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GUARDIA CIVIL

Desolación en el GAR de la Guardia Civil: no había tantos muertos en la unidad desde la peor época de ETA

Balance en un mes: un miembro del GAR asesinado en Barbate y dos muertos en el accidente del camión en Sevilla

Desde 1986, cuando ETA mató a 3 agentes de la unidad de élite en sólo 48 horas, no se habían registrado tantas bajas

El 2024 está siendo un año especialmente negro para la Guardia Civil, y en concreto para el Grupo de Acción Rápida (GAR). En lo que va de año, y en el lapso de apenas un mes, la unidad de élite del Instituto Armado ha perdido a tres de sus agentes. Uno de ellos murió asesinado por una narcolancha en el puerto de Barbate (Cádiz), y los otros dos arrollados por un camión en el trágico accidente registrado en la madrugada de este pasado martes en Sevilla.

Los tres eran compañeros destinados en Andalucía en misión contra el narcotráfico. En la unidad recuerdan también con desolación a los otros agentes heridos, seis en total, que elevan el balance de bajas hasta el nivel del peor momento de los años de plomo, cuando ETA mató a tres miembros del GAR en sólo 48 horas de 1986.

En dos meses y medio de 2024, la Guardia Civil ha tenido que llorar a cuatro de sus miembros. Al buceador del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) David Pérez, en Barbate, se le suman otros tres agentes pertenecientes al GAR. Una unidad especial dedicada a la lucha antiterrorista que ahora ejerce de punta de lanza contra el narcotráfico en Andalucía. Son Miguel Ángel González (Cádiz, 39 años), Eneko Lira (Barakaldo, 36 años) y Juan Jesús López (El Ejido, 34 años).

Según explican fuentes de dicha unidad a OKDIARIO, el balance es «desolador», especialmente en el grupo destinado en Andalucía. La unidad tiene en estos momentos un total de nueve bajas: a los tres fallecidos hay que sumarle otros seis heridos. De ellos, algunos tardarán aún un tiempo en recuperarse de sus heridas, como el miembro del GAR que fue arrollado por la narcolancha de Barbate pero salió del agua con vida. Ya en tierra firme, dos compañeros le aplicaron un torniquete con una cuerda náutica, y luego le salvaron de desangrarse con un torniquete profesional que uno de los agentes había adquirido por su cuenta. Aunque cueste creerlo, no forma parte del equipo oficial que les facilita el Ministerio del Interior. El otro herido en Barbate ya se ha recuperado, aseguran estas fuentes.

Mientras, aún es pronto para conocer la evolución de los otros cuatro agentes heridos graves en el accidente de Sevilla. El parte médico es variado, y en él figuran un neumotórax bilateral, afecciones en hígado y páncreas, fracturas en el fémur y politraumatismos.

Días «duros» en el GAR

Tal y como admiten fuentes consultadas en el GAR por OKDIARIO, apenas les había dado tiempo de recuperarse del mazazo de Barbate cuando se han encontrado con esta otra tragedia para la unidad. «Duro» de asimilar para los que se quedan, y «especialmente, para las familias de los que se van, pero también para las del resto», explica un agente de esta unidad. «Las mujeres de los compañeros cada vez están más nerviosas, y hablan mucho entre ellas. Eso se nota en casa cuando te vas a trabajar, se ve el miedo a no volver a verte», señala un miembro de esta unidad de élite.

Para igualar un año tan nefasto para el GAR de la Guardia Civil hay que remontarse a 1986, en plenos años de actividad de ETA en los montes del País Vasco. Zona de operaciones donde se ha bregado este cuerpo de élite del Instituto Armado, responsable de cientos de detenciones y desarticulaciones de la banda.

En aquel 1986, un 26 de junio, ETA colocó una bomba oculta en una zona verde próxima a la casa-cuartel de Aretxabaleta (Guipúzcoa). Dos agentes del GAR que acudieron a inspeccionar la zona al sospechar de movimientos extraños fueron alcanzados de lleno por la explosión del artefacto, activado a distancia. Una trampa en la que fallecieron en el acto el teniente Mateo Isturiz y al guardia civil González Revilla.

Sólo 48 después, y en plena operación antiterrorista para cazar al comando autor del asesinato de sus dos compañeros, miembros del GAR patrullaban a primera hora de la mañana del 28 de junio por la zona de Guetaria. El vehículo en el que viajaban se encontró con otra trampa de ETA, obstinada en aquellos días en golpear al GAR: un comando accionó una bomba colocada en un margen de la carretera, provocando la muerte del agente Muriel Muñoz.

Aquellos tres muertos de 1986 marcaban, hasta ahora, el año más luctuoso para el GAR de la Guardia Civil. La mayoría de los 11 asesinados en acto de servicio que acumulaba la unidad hasta este 2024 se concentraron en los años 80. De esos, sólo dos murieron en el siglo XXI, con la unidad involucrada en misiones militares en el extranjero. Fue en agosto de 2010. El capitán José María Galera Córdoba y el alférez Abraham Leoncio Bravo realizaban una misión en Afganistán, en la base española de Qala-e-Now, cuando un yihadista infiltrado en la policía afgana, para la que trabajaba como chófer, les ametralló con un AK-47.