España
Íñigo Errejón

Errejón desvela que se levantaba «con arcadas» los días que tenía reunión con Iglesias

Íñigo Errejón desvela que se levantaba «con arcadas» los días que tenía reunión con Pablo Iglesias en la sede de Podemos cuando empezó a distanciarse del ex líder morado. El hoy líder de Más País ha publicado el Con todo (Editorial Planeta), un retrato íntimo de los bastidores del partido de los círculos donde comenta sus problemas de estómago en determinados momentos.

«Llegó un día en el que el camino es una espiral descendente de mierda. Las ejecutivas eran los lunes. Del tiempo que pasé en América Latina se me jorobó el estómago. Pues me levantaba cada lunes con arcadas. Tenía un auténtico rechazo físico a ir a la sede», escribe.

Ese momento de ruptura total con el entonces número uno de Podemos fue la Nochebuena en el que el pablismo hizo trending topic el lema ‘Íñigo, así no’. «En Nochebuena me encuentro un hashtag en Twitter, #ÍñigoAsíNo. Miles de tuits. Participa toda la dirección afín a Pablo. Él no, pero, como mínimo, consiente. Hablo con él y no me lo niega. Las cosas duelen más cuando les duelen a los tuyos, que están menos acostumbrados y lo viven con más debilidad», relata.

Errejón se pregunta: «¿Qué vocación tenía aquello?, ¿con ese timming?». Y se responde: «En mi opinión, ir desgastando emocionalmente, sin ningún pudor o problema». Según explica el hoy líder de Más País, el equipo de Iglesias llamó, uno a uno, a todos los cargos de Podemos para decirles que tenían que mover el hashtag. «Además de atacarme, asustan a otros compañeros, que tienen que plegarse. Sabes quiénes son los míos y quiénes no», denuncia.

«Yo la verdad es que en lo político acepto prácticamente cualquier cosa, pero en lo afectivo transijo poquísimo. El día del hashtag #ÍñigoAsíNo en plena Nochebuena se cruzó esa línea emocional que no se recupera. Ya estaba claro que en Vistalegre II iba a ser una guerra, pero yo no lo veo claro hasta esas navidades», expone en el libro.

Errejón asegura que hubo muchas «zancadillas» durante esos meses previos y posteriores. Permanecía como portavoz en el Congreso de los Diputados pero no estaba en la sala de máquinas del partido donde se tomaban las decisiones clave. Tuvo que subirse al célebre Tramabús que ideó Juanma del Olmo donde se señalaba a periodistas y empresarios a pesar de que él no compartía el fin de la iniciativa. No obstante, si no comulgaba con la orden de «unidad» daba que hablar dentro y fuera del partido.

No obstante, reconoce que desde la primera campaña de Podemos se conformaron dos caravanas electorales que rompieron en dos al partido. Admite que los mensajes de los mítines del equipo de Iglesias y del suyo no coincidían. A partir de ahí empezó la escalada de discrepancias que acabaron con el pacto de las empanadillas. Según dice, la propuesta de crear Más Madrid con Manuela Carmena no fue esa noche porque la alcaldesa se rompió el tobillo, fue días después. En todo caso, rompieron con Iglesias y lanzaron una nueva entidad política.

No obstante, desvela que, si bien en un momento estaba previsto que se presentara a presidente de la Comunidad de Madrid bajo la papeleta de Podemos, hubo un gesto que le hizo cambiar de opinión: la purga de Rita Maestre y otros cinco concejales morados en el Ayuntamiento de Madrid. Errejón señala que su compañera Rita Maestre era «el cargo público más importante de Podemos», era portavoz del Ayuntamiento de Madrid, pero la formación de Iglesias decidió expulsarla de las siglas que ella había contribuido a construir.

El hoy diputado en el Congreso señala que hubo varios momentos donde Iglesias y él trataron de enterrar las disputas. No fue posible. «Pablo y yo dejamos de quedar en casa de uno y del otro, de cenar juntos, de contactarnos, con lo que perdemos un espacio informal para charlar, negociar diferencias y pactar acuerdos», lamenta. «Perdemos, sobre todo, elementos afectivos para interpretar con buenos ojos lo que llega del otro. No soy capaz de analizar lo que sucede ahí, seguramente un distanciamiento, pero también la dinámica en la que lo orgánico va sustituyendo a lo comunitario».