El desprecio de Sánchez a Guaidó aleja a España de EEUU, Reino Unido o Japón y la acerca a Cuba o Irán

La decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de no reconocer inmediatamente a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela ha provocado que España se alinee con los países que defienden al dictador. La posición española está con Cuba, Rusia, Irán o China, frente a la de las democracias como Estados Unidos, Brasil, Colombia, Canadá o Francia. 

Pedro Sánchez
Mapa de los apoyos de Nicolás Maduro y Juan Guaidó.
Carlos Cuesta

Sánchez acaba de situar a España en una posición peligrosa moral y económicamente con su decisión de no reconocer a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela. Y es que el apoyo a Guaidó se ha convertido en todo un cisma internacional ante las evidencias de violaciones de derechos humanos y políticos prácticas por la dictadura de Maduro. Un cisma que se ha trasladado a la UE, la OEA y Asia, fraccionando el entorno internacional de relaciones diplomáticas y comerciales.

España y algunos grandes países de la UE siguen sin reconocer a Guaidó -argumentando una supuesta neutralidad- en contra de la postura que ya han tomado Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, Reino Unido o Argentina. Una decisión que nos aleja del área de influencia y relaciones comerciales internacionales y nos acerca al entorno de los que apoyan a Maduro: Cuba, Irán o Rusia, por poner algunos ejemplos.

El listado de los principales países que aceptan la proclamación de Guaidó como presidente de Venezuela se alarga de forma notable con otros países como Francia, Italia, Brasil, Gautemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Chile, Albania, Dinamarca, Bahamas, Haití, República Dominicana o Georgia.

El de los apoyos del dictador Maduro, sin embargo es tanto más reducido: en número, en nivel democrático y en desarrollo social y económico: lo componen Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia, Turquía, Siria, Irán o China.
Y eso significa que el asunto Guaidó supera ya la pura cuestión venezolana para convertirse en todo un motivo de elección de bloques.

Y España ha optado por el bloque que no quiere reconocer a una persona elegida constitucionalmente por la Asamblea Nacional de Venezuela anulada y disuelta ilegalmente por el dictador Maduro.

La realidad de esta división y de lo que puede implicar se acaba de vivir en la última reunión de la OEA en Washington este pasado viernes, donde Argentina, Estados Unidos y un nutrido grupo de países respaldaron a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

Otros países, liderados por Cuba o Nicaragua dieron su apoyo a Maduro y tacharon el respaldo internacional a Guaidó de “injerencista” y de apoyo a un golpe de estado de un “dictadorzuelo”.

Los países que salieron en defensa firmaron un documento que deja en evidencia la cobarde postura oficial de la UE -las autoridades europeas no quisieron condicionar la elección de cada Estado miembro y afirmaron respaldaban la legitimidad de la Asamblea Nacional venezolana simultáneamente a negar la elección de Guaidó por esa misma Asamblea-.

Los países liderados por EEUU, Argentina o Chile añadieron a su comunicado que “lamentamos y condenamos enérgicamente las acciones represivas del régimen de Maduro en contra del pueblo venezolano, así como las acciones que han provocado un colapso económico”.
A nadie se le escapa, además, que el colapso social y económico de Venezuela tiene impacto internacional: es el país con mayores reservas de petróleo de todo el mundo.

España, de este modo, ha preferido omitir las violaciones de derechos humanos en Venezuela para situar a España en un grupo de países ajeno por completo a la defensa internacional de los derechos fundamentales y donde, además, la pérdida de peso comercial y político es mas que evidente.

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