España
Crisis del coronavirus

Armengol condena al turismo de cruceros en Baleares al dejarles sin protocolo por el Covid

El Govern del pacto de izquierdas no ha firmado el protocolo de seguridad frente al coronavirus que permitiría abrir el Puerto de Palma

Las compañías de cruceros suspenden todas sus visitas a Baleares y las desplazan a Canarias, Barcelona, Alicante y Valencia

Baleares se queda sin el turismo de cruceros por el simple hecho de que el Govern de izquierdas, que preside la socialista Francina Armengol, no ha elaborado el protocolo de seguridad frente al Covid-19. Es un puro trámite que permitiría la apertura de los puertos de Baleares a los cruceros tal como ya han hecho otros destinos competidores.

El turismo de cruceros generaba a las Islas Baleares unos 6.000 empleos y unos ingresos superiores a los 250 millones de euros al año, según un estudio realizado por la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Todo esto ha desaparecido con la pandemia y ahora que es posible no se recupera por la tardanza del Ejecutivo balear en elaborar el protocolo.

A todo ello se añade que Baleares es la comunidad española que sufre la mayor recesión, con una caída del PIB en 2020 del 27% frente a la media nacional del 11%. Es también la región donde más se ha disparado el paro. En el mes de marzo registró un 46,9% más de parados que hace un año, el mayor incremento interanual de todas las comunidades.

A pesar de todas estas cifran negativas, de forma incomprensible el Ejecutivo balear no ha aprobado el protocolo para recuperar un turismo de cruceros que podría paliar en parte la difícil situación que viven muchos sectores relacionados con esta actividad turística como son los transportistas, taxistas, guías turísticos, comercios, museos, bares y restaurantes.

El protocolo que debería aprobar el Govern balear es un simple documento que establece las medidas de seguridad frente a la Covid-19 que deben adoptar los buques, los pasajeros y los puertos de las Islas. El Govern se resiste sistemáticamente a elaborar este protocolo sin dar ninguna explicación aunque en el fondo subyace el movimiento contra los megacruceros que surgió en Palma antes de la pandemia y que se concretó en la creación de una plataforma integrada por una veintena de entidades ciudadanas, muchas de ellas vinculadas a las fuerzas del pacto de izquierdas que gobierna en Baleares.

Mientras Baleares rechaza a los cruceristas, los principales puertos del Mediterráneo ya disponen del protocolo que les permite capturar todo el turismo de cruceros que antes recibían las Islas. En 2019 el Puerto de Palma superó por primera vez al de Barcelona en el número de escalas.

Pese a las presiones del sector turístico, el Govern sigue sin elaborar el protocolo, una misión que corresponde a la Conselleria de Salud que preside Patricia Gómez. La consecuencia es que el turismo de cruceros ha desaparecido en Baleares mientras que los puertos de Valencia, Barcelona, Cartagena y Alicante, entre otros, ya lo tienen todo preparado y en breve recibirán los primeros barcos. Canarias ya está disfrutando de este tipo de turismo mientras que el puerto de Barcelona tiene anunciada su apertura para el 24 de junio.

Las compañías de cruceros desvían sus buques a destinos competidores y han suspendido todas sus visitas a Baleares. Estas compañías programan los viajes con bastante antelación y todo indica que las Islas no recibirán ningún crucero durante el presente año y esto a pesar de ser una comunidad donde ahora la incidencia del coronavirus es muy inferior a la de los destinos competidores.

Las compañías de cruceros se ven obligadas a prescindir de Baleares en sus rutas y dirigen toda su programación a los otros puertos de España que ya tienen el protocolo elaborado así como a los de otros países competidores como Inglaterra, Italia, Turquía, Croacia, Grecia e Israel.

Según el estudio realizado por la Universitat Balear, durante 2018 fueron 546 las escalas efectuadas por cruceros en el Puerto de Palma, lo que computa una medida de un crucero y medio cada día. El turismo de cruceros supuso un impacto económico para las Islas de 255 millones de euros, el 1,04% del Valor Añadido Bruto (VAP).

El gasto medio del crucerista fue en 2018 era de unos 120 euros, Cada escala de un crucero en el Puerto de Palma genera unos ingresos de 325.000 euros.