajoy reforzará la presencia del Estado en Cataluña tras el 21D
El Gobierno tiene entre sus planes reforzar la presencia del Estado en Cataluña, tras las elecciones del 21 de diciembre.
El objetivo es que determinados organismos públicos e instituciones trasladen su sede o tengan representación en la comunidad. El plan incluye una especial atención a la cultura, según explican fuentes conocedoras, con la apertura de museos de ámbito nacional o la celebración de encuentros de instituciones culturales de referencia. La intención es doble: por un lado, dar más visibilidad al Estado en Cataluña, y por otro, a Cataluña en el resto del país.
La idea lleva tiempo sobre la mesa de La Moncloa -incluso hace meses se barajó la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona- pero se aparcó por la escalada independentista que culminó con la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre.
Ahora, se recupera con vistas al nuevo escenario que se abrirá tras las elecciones de este jueves. Tanto si el constitucionalismo logra gobernar, como si lo hace el independentismo, el Gobierno cree necesario hacer un mayor esfuerzo para que las políticas del Estado lleguen a los catalanes.
Una manera de contrarrestar el ruido secesionista que durante años ha campado a sus anchas, alimentado por las estructuras creadas con dinero público por el secesionismo, por medios de comunicación hipersubvencionados y por una presencia especialmente combativa en las redes sociales.
La experiencia del 155
En este sentido, la experiencia del 155 ha resultado decisiva. La activación del artículo constitucional ha servido para comprobar que la presencia del Estado en Cataluña no solo no suscita rechazo sino que se acepta con absoluta normalidad. Sáenz de Santamaría lo ilustró de forma gráfica este lunes, durante su comparecencia en la comisión creada en el Senado para el seguimiento de las medidas: «El procés ha sido un fake en toda regla».
La vicepresidenta consideró que la aplicación del artículo constitucional ha desmontado las «falsedades» de los independentistas, cuya auténtica hoja de ruta era «romper la convivencia, dividir a los ciudadanos y debilitar a la sociedad, con el objetivo de asumir un poder sin límites y sin control», ante su incapacidad de «gestionar lo importante», en referencia a los asuntos que realmente preocupan a los catalanes.
Desde la activación del 155, el Ejecutivo ha ensayado los gestos para darse una mayor visibilidad en Cataluña. Por ejemplo, el delegado Enric Millo ha asumido en ocasiones la ‘voz’ del Gobierno tras la tradicional reunión del Consejo de Ministros, informando desde Barcelona de los acuerdos relativos a la comunidad. Una fórmula hasta entonces inédita.
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