Independentismo en Cataluña

ERC y JxCAT se pelean ahora por el control de los medios públicos ante las inminentes elecciones

ERC
Gabriel Rufián en su programa junto al director de TV3.
Joan Guirado

Nueva tensión entre los socios de la coalición separatista en Cataluña. Ahora, ERC y JxCAT, se las tienen a cuenta del control de los medios públicos catalanes. Cuando acordaron la coalición, los dos partidos se pusieron de acuerdo para repartirse las direcciones de Televisió de Catalunya y Catalunya Ràdio con personas afines a sus postulados. Pero la incapacidad para renovar la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, interina desde hace años ha provocado que el acuerdo de reparto vigente sea el de cuando ambas formaciones se presentaron conjuntamente por Junts pel Sí.

Entonces, bajo la presidencia de Carles Puigdemont, el PDeCAT -lo que ahora es JxCAT- se quedó la dirección de TV3 y la jefatura de informativos de la radio. En ambos sitios colocaron a personas de su confianza, el separatista valenciano Vicent Sanchis en la tele -reprobado por el Parlament- y Francesc Cano fue ratificado como máximo responsable de los servicios informativos de la emisora pública. En ese reparto a ERC le tocó la dirección de la radio, cargo que ocupa Saül Gordillo, y los informativos de la tele, donde colocaron a David Bassa. Estos nombramientos a dedo han provocado que la falta de diálogo entre ellos haya provocado críticas cruzadas y denuncias de falta de pluralismo o de ataques unos a otros.

La polémica ahora se centra en la radio, tras la salida hace una semana de la conductora del programa estrella ‘El Matí de Catalunya Ràdio’. La separatista Mònica Terribas, que tras la votación de la declaración unilateral de independencia en el Parlament dijo «conectamos con el extranjero» para dar paso a una conexión con los corresponsales de Madrid, anunció por sorpresa que la próxima temporada dejaba de dirigir y presentar el programa de máxima audiencia de la cadena. Nadie se lo esperaba. Tanto que hasta ayer no se conoció su sustituta, la independentista Laura Rosel. En su despedida, Terribas aseguró que no era una decisión estrictamente «personal» y denunció que «la máquina chirría».

Con esas palabras de despedida de una de las comunicadoras más reputadas y cotizadas en Cataluña todo el mundo interpretó que las mismas presiones que se llevaron por delante a su antecesor, Antoni Bassas, habían provocado su huida. Entonces las miradas se dirigieron hacía el director de la emisora, Saül Gordillo, que en un tuit agradeció la labor de Terribas durante siete años al frente del espacio informativo. Pero no sólo las miradas se dirigieron hacia Gordillo, ex director de la agencia pública de noticias, también los dedos. Al día siguiente, en una reunión de la corporación, la presidenta en funciones desde hace años, Núria Llorach, propuso su cese pero el resto de miembros se lo rechazaron. Perdió sin hacer autocrítica. Nadie entendió nada. Y en ERC hubo mucho enfado.

Una ley contra el control

Los trabajadores de los medios públicos catalanes lamentan que, casi un año después de haberse aprobado la nueva ley que regula TV3 y Catalunya Ràdio, todavía no se haya procedido a la renovación de los órganos que las dirigen. La razón recae en que con la nueva ley, ERC, JXCat o cualquier partido que llegue a gobernar la Generalitat, no podrá continuar nombrando a dedo a una persona de su confianza para dirigir la radio y la tele de todos los catalanes. Con la modificación se requiere una mayoría de dos tercios del Parlament, el aval de tres partidos y la necesidad de reunir una serie de requisitos que imposibilitarían la elección por ejemplo de Sanchis, reprobado por el Parlament, pero aún en su cargo, como director de TV3.

Y conscientes de la celebración de unas elecciones autonómicas en Cataluña inminentes, seguramente en octubre pese a que en enero antes de la pandemia se especulaba con que serían a finales de mayo, ni ERC ni Junts per Catalunya quieren perder su cuota de poder en los medios públicos a cambio de favorecer su renovación y que funcionen con total normalidad y a pleno rendimiento. Y es que en un mundo como el actual el factor de los medios juega un papel muy importante.

Con unos medios consumidos mayoritariamente por público independentista, además, el control de lo que sale o quién sale es crucial para que los dos partidos puedan mantener abierta su batalla interna hasta llegar a las urnas. Luego volverán a pactar y se repartirán el pastel como puedan.

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