Universidad Complutense

Un despliegue policial excepcional permite a Ayuso salir indemne de la encerrona de la Complutense

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  • Ángel Moya/ Luis Miguel Montero

Los 200 efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de Policía Nacional, conocidos familiarmente como Antidisturbios, han permitido garantizar la seguridad en la Universidad Complutense durante el acto en el que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido distinguida este martes con el nombramiento de alumna ilustre por la Facultad de Ciencias de la Información junto a otros profesionales que en su día estudiaron en el centro. Las protestas fuera del centro fueron perfectamente controladas por el despliegue policial excepcional, que ha permitido a Ayuso salir indemne del escrache convocado por la ultraizquierda en la Universidad Complutense. Un veterano agente de la UIP lo resume: «No pudieron hacer lo que querían».

El exitoso despliegue policial «embolsó» a entre 150 y 200 manifestantes en el exterior. El dispositivo policial, formado por cuatro grupos de UIP (Unidad de Intervención Policial) de Madrid, de los que sólo uno de ellos, formado por medio centenar de agentes, estuvo visible a las puertas de la facultad para evitar incidentes con los colectivos de izquierda.  Otros tres grupos de reacción de los antidisturbios permanecieron en reserva cerca de la Ciudad Universitaria listos para intervenir con rapidez si fuera necesario. Los agentes de la UIP formaron el grueso de un despliegue que, como de costumbre, incluyó unidades de Seguridad Ciudadana y miembros de la Brigada Provincial de Información «inflitrados» entre los manifestantes.

La preparación de un dispositivo con un número de agentes tan elevado no es habitual, pero las llamadas de diversos colectivos de izquierda en las redes, sobre todo en Telegram, animando a concentrarse para protestar contra el acto de nombramiento de Ayuso en la Complutense habían alertado a los agentes que prevén incidentes.

De hecho, la protesta fue convocada este martes 24 de enero a las 10:00 horas en las mismas puertas de la Facultad de Ciencias de la Información, coincidiendo con el acto solemne. Pese a que, según los convocantes, se trata de una concentración de denuncia de la falta de democracia en la Universidad y de apoyo a la educación y sanidad públicas, la Policía está convencida de que se trató de un intento de escrache a la presidenta de la Comunidad de Madrid, de ahí el elevado número de agentes destacados para garantizar la seguridad en el recinto universitario.

Además, ninguna asociación o colectivo se ha hecho responsable de la concentración contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, lo que hizo sospechar aún más a los responsables policiales de un intento de boicot al acto. Fuentes de la Delegación del Gobierno de Madrid confirmaron ayer a OKDIARIO que nadie se había dirigido a ellos para comunicar la concentración contra Ayuso en la Universidad Complutense, tal y como exige la normativa.

Precisamente, dentro de los artículos y conceptos de la Ley de Seguridad Ciudadana que pretende derogar el Gobierno y sus socios, se encuentra la obligatoriedad de comunicar cualquier concentración o manifestación a la Delegación del Gobierno pertinente que procederá a autorizar o no la iniciativa.

Una reforma contra la que ya se han pronunciado todos los sindicatos policiales. Los agentes ya han advertido en más de una ocasión que permitir manifestaciones o concentraciones «espontáneas» sin comunicarlo a la Delegación del Gobierno, evitaría que la Policía pudiera garantizar la seguridad de los ciudadanos afectados, de los propios agentes o de los ciudadanos convocantes.

Sin embargo, Ayuso tuvo que asistir al aberrante discurso de Elisa María Lozano, mejor alumna de su promoción de Periodismo con un 9,28 en la Universidad Complutense de Madrid, que al recoger su diploma dijo que no lo rompía porque «es ilegal».

«¡Ayuso, pepera, los ilustres están fuera!», clamó Elisa desde la tribuna de oradores del salón de actos de la Facultad de Ciencias de la Información al terminar su discurso. Un extraño recuerdo a quienes en la calle insultaban a la presidenta de la Comunidad de Madrid con los gritos de  «¡asesina!», «¡terrorista!» y «¡cucaracha!».

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